El impacto de la pandemia en la agricultura se ha sentido fuertemente en la disponibilidad de trabajadores: hay productores que incluso reportan 70% de déficit. El sector está en alerta de cara a las cosechas, y mientras tanto, productores y empresas han tenido que reinventar o adaptar sus procesos.
Fotografía: gentileza de Olivar Export.
Por: Florencia Polanco.
Fideliza Comunicaciones.
Aunque la escasez de mano de obra no es un problema nuevo para la agricultura en el país, los efectos colaterales de la pandemia hace meses que se resienten en el sector. Según una encuesta de la Federación de Productores de Frutas de Chile (Fedefruta), los agricultores frutícolas reportaron entre un 50% y 70% menos de trabajadores para sus faenas en huertos o instalaciones.
Oscar Aliaga
“Comprobamos que en los campos hay mucha menos disponibilidad para trabajar. Tengo miedo cuando tengamos que cosechar”, dice Óscar Aliaga, asesor y productor de cerezos. Pero los agricultores no son los únicos que están preocupados. Michelle Smith, Encargada de Recursos Humanos de la planta de embalaje de frutas Rucaray Los Lirios, cuenta que incluso han “tenido que dejar turnos de proceso sin funcionar”.
Hace un año y medio que el mundo convive con la pandemia, y pese a que la vacunación en Chile está más avanzada y que las restricciones se han flexibilizado por la baja en los contagios, la falta de mano de obra tiene al agro en alerta, aunque se ha adelantado que esta temporada será más compleja que la anterior, donde también hubo déficit. Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), entre octubre y diciembre de 2020 la ocupación en la agricultura llegó a 574 mil plazas, 156 mil menos que 12 meses atrás.
“Históricamente ha habido un problema de baja mano de obra, pero la pandemia fue la gota que rebalsó el vaso. De a poco se reactivó la idea de que las personas pudieran salir de su casa y reintegrarse a su trabajo de campo, pero no ha pasado. Me ha costado mucho encontrar mano de obra”, sostiene Patricio Morales, asesor y productor de cerezos.
Los motivos que explicarían esta “hiperescasez” son varios. En la encuesta de Fedefruta, los productores identificaron como principales factores el temor a perder los apoyos estatales (ver recuadro), la falta de trabajadores extranjeros por el cierre de las fronteras, miedo al contagio, y trabajadoras que no pueden salir de sus casas, porque están al cuidado de los hijos al no haber clases presenciales.
Patricio Morales
“Todo esto genera un alza en los costos que, finalmente, repercute en la productividad”, lamenta Aliaga. De hecho, casi la mitad de los encuestados por Fedefruta (49%) indicó que, si se mantiene la situación de aquí al período estival, tendrá que dejar de cosechar entre un 20% y un 30% de su producción, y un 23%, señaló que entre un 40% y 60%.
En octubre parten las primeras cosechas en el país. Y si bien hay cultivos que se pueden mecanizar, como la uva vinífera, la ciruela D’agen o árboles de frutos secos, no es el caso de mayoría de la fruta fresca. “Estamos con presión, porque en la cosecha no se puede esperar. En la poda me puedo demorar, pero en la cosecha tengo una semana y, si no, pierdo la fruta”, advierte Óscar Aliaga.
Pero mientras tanto se avecina la cosecha, productores y empresas del sector agrícola han tenido que reinventarse para hacerle frente a la falta de mano de obra.
En la planta Rucaray Los Lirios, por ejemplo, han implementado una nueva estrategia para captar trabajadores. No solo tuvieron que subir los sueldos —casi la mitad de los productores debió subir los salarios entre un 20% y un 30%, según la encuesta de Fedefruta—, sino buscar otras formas de reclutamiento y potenciar el uso de redes sociales para fortalecerlo.
Michelle Smith
La Encargada de Recursos Humanos de la planta comenta que, si bien estas iniciativas no solucionan el problema, en parte han logrado mitigar la escasez de trabajadores. “Para este año hemos formado un equipo que se ha dedicado a revisar el proceso completo de reclutamiento y a generar mejoras para poder llegar más preparados a la próxima temporada”, comenta.
Los campos también se están adaptando. Patricio Morales cuenta que, junto con duplicar los sueldos, una estrategia ha sido repensar los horarios. Hoy ofrece trabajar desde las 7 de la mañana de forma continuada hasta las 2 de la tarde, con media hora de colación. “Así, a las personas les queda tiempo para descansar o para estar con sus familias”, dice el asesor. Pese a esto, muchos no aceptan trabajar. Si el problema se extiende hacia la cosecha, añade, “es un riesgo tremendo. Fruta que podría exportarse se terminará quedando en el mercado nacional”.
Por otra parte, también se ha visto un aumento significativo en la solicitud de apoyo financiero para sortear los problemas de mano de obra. José Francisco Larraín, Gerente General de Banagro, sostiene que ya hace algunos años los costos de mano de obra han ido aumentando, pero que “el incremento puede ser aún mayor para la presente temporada”. Esta situación, explica, podría “presionar en mayor medida a las especies menos rentables y a los huertos poco productivos, generando o anticipando un proceso de recambio o reconversión para poder ser sostenibles a futuro, lo cual ya ha incrementado la demanda de financiamientos para hacer frente a esta situación”.
José Francisco Larraín
“Los trabajadores temen perder sus apoyos estatales si firman un contrato de trabajo”, señaló el 92% de los productores que respondió la encuesta de Fedefruta. El asesor Patricio Morales lo ha experimentado. “La gente no quiere que la contrates y trabajar en ‘negro’ para poder obtener los beneficios del gobierno”, dice.
Pero gran parte de este problema, reconocen expertos y el propio gobierno, pasa por la desinformación. Hace algunos días, la Ministra de Agricultura, María Emilia Undurraga, aseguró que “estamos trabajando en informar que no se pierden los beneficios, especialmente el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), con el empleo formal”.
Además del IFE, que no se pierde si una persona obtiene un nuevo trabajo, también existen otros beneficios a los que puede optar un trabajador, como el Subsidio Contrata y Subsidio al Nuevo Empleo; el Subsidio Protege, que entrega apoyo a trabajadores con hijos menores de 2 años; y el Ingreso Mínimo Garantizado.
“Los bonos no son incompatibles con el trabajo. Pero lo que no ha sido positivo es que el Seguro de Cesantía genere una ‘cesantía mentirosa’, porque las personas no quieren trabajar con contrato. Esperemos que esto se resuelva”, dice Aliaga.
Panamericana Sur km.62,9
Casilla 30.
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