En la búsqueda de tener cultivos con menos complicaciones aparece, hace mucho tiempo, esta labor que según algunos investigadores, es tan milenaria que incluso aparece en lecturas bíblicas, aun así es una práctica válida hasta la actualidad. Agronómicamente, un suelo que está en barbecho es aquel que se encuentra en un proceso de acondicionamiento para la especie a establecer, de esta forma se asegura que el banco de semillas y la presencia de malezas de reproducción vegetativa disminuya como antagonista tanto en la recuperación de nutrientes como en el uso de agua y obviamente, energía lumínica.
Antes de la invención del herbicida más icónico desde la revolución verde, el glifosato, el método utilizado para controlar las malezas durante esta actividad era el laboreo mecánico del suelo, sin embargo, hace algunos años ya, la cero labranza irrumpió en nuestro país, desplazando esta práctica, costosa y de baja eficiencia, por el uso de herbicidas pulverizados al rastrojo sobreviviente del cultivo anterior, técnica denomina- da como barbecho químico. La naturaleza de nuestros suelos obligó a retomar el cultivo con movimiento mecánico pero se mantuvo la práctica de la eliminación de malezas con herbicidas, debido a su facilidad de uso y rapidez principalmente.
Los conceptos de mecanismo y modo de acción de los herbicidas son los parámetros más conocidos de estos químicos utilizados en agricultura. No obstante, existen las propiedades físico químicas que proveen información crucial al momento de buscar mayor eficacia y por ende el retorno satisfactorio de la inversión realizada en herbicidas destina- dos al barbecho químico. El mecanismo de acción es el que indica, de forma simplificada, si la molécula en cuestión es capaz de entrar a la planta o no, esto se describe como mecanismo sistémico o de contacto. El modo de acción es el que describe las vías por las cuales se logra la intoxicación de las plantas, fenómeno que puede ser selectivo o no selectivo; en general para un barbecho químico se trabaja con un herbicida no selectivo, sistémico y a este se adiciona otro que ayude en situaciones particulares, por ejemplo, la tolerancia o resistencia a la molécula principal por parte de plantas presentes (o sus semillas) en el sitio del futuro cultivo.
Estos parámetros, son presentados en el cuadro 1, tanto para Glifosato como para los principales acompañantes de esta molécula en un barbecho químico.
Una breve descripción y explicación de cada parámetro es necesaria para la adecuada comprensión, asimilación y uso de esta información.
Cuadro 1. Propiedades físico químicas de los principales herbicidas utilizados en barbechos químicos
Fuente: University of Hertfordshire, UK.
Koc: este valor indica la capacidad del herbicida de adsorberse (asociarse) a los coloides de suelo (Materia orgánica y arcillas). Para su interpretación basta con señalar que moléculas con valores superiores a 500 no presentan movimiento por lixiviación; en términos prácticos estos herbicidas quedan fijos en el suelo y esta cualidad debe ser utilizada para seleccionar aquellos que nos brinden mayor seguridad tanto biológica como económica.
Solubilidad: Es la cantidad de una sustancia (soluto) que se disolverá en otra (solvente), esto está también dado por la temperatura que ayudará o dificultará esta acción, simplificando, es la facilidad con que una parte puede mezclarse homogéneamente con otra, por ejemplo, azúcar y agua. Las plantas poseen en sus hojas una cutícula cerosa, por lo que las moléculas químicas que sean solubles en solventes orgánicos (como la acetona indicada en el cuadro 1), tendrán la facilidad de mezclar- se con esta capa y así entraran con facilidad a la planta.
Fotolabilidad: Es la sensibilidad que presenta una molécula a los rayos ultravioleta, es decir al sol.
Uno de los principales mecanismos de degradación de herbicidas está dado por este parámetro, por lo que para que un producto de este tipo pueda ser utilizado sin incorporación, debe tener una sensibilidad baja de lo contrario no tendrá el efecto buscado en las malezas.
Sensibilidad a pH: Esto nos indica qué tan sensible a la hidrólisis (destrucción de una molécula en presencia de agua) es el plaguicida en cuestión, si la escala de pH va desde lo más ácido con un valor 1 hasta un valor extremo de alcalinidad con 14, debemos conocer cuál es la reactividad de cada componente en el caldo de aplicación logrado en el estanque, por ejemplo, glifosato tendrá una actividad prolongada con un pH 4 pero si se usará como acompañante metsulfurón, la persistencia (durabilidad) de este último será baja ya que sufre de hidrólisis ácida.
Así podemos conocer la facilidad de penetración del producto en las plantas, compatibilidad en estanque, persistencia, cómo se debe acondicionar el caldo y la movilidad de estos plaguicidas en los tejidos, factores decisivos para definir la técnica de pulverización y su calidad. Este concepto involucra la cobertura por alcanzar (gotas/cm2), el tamaño de las gotas (micrones) y la uniformidad de la pulverización.
Con respecto a la mecánica de la aplicación, desde 40 a 200 litros/ha con equipos pulverizadores de arrastre son números comunes en los campos chilenos. Sin embargo, el que siempre funciona y no causa dudas es 80 litros/ha, pero para que esto ocurra, sobre todo cuando se busca tener contacto con pequeños coleoptilos de gramíneas, no se puede usar gotas mayores a 350 micrones y estas son logra- das por las boquillas denominadas en lenguaje coloquial “antideriva” (modelos AVI o CVI) por la capacidad de lograr grandes gotas. Sin embargo, va en desmedro de la “cobertura”, es decir, no dejar espacios donde estas estructuras pequeñas queden sin ser alcanzadas, por ello se recomienda el uso de boquillas de 110° de abanico modelo AXI.
Un problema recurrente en aplicaciones de fitosanitarios, es el uso de agua con coloides en suspensión, debido a que esto inter- fiere en la biodisponibilidad de moléculas con Koc mayores a 500, entonces se deben tomar las precauciones para evitar que estas moléculas no actúen en las plantas debido a esta adsorción.
Concluyendo, el uso y manejo de plaguicidas destinados a el establecimiento de barbechos químicos deben estar funda- mentados no solo en el mecanismo y modo de acción, sino que se debe adicionar mayor información que permita obtener los mejores resultados para los recursos inyectados a cada una de las actividades del cultivo, en este caso la eliminación de malezas. El uso sistemático y sin planificación de herbicidas tuvo como consecuencia la aparición de fenómenos biológicos causantes de tolerancia o directamente resistencia, esto debido a que los seres vivos buscan la forma de perpetuarse en el tiempo y esto se logra a través de vías metabólicas que les permiten escapar a la presencia de estos herbicidas lo que resta herramientas disponibles para el agricultor. Es por esto que, necesariamente, la información disponible para plaguicidas de uso común debe ampliar- se, darse a conocer, analizarse y sacar conclusiones prácticas que permitan mayor eficiencia en el uso, no solo de barbechos químicos, de moléculas químicas que permiten llegar con una buena cosecha al final del proceso de cultivo.
Figura 3 | Agua no apta para el uso con glifosato.
Panamericana Sur km.62,9
Casilla 30.
San Francisco de Mostazal
Sexta Región, Chile
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