Álex Cisternas:
Un accidente en el que perdió sus 2 piernas lo llevó a crear sus propias prótesis, pero ese fue sólo el inicio de una serie de inventos que pretenden ayudar a la mecanización del agro.
Convencido de que la automatización de procesos es un camino ineludible para enfrentar la escasez de mano de obra en el mundo, Álex Cisternas ha dedicado su vida a la creación de robots y máquinas para robustecer la agrotecnología en Chile y otros países.
Por: Florencia Polanco.
Fideliza Comunicaciones.
Álex Cisternas.
Desde siempre Álex Cisternas ha tenido una mente inquieta. Cuando niño, pasaba gran parte de su tiempo fabricando todo tipo de inventos con objetos que encontraba. Hace 23 años, fue precisamente esa mente inquieta la que le cambió la vida. Después de un accidente de auto perdió sus dos piernas y el diagnóstico de los doctores fue tajante como el corte de un bisturí: “cómprate una buena silla de ruedas, porque nunca más volverás a caminar”, lo sentenciaron.
Este inventor autodidacta y oriundo de Chillán podría haberse construido una silla de ruedas con sus manos, pero su creatividad lo llevó más allá: se construyó sus propias prótesis con fibra de vidrio y duraluminio.
Ese invento, que lo puso en pie de nuevo, también fue el primer paso de una trayectoria de innovaciones para aportar con tecnología e innovación a la agroindustria. Por varios años, se dedicó a recorrer distintos países, entre ellos India y Alemania, especializándose en robótica. Hoy es fundador de la empresa Ingeswis, donde comercializa sus máquinas en Chile y en otros países.
Entre sus innovaciones se destaca una máquina cosechadora de arándanos con brazos biónicos que funciona con energía solar. Es un robot que mide tres metros de alto, con cuatro brazos biónicos vibratorios de hasta 25 dedos cada uno. Su principal ventaja es que recoge los frutos del arbusto con la delicadeza de una mano humana.
Para los productores de este berrie esta precisión es fundamental para que la fruta no se dañe. De hecho, el problema que lo inspiró fue la escasez de mano de obra, el que se ha complicado aún más con la pandemia. “Ha dejado al descubierto la vulnerabilidad de la mano de obra. La tecnologización de la agroindustria como nunca en la historia marcará la diferencia entre el éxito y el fracaso”, sostiene.
Él sigue de cerca el desarrollo de la agrotecnología en otros países, que a su juicio avanza a paso firme, pero ve con preocupación que no ocurra lo mismo en la agricultura chilena. “La escasez de mano de obra es un problema global que, teniendo mentes brillantes, no han sabido afrontar en Chile. Como nunca gobiernos y productores se están uniendo para llevar la agrotecnología a un sitial de primer orden, como punta de lanza para una nueva revolución agroindustrial con máquinas y robots que nos den la tranquilidad ante este incierto futuro”, dice el inventor.
Alex Cisternas no usa planos, sino que los dibuja en su cabeza. Va detectando necesidades del sector e imagina cómo abordarlas con agrotecnología.
Un potencial problema para los productores de arándanos, por ejemplo, son las malezas. En Chile existen más de 50 especies y si no se manejan correctamente son predominantes y generan daños: reducen el rendimiento del huerto al competir por nutrientes, luz, espacio y agua. Así que otro de sus inventos propone una solución a esto, especialmente pensada para huertos orgánicos que no utilizan productos químicos. Es un robot que desmaleza solo con vapor de agua, que actúa secando la maleza hasta la raíz.
También se ha especializado en el cultivo de las frutillas. En 2018, creó la primera máquina para despezonar (quitarle la parte verde superior a la fruta) de forma automatizada. Puede despezonar hasta 4 mil kilos por jornada de 8 horas, que equivale al trabajo que hacen 35 personas, por lo que también apunta a mitigar la falta de mano de obra en el sector.
Este tiempo de pandemia también ha sido provechoso para el inventor chillanejo. “Lo último que hicimos fue un carro de cosecha para arándano fresco fabricado en lona anti-impacto para evitar el daño mecánico a los arándanos. Las pruebas de laboratorio indican un 50% menos de daño que al cosechar a mano”, cuenta, y adelanta que está trabajando en un nuevo robot cosechador de frutillas, y también en una despezonadora automática con una capacidad de 50 mil kilos diarios que se fabricará en Estados Unidos y México.
Si bien lleva varios años dedicado al desarrollo de la agrotecnología en el país, cuenta desilusionado que el camino ha sido difícil y que en la agroindustria nacional todavía no percibe una real valoración del cambio que puede significar para el sector introducir más innovación para la automatización de procesos.
“He recibido invitaciones de varios países dispuestos a invertir en desarrollar tecnología para la automatización de procesos y la necesaria inclusión de robots en la cosecha, pero no ha ocurrido lo mismo en Chile”, lamenta.
Su próximo desafío, de hecho, no es en tierra chilena. En los próximos meses dejará el país para radicarse en Estados Unidos, patrocinado por una asociación de productores de fresas, donde lo invitaron a desarrollar un nuevo robot cosechador. “No quiero hacer uno más, quiero el mejor del mundo”, dice.
Panamericana Sur km.62,9
Casilla 30.
San Francisco de Mostazal
Sexta Región, Chile
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