El país mantiene más de 30 tratados vigentes y se posiciona como una de las naciones con la mayor red internacional para la exportación. “Han sido fundamentales, no solo para el crecimiento, sino también para el desarrollo y la mejora de prácticas de producción, estándares de calidad y diversificación de productos”, analiza Felipe Rieutord, tesorero de Fedefruta.
En noviembre comenzó la cosecha masiva de las cerezas chilenas, y con ello se dio el puntapié inicial a la temporada de exportaciones agrícolas, cuyo peak se extiende hasta febrero y continúa desarrollándose hasta abril o comienzos de mayo.
Hoy Chile cuenta con 33 acuerdos comerciales con economías que representan el 85% del PIB global, posicionándose como uno de los países que tienen la mayor red de acuerdos de todo el mundo.
Esta apertura de Chile hacia el mundo se inició con fuerza a partir de 1990, año en que existían 4.125 empresas exportadoras. Tres décadas después, el número aumentó a 7.600, la mitad de ellas pymes, según cifras de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales. A su vez, en estos 30 años las exportaciones distintas del cobre pasaron de US$ 4.648 millones a más de US$ 35 mil millones.
“En los noventa, los tratados de libre comercio eran esperados por todo el país y la fruta chilena tuvo un empuje enorme”, sostiene Felipe Rieutord, tesorero de Fedefruta, quien también destaca lo que ha significado para el desarrollo del “Chile rural”. “Ha logrado el crecimiento fuera de las grandes ciudades y que mucha gente nos quedemos en el campo”, agrega.
De los 33 tratados comerciales que están vigentes en Chile, 19 son acuerdos de libre comercio (TLC). Estos son con Australia, Brasil, Canadá, Centroamérica, China, Colombia, Corea del Sur, Estados Unidos, Hong Kong, Malasia, México, Panamá, Perú, Tailandia, Turquía, Uruguay, Vietnam, junto con el Tratado Integral y Progresista de Asociación TransPacífico (CPTPP o TPP11) y EFTA, integrado por Islandia, Noruega, Liechtenstein y Suiza.
“Los tratados han sido fundamentales, no solo para el crecimiento en términos de hectáreas y volumen de exportaciones, sino también para el desarrollo y la mejora de prácticas de producción, estándares de calidad y diversificación de productos. La fruticultura chilena se ha beneficiado enormemente”, explica el tesorero de Fedefruta, quien analiza las oportunidades y desafíos que la apertura comercial de Chile al mundo trajo para la agricultura.
Podríamos mencionar el crecimiento que ha tenido la industria de la cereza en Chile desde que entró en vigencia el TLC con China, en octubre de 2006. Ese año no teníamos más de 8 mil hectáreas plantadas. Diez años después, en 2016, ya se veían 25 mil hectáreas, y hoy en día -oficialmente- esa cifra supera las 60 mil. Esto, por supuesto, se ha debido a la demanda y las facilidades que existen en el comercio gracias al TLC con China, que es nuestro principal mercado.
Junto con los TLC ha sido muy importante el trabajo del SAG, Fedefruta y Asoex para la apertura de protocolos sanitarios para poder ingresar frutas a distintos países. Siguiendo el ejemplo de China, ha sido importante el ingreso de ciruelas y nectarines, y recién este año se aprobó el ingreso de duraznos y damascos, lo que implica un tremendo impulso a esas especies.
En el caso de la uva de mesa, cuando partió el TLC con Estados Unidos ya teníamos una industria con cerca de 50 mil hectáreas desde Atacama hasta O’Higgins, pero el levantamiento de las barreras arancelarias y el acceso preferencial a un mercado tan grande como el norteamericano nos permitió ser mucho más competitivos, al punto de transformarnos en el principal proveedor del Hemisferio Sur. Naturalmente, ha surgido competencia para Chile, como Perú. Por eso, debemos trabajar para mejorar nuestro posicionamiento, como es el caso de una aprobación del Systems Approach para la fruta que se exporte a Estados Unidos.
Debemos profundizar nuestra oferta en los mercados que tenemos. Por ejemplo, cada ciudad china es del tamaño de Chile en cuanto a población, y eso nos lleva a seguir afianzando relaciones con regiones interiores del gigante asiático. En Estados Unidos nuestra tarea es ser más competitivos y alcanzar mejores resultados.
Creemos también en la profundización en los acuerdos comerciales con países de América Latina. Brasil es un destino realmente enorme, y estamos convencidos de que un crecimiento sería muy beneficioso. También podríamos hablar del Sudeste Asiático, países como Indonesia, Malasia o Vietnam. O bien, el norte de África, donde hay tradición de consumo de fruta mediterránea, además de producción de ellos que podemos complementar en otras fechas del año.
Con India, como mercado objetivo en el corto plazo, se ha avanzado en TLC con bajas arancelarias a muchos productos agrícolas. Ahora se está trabajando en el área logística para poder llegar en plazos más razonables, ya que tiene tránsitos muy largos e impide que algunas frutas logren llegar. Pero ha sido un impulso muy importante para manzanas y kiwis en los últimos años, y está el gran desafío de llegar con cerezas y transformarla en un segundo China.
Hubo un auge en ese tiempo, porque estaba todo por hacer, y Chile tiene una vocación exportadora que no hay que desestimar ni pasar por alto, porque los tratados de libre comercio son el soporte de nuestro progreso como país. Fedefruta trabajó mucho en ese tiempo para abrir los mercados, conseguir que los acuerdos fueran beneficiosos para el campo chileno, y podemos decir que gran parte del desarrollo logrado hasta ahora ha sido debido a esto.
Evidentemente, nos preocupó muchísimo lo lento y los cuestionamientos que hubo al TPP11, recién aprobado en el Congreso en la segunda mitad de 2022. El TPP11 no solo significa más apertura para la fruta chilena en mercados que están involucrados en este acuerdo*, también significa que podremos tener acceso a tecnologías y servicios de países que proveen de herramientas y soluciones de este tipo, algo que, en momentos cuando avanza el manejo del bigdata, smartagro e inteligencia artificial para la optimización en procesos, es muy necesario.
*Los países suscritos al TPP11 son Australia, Brunei, Canadá, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam y Chile.
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