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Un proyecto de lechería familiar:

Entrevista con Hardy Barra, “en el mundo del agricultor nada está escrito”

Desde mediados de la década de los 80 que existe el Fundo Las Parcelas Unidas, ubicado en la comuna de Río Bueno, región de Los Ríos. En esa época, el padre de Hardy Barra compró el campo y decidieron empezar a trabajarlo en conjunto. Poco a poco fueron creciendo y comprando vacas lecheras, y hoy entregan cerca de 900 mil litros anuales a Colun.
En la siguiente entrevista, Hardy Barra nos cuenta cómo ha sido el camino para llegar a las 143 vacas que tienen hoy, qué rol cumple la tecnología y cómo ha sido su experiencia con Coagra Nutrición Animal.

Mi papá compró el campo a mediados de los 80 y empezamos a trabajar juntos en esto. Las cosas se fueron dando de a poco, primero teníamos siembra de trigo y ovejas, y es que en esa época eran muy pocos los que tenían lecherías, porque existía poca información disponible sobre ese rubro.

Con el paso del tiempo nos aventuramos y quisimos ingresar al negocio de la leche, por lo que compramos 20 vacas y éramos nosotros mismos los que las ordeñábamos a mano. Después de uno o dos años empezamos a mecanizar el proceso y a los 3 años ya contábamos con 40 vacas aproximadamente, las cuales eran de 4 mil litros por lactancia.

Hoy, junto a las 143 vacas que tenemos en nuestras praderas, alcanzamos cerca de los 6.500 litros por lactancia. Las ordeñamos 2 veces al día junto a 4 empleados más que tenemos de manera permanente y otros cuantos por jornada.

Gracias a este crecimiento, mecanización y mejora en las razas y genética hoy somos Cooperados de Colun, donde llevamos cerca de 30 años, y esto nos ha permitido ser parte de la industria, lo que sin duda entrega una perspectiva distinta sobre el negocio; genera más ingresos, lo que nos deja más margen para invertir en la lechería.

¿Cómo se ha puesto la tecnología al servicio de la lechería? Con el pasar del tiempo, y los avances tecnológicos, hemos podido incluir tecnología en los distintos procesos. Por ejemplo, contamos con un software computacional donde vamos registrando todo y luego nos entrega una pauta completa para las inseminaciones, también nos muestra los sólidos de cada vaca, se puede controlar la úrea para la alimentación, etc. Yo reconozco que antes lo hacíamos con un cuaderno y un lápiz, pero hoy es mucho más eficiente en el computador. Claro está que siempre se puede hacer más y siempre vamos a tener avances en la tecnología, por eso es importante ir mejorando y aplicando nuevos procesos y productos tecnológicos.

Es así como la tecnología juega un rol importante en la lechería, porque además del uso del software que ordena los registros y marca pautas, se tiene tecnología aplicada en el proceso de la ordeña, alimentación, el trabajo de maquinaria en el campo y otros. En cuanto al trabajo de maquinaria, nosotros siempre hemos tenido tractores y tratamos de ir modernizándonos en la medida de nuestras necesidades y posibilidades. Para nosotros, lo mínimo es contar con tractores, fumigadores, fertilizadores y cargadores frontales. Sin embargo, lo que se refiere a la confección de ensilaje y siembra de maíz, lo externalizamos.

¿Cómo es el proceso de ordeña y alimentación de las vacas lecheras? Todos los días la primera ordeña se hace a las 5 de la mañana. Las vacas no tienen feriados ni fines de semanas, por lo que nosotros nos organizamos en turnos para cubrir todas las ordeñas. Luego, en la tarde, a eso de las 4, volvemos a ordeñarlas. Después de cada ordeña los animales pasan a un patio de alimentación de paso y posteriormente al potrero, donde descansan y comen algo más de lo que les ofrece la pradera. Y es que desde los meses de mayo a septiembre hay que apoyar la alimentación con ensilaje, el resto del año pueden hacerlo directamente desde las praderas.

¿Qué raza de vacas tienen ustedes y por qué eligieron esta genética? Nuestras vacas son Frison potenciadas con Holstein Holandés y llevamos 3 años utilizando semen irlandés. En lo personal, no creo que existan malas vacas, solo vacas inadecuadas para distintos sistemas productivos de las diferentes producciones lecheras. Es decir, una vaca de 6.000 litros podría ser una muy mala vaca en un sistema confinado de EEUU, como también para un pequeño productor que no tiene los recursos forrajeros para alimentarla. Bajo estos parámetros escogimos este tipo de vacas, capaces de producir 6.000 a 6.500 litros por lactancia, con un fuerte consumo de pradera, pero también capaces de responder al consumo de concentrado y uso de ensilaje, con una permanente preocupación de no tener vacas muy pesadas y con una creciente mejora de concentración de sólidos lácteos, parámetro importante en el precio del litro de leche.

¿Cómo ha sido su experiencia con Coagra Nutrición Animal? Afortunadamente ha sido muy buena. Tengo asignado un vendedor, que está siempre preocupado de cómo funciona el concentrado que le damos a las vacas y con él vemos la pauta de alimentación, los ajustes en caso de ser necesarios, etc. Valoro mucho su trabajo y real interés por el cliente, también valoro que Coagra tenga vendedores que son profesionales del área, porque no es tan solo la persona que vende el concentrado sino también su asesoría en nutrición de la dieta de tus vacas. Además que entiende de la problemática, tanto del agricultor como del empresario, porque este trabajo está lejos de ser un paseo de Heidi por los alpes suizos, pero los que estamos acá vivimos y respiramos campo.

Varias veces he recomendado el servicio de Coagra Nutrición Animal, a conocidos y vecinos de acá de la zona, porque yo he tenido resultados bastante buenos con el concentrado; lo que dice la etiqueta se cumple efectivamente, la relación de proteínas y energía también es la que dice el certificado, y lo mejor de todo, es que manejan precios razonables de acuerdo a lo que uno ve en la competencia.

¿Cómo ha sido para la lechería este año en Pandemia? Ha sido un año complicado porque se ha perdido el trato cara a cara. Con el mismo vendedor de Coagra, que viene con la misma frecuencia de antes, ya no tengo contacto directo. Cuando él está acá me llama y conversamos todo por teléfono, en ese sentido todo sigue funcionando igual, pero es distinto no ver a las personas físicamente.

Nosotros como empresa hemos tomado medidas de seguridad para proteger a nuestros trabajadores, evitando que tengan contacto directo entre ellos. Gracias a Dios estamos al aire libre y eso favorece el cuidado también.

La Cooperativa ha tomado bandera con protocolos de seguridad, mails informativos, choferes que cumplen medidas preventivas y otras cosas más. En ese sentido, se ha manejado muy bien y eso me deja tranquilo.

De todas formas, y en cuanto a los resultados económicos, para nosotros ha sido un excelente año, con aumento de producción y una mejora en el precio de la leche, considerando que tenemos esta pandemia al acecho. Por otro lado, hemos manejado un adecuado control de los costos, ya que no basta solo con producir, sino que también hay que ser lo más barato posible, y junto con vacas y pasto es primordial manejar la calculadora y la planilla excel… Lo que no se mide no mejora.

¿Cómo ha sido el crecimiento de ustedes estos últimos años y cómo ves el futuro cercano? Actualmente tenemos una producción de 850 mil litros anuales, que entregamos a Colun, y esperamos llegar a los 900 mil litros de aquí a fin de este año. No ha sido un camino sencillo ni fácil de construir. Nuestra producción anual en estos años ha tenido un aumento sostenido acorde a la producción de forraje, lo que significa pasar de praderas naturales que bordean los 5.000 kilos de materia seca, a 14.000 kilos por año que tiene una pradera artificial con la incorporación de brássicas forrajeras (nabos), maíz forrajero y con incremento creciente en el uso estratégico del concentrado, lo que mejora notablemente la producción por vaca y la cantidad de vacas que puede contener una hectárea.

Si bien nuestra plataforma lechera es de 35 hectáreas, lo que no nos permite crecer más en vacas debido a que no se puede producir más pasto, tenemos otras 50 hectáreas donde producimos ensilaje para llevar a la plataforma lechera. Y gracias a que en esta época se produce el 70% del pasto anual, sumado al concentrado alimenticio que utilizamos, podemos tener más vacas por há que lo común, que es de 1.5 vacas por hectárea.

Debido a todo lo anterior, veo un futuro con optimismo, y si todo sigue bien, podremos seguir trabajando como lo hemos hecho hasta ahora. Por un lado, el negocio no se ve que venga malo, y por otro lado, nosotros queremos seguir creciendo, pero hay que ser eficientes y tenemos que desarrollar el potencial, tanto de nuestro suelos, como el de los animales. Solo así podremos ser competitivos frente a otros rubros y otros agricultores del mundo; tenemos que unir el conocimiento con el trabajo porque cada uno por sí solo no sirve.

Finalmente, pienso que ya el solo hecho de mantenerse vivo es un gran desafío, ya que en el mundo del agricultor nada está escrito; todo depende del precio, clima, equipo humano, etc., pero lo importante es estar atento a los cambios y navegar con el viento a favor. Concretamente aún nos falta utilizar el riego en nuestras praderas, lo que es otra ventana para producir más forraje.

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