A Ignacio Álamos, agricultor y ex piloto de la Fuerza Aérea de Chile, le ha tocado vivir en carne propia las repercusiones de la dramática sequía de los últimos 10 años en la zona de Cabildo, región de Valparaíso. Con producción de paltas, nogales y cítricos, asegura que sus huertos están produciendo a un 80% de sus capacidades productivas normales como promedio, y dependiendo de dónde se sitúen dentro del valle, es el agua con que cuentan y la eficiencia con que producen: “La Mega sequía acabó con un 30% de nuestros huertos”.
Un 60% de sus huertos son producción de Paltas, tanto para exportación como para mercado interno. Se han visto en la obligación de hacer distintas inversiones en tecnología para poder seguir produciendo estos años tan secos, entre ellas, han tenido que construir pozos profundos y embalses plastificados, también cambiar los riegos por aspersión a riego por goteo .
Según los cálculos de Ignacio, los litros requeridos para producir un kilo de Palta son aproximadamente 400, “esto implica disponer, dependiendo de la ubicación en el valle (más cerca del mar o de la cordillera), de aproximadamente 8000 mts/3 de agua por hectárea al año. Es una cifra mediana en el contexto de los frutales que se podrían plantar en la zona. Un kilo de Naranja requiere 300 lts., Un kilo de Limones 350 lts, un kilo de Nueces requiere 1200 lts, Cerezas 1700 lts… Pero a mi entender, el asunto no pasa por estos índices, lo que debemos hacer es desarrollar, de una vez por todas, la matriz hídrica nacional, al igual como se hizo con la matriz de energía”.
Vivimos en un país privilegiado, con más de 1.200 ríos y 3.500 glaciares repartidos en todo el territorio nacional, situándonos como la tercera reserva de agua dulce del mundo. No obstante, son muchas las localidades que han sufrido la sequía de los últimos años, debido a un mal manejo y escasa infraestructura para distribuir el recurso hídrico entre los habitantes.
Ignacio Álamos reconoce “Yo sueño con hacer de Chile lo que por aptitud le corresponde en el contexto mundial. Tenemos, sin lugar a dudas, el mejor y más variado clima del mundo. Somos contraestación del hemisferio Norte, por lo que tenemos que alimentar con fruta fresca, por 6 meses, al sector más poblado y con la mayor riqueza del planeta. Y nosotros, en la Agricultura, somos una actividad con recursos sustentables y renovables”.
Y algo muy importante, Chile cuenta con una potente renovación anual de agua dulce, de las más seguras y grandes del planeta. “Solo se requiere trabajar unidos y sin egoísmos, con sentido país, todos los chilenos, para hacer las obras necesarias en infraestructura de riego, como también, cambios en el mundo financiero que entienda los tiempos y productos a desarrollar, aptos para las Pymes de esta estratégica actividad”.
Ignacio cuenta que, en el plano social, están trabajando junto con el Gobierno, el MOP y la DGA, a través de la mesa hídrica provincial, para asegurar, primero, el consumo de agua humano, y después, el agua para la agricultura. “En esta materia, y lo digo con mucho conocimiento de la situación, en la provincia, ‘nunca’ ha faltado el agua para las personas.
Lo que sí falló fue la inversión del Estado en infraestructura de captación y distribución. Imagínese que en el peor momento de la sequía, en la provincia se usaba más de 3000 lts/seg en agricultura, y dotar de agua a sus 80.000 habitantes bajo las normas de la OMS (150 lts por cada habitante al día), implicaba apenas 150 lts/seg… es decir, un 5% de lo que usamos. Eso deja claro que solo faltaba gestión fiscal, y en eso se ha estado trabajando muy fuerte”. Otro dato interesante que entrega Ignacio es que en esta crisis, los camiones aljibe usados para asegurar el consumo humano de agua, se abastecen de pozos en la misma localidad que tiene el problema. “Esa agua no se saca de otro valle, así de absurdo es, y a un costo tremendo para el Estado. Esto reafirma lo planteado anteriormente, el recurso está disponible y lo que falla es la inversión del Estado. Llevan muchos años sin preocuparse del crecimiento de la población de la provincia. Por esta razón es muy injusto que ahora se culpe a los agricultores como parte del problema, cuando quedó en evidencia que agua hay y solo falta gestión e infraestructura para distribuirla a los habitantes… Chile tiene en su agricultura de exportación la llave para transformarnos en un país del primer mundo, ojalá no desperdiciemos esta oportunidad”.
“Yo creo que las soluciones estructurales importantes deben hacerse como país. Los privados han demostrado con creces, durante esta mega sequía, que sus recursos propios no fueron suficientes para paliar la situación. Los agricultores se empobrecieron mucho y las lluvias de este año dan algún respiro, pero la prioridad sigue siendo construir las obras que permitan trabajar tranquila a esta importante actividad”.
De todas formas, Ignacio agrega que pueden ser inversiones público privadas, “pero tal como el Estado cobra sus impuestos implacablemente, también debe cuidar de dar soluciones estratégicas a los territorios, a fin de que los diferentes sectores de la economía hagan su trabajo. ¿Se imaginan, a modo de ejemplo, que en el sector inmobiliario se construya un edificio en la ciudad y al finalizar la obra le digan que no tendrá disponibilidad de energía para funcionar? Sería impensable. Bueno, ¿por qué entonces la agricultura no puede exigir igual trato?”.
Y es aquí donde, a largo plazo, Ignacio considera imprescindible construir una matriz hídrica nacional, compuesta por carreteras hídricas y plantas desaladoras en el litoral, para asegurar el agua a las ciudades y pueblos del norte. También construir la batería de embalses que requiere esta matriz para embalsar y distribuir el recurso desde su fuente, con los excedentes de los grandes ríos del sur. Ignacio recuerda que durante los siglos pasados, se construyeron miles de kilómetros de canales para distribuir el agua desde la cordillera hasta cada predio agrícola del territorio, “todo este esfuerzo debe ser entendido y valorado por la sociedad Chilena, sus políticos y gobiernos”.
Al preguntarle sobre cómo esperan que sea la temporada que se aproxima, y qué alternativas están trabajando para paliar la situación de la sequía, Ignacio contesta que la alta tecnología en captación y distribución del agua, así como el manejo agronómico que han desarrollado por la crisis, hacen esperable, con lo que ya ha llovido (faltando aún la mitad del invierno), proyectar un año bastante tranquilo en esta materia. “Los agricultores tradicionales volvieron a sus cultivos y para los ganaderos, el pasto abundará en los campos y cerros. Seguiremos trabajando gremialmente para lograr conseguir los ansiados embalses que llevamos solicitando por 80 años”.
Sin embargo, y de acuerdo a cifras entregadas por la DGA, en enero de este año, se tenía que dos tercios de los embalses contaban con menos reservas que el promedio histórico. Ignacio Álamos afirma que el embalse Los Aromos no supera el 20% de su capacidad y Peñuelas el 5%. “Aunque es prematuro hablar del fin del invierno, la situación de las ciudades costeras es aún muy precario. Al interior, la reposición de napas subterráneas ha sido mejor y Aconcagua debería contar con buenos deshielos en primavera, asegurando la agricultura, y por supuesto, el uso humano. La provincia de Petorca tendrá un verano más tranquilo que los años anteriores, pero no podemos bajar la guardia en las obras que se están construyendo en las APR (agua potable rural), para asegurar el suministro a las diferentes localidades”.
Ignacio nació el año 1959 y se crió hasta los 9 años en el campo de sus padres, en la localidad de La Vega, al interior de Cabildo, provincia de Petorca. Desde el año 1892 que su familia vive en ese sector, y él es la cuarta generación dedicada a esta industria… Dos de sus cinco hijos ya se apuntaron a ser la quinta generación. El año 1968 el campo familiar fue expropiado por la Reforma Agraria y se vieron en la necesidad de emigrar a Santiago, junto a sus 8 hermanos. En la capital terminó la Enseñanza Media y posteriormente ingresó a la Fuerza Aérea, donde se formó como piloto militar; “actividad que practicó hasta el día de hoy como piloto civil y donde tengo, desde esos años, grandes amigos aviadores”.
Sin embargo, y luego de tres años en la FACH, se dio cuenta que lo suyo era la Agricultura, por lo que empezó a trabajar en eso durante los fines de semana, con un mediero de un campesino en siembras de papas y maíz; “Ahí descubrí que mi pasión por el campo, era lo que me hacía feliz” reconoce Ignacio.
Después de estudiar se dedicó a emprender; “Me tocó partir de cero, usando créditos cerealeros del Banco Estado para sembrar maíz, fui arrendando tierras y creciendo en siembras. Con el correr del tiempo, pude comprar mi primera parcela y plantarla con limones, así con altos y bajos fui creciendo en estos 38 años de historia hasta conformar los campos de hoy”. Actualmente, Ignacio tiene campos de paltas, nogales y cítricos, como limones y mandarinas.
Ignacio está convencido que la Agricultura es una forma de vida y que estar conectado con la tierra te mantiene sano, equilibrado, cercano a las cosas simples y valiosas de la vida. Compartes con todo tipo de personas y aprendes a valorar al ser humano como individuo. “Tengo grandes amigos campesinos y también empresarios y como en toda actividad humana los hay muy buenos y también malos”.
Panamericana Sur km.62,9
Casilla 30.
San Francisco de Mostazal
Sexta Región, Chile
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