Desde el punto de vista comercial, cuando una plaga es declarada cuarentenaria si es detectada en un huerto esa fruta no puede ser exportada a mercados cuarentenarios, como China, Japón o Estados Unidos. Otra opción es fumigarla, pero esto disminuye la calidad de la fruta, por lo tanto, también su valor comercial.
Ahora bien, pese a que esta polilla de origen europeo ataca principalmente viñedos, su hospedero predilecto, en los últimos años ha migrado a otras especies como el arándano y los ciruelos, cultivos que también son vigilados por el SAG. “Por naturaleza, la Lobesia va a preferir la uva, y si no hay disponibilidad se irá a los hospederos secundarios”, acota Soffia.
En cuanto a la cereza, agrega que “es poco probable que sea un cultivo afectado, porque es de corto período y la plaga tiene que cumplir todo su ciclo para que se establezca”.
Si bien se trata de una plaga cuarentenaria que puede causar importantes daños en la producción, con pérdidas de hasta el 100% de la cosecha, la buena noticia es que en las últimas tres temporadas la detección del insecto ha disminuido, en promedio, un 60% en vides, arándanos y ciruelos.
Según las estadísticas del Servicio Agrícola Ganadero (SAG), en las últimas tres temporadas las detecciones disminuyeron de 141.328 a 8.700 en vides, de 23.143 a 413 en arándanos, y de 4.547 a 312 en ciruelo (ver tabla).
“Es una plaga que está absolutamente bajo control. La mayoría de los agricultores, especialmente los que exportan, tienen muy integrado los planes de control y manejo”, señala Soffia.
Respecto a las estrategias implementadas, la principal son los emisores de confusión sexual. Se trata de dispositivos que emiten una feromona similar a la que produce la hembra para atraer el macho, lo que genera que este se confunda y no logra aparearse. De esta forma, se disminuye la población de la polilla.
“La estrategia de feromona de confusión está bien orientada. Los agricultores quieren reducir residuos, tener menos impacto ambiental y en los seres humanos”, añade Soffia. En ese sentido, señala que la tendencia es correcta y que además se están buscando estrategias complementarias con microorganismos, extractos vegetales o productos que tienen bajo impacto en los enemigos naturales.
En el caso del SAG, están desarrollando nuevas herramientas para el control de la plaga. Por ejemplo, actualmente están realizando pruebas piloto con la técnica del insecto estéril (TIE), que consiste en irradiar insectos de Lobesia Botrana. De esta forma, la polilla se esteriliza y se aparea con los insectos silvestres, pero sin llegar a fecundar, lo que funciona como control de natalidad.
No obstante todos estos avances, para seguir robusteciendo en este plan de control que, hasta el momento, ha mostrado buenos resultados, Soffia adelanta el desafío de contar con más técnicos preparados que sepan monitorear y detectar la plaga. “Si no tenemos personas preparadas es difícil hacer el manejo con este tipo de herramientas. Por lo mismo, debemos hacer el esfuerzo de capacitar”.
Panamericana Sur km.62,9
Casilla 30.
San Francisco de Mostazal
Sexta Región, Chile
