El fenómeno del Niño puede conllevar que las condiciones climáticas no sean las óptimas esta temporada, lo que se suma a una baja acumulación de horas frío a la fecha. Aplicar rompedores de dormancia, un correcto manejo de fitosanitario y una adecuada nutrición serán fundamentales para asegurar una óptima cosecha.
Después del receso invernal, que es cuando las plantas entran en un “sueño profundo” para protegerse de las bajas temperaturas, comienza la salida de dormancia, es decir, los huertos comienzan a activarse metabólicamente.
Este momento es fundamental de cara a la cosecha, ya que las plantas pasan por los distintos estados fenológicos que darán como resultado los frutos: floración, cuaja y madurez precosecha, entre otros. Por lo mismo, se requieren manejos adecuados y específicos para asegurar una buena producción.
Esta temporada tiene una particularidad, y es que se ha registrado una baja acumulación de horas frío promedio, por lo que se proyecta que, en la mayoría de los huertos, se deberán aplicar rompedores de dormancia.
“Cada variedad tiene un requerimiento de frío distinto. Lapins necesita 500 horas, Regina 800 y Cordia entre 900 a 1000. De eso depende lo que hagamos para romper su dormancia, para sacarlas del receso y que esto pueda promover una brotación homogénea y la fenología pueda empezar a avanzar de manera pareja”, explica el asesor de cerezos Patricio Morales. El rompedor de dormancia más comúnmente utilizado es la cianamida hidrogenada.
Por otra parte, esta temporada se proyecta una primavera incierta. Debido al fenómeno del Niño, es posible que se registren condiciones climáticas desfavorables para el correcto desarrollo de los estados fenológicos de las plantas, y por otro lado, afectar la polinización, ya que las abejas necesitan una temperatura mínima para volar. Esto último es especialmente crítico en el caso de las variedades autoestériles, que necesitan polinizarse con otras.
Ante ambos fenómenos, planificar los manejos para la salida de dormancia será fundamental esta temporada, de manera de poder paliar lo más posible los efectos negativos que puedan conllevar
Durante la salida de dormancia es importante realizar un manejo adecuado de plagas y enfermedades de la madera producidas por bacterias y hongos. En el caso de estos patógenos, la humedad y el calor son favorables para su desarrollo.
“El despertar es abrupto. Los nuevos tejidos se desarrollan velozmente, pero durante este proceso dejan la puerta abierta para la entrada de patógenos, tanto de origen bacterial como fungoso”, explica Héctor Díaz, asesor técnico de Tavan Chile. Por lo mismo, dice que mantener los huertos protegidos durante este estado fenológico es fundamental para que el desarrollo del árbol y la producción no se vea afectada por estos ataques.
“Si bien existen herramientas que aminoran la incidencia de bacterias y hongos de la madera durante estos estados fenológicos, esta temporada se recomienda buscar soluciones de acción sistémica, porque combaten las enfermedades tanto por fuera como por dentro de las plantas”, agrega Díaz. También señala que, antes de realizar cualquier aplicación, es importante distinguir si la enfermedad de la madera fue producida por un hongo o por una bacteria, ya que los síntomas a veces pueden causar confusión y realizarse aplicaciones de forma equivocada.
El cáncer bacterial y los hongos plateado, cytospora, calofaeria y eutipa son algunos de los patógenos que atacan a los cerezos. “Como los tejidos van en apertura por efectos de la brotación, se deben proteger muy bien, ya que a la salida del invierno seguimos teniendo días fríos, cristales de hielo o lluvias, para lo cual se pueden realizar aplicaciones de metabolitos secundarios extraídos de microorganismos, alternado con cobres”, agrega Patricio Morales.
Asimismo, uno de los principales problemas que se han reportado en los envíos a China es la presencia de pudriciones en la fruta producidas particularmente por los hongos botrytis y la alternaria, “donde se vuelve muy importante la aplicación de fungicidas en los momentos adecuados de inicio, plena flor, caída de pétalos, caída de chaqueta y frutos cuajados”, agrega Morales.
A su vez, en esta etapa las plantas están susceptibles de plagas de insectos. Un ataque común es el del insecto escamas de San José, el cual se puede controlar con aplicaciones de insecticidas. “Esta plaga es muy agresiva y una vez que se infecta el huerto cuesta limpiarlo y sacar al insecto del huerto”, dice Morales.
Esta temporada también se recomienda estar alerta a los controles de Drosophila suzuki o mosca de alas manchadas, una plaga muy agresiva que se volvió a detectar hace algunos años en Chile. “Esta mosca es capaz de oviponer varias veces en la temporada, generando mucho daño económico. Por lo mismo, los controles se deben hacer cada cinco o seis días como máximo, junto con la aplicación de insecticidas”, dice el asesor.
Para asegurar una óptima condición de la fruta son indispensables los manejos relacionados a la nutrición, condición y calidad de la fruta, los cuales se realizan en la salida de dormancia.
Un primer paso sencillo, pero no menos importante, es el control de malezas, ya que “compiten” con el cultivo en la absorción de nutrientes y agua. Para ello, se recomienda la aplicación de herbicidas residuales para controlar la germinación de malezas anuales y perennes.
Después es necesario suplir los niveles de insuficiencia de elementos minerales en el suelo. Los principales minerales que deben estar equilibrados son el nitrógeno, el fósforo y el potasio. Su aplicación se calcula en función a la producción de cerezas estimada. Posteriormente, se realiza la nutrición foliar, que se aplica en conjunto con los manejos fitosanitarios para el control de plagas y enfermedades.
En la floración se debe aplicar calcio, que ayuda a la firmeza de la fruta, boro y zinc, los cuales mejoran la estructura del tubo polínico. La acción de los tres promueve la formación de frutos firmes, con buenos niveles de materia seca, para que de esa forma la fruta tenga una mejor postcosecha, considerando que viajan, en promedio, 30 días en barco hacia China.
Para lograr buenos calibres, en tanto, Morales recomienda la aplicación de hormonas sintéticas o reguladores de crecimiento, los que en muy bajas dosis tienen un impacto muy potente sobre las plantas y sobre la fruta.
Las aplicaciones se inician en estado de balón, cuando la yema está a punto de abrirse. “Es en este momento y hasta 25 días después de plena flor, que deben realizarse de dos a tres aplicaciones de citoquinina, una hormona que promueve la división celular. Luego, en el inicio de la floración, se aplica la auxina, otra hormona de división celular para fomentar la cuaja”, dice Morales.
Por último, se debe “realizar la aplicación de una tercera hormona sintética, la giberalina, que permite una correcta elongación celular, la que determinará el tamaño final de los frutos. En este caso, se recomienda aplicar 2 a 2,5 ppm por tonelada de fruta estimada producida”, agrega el asesor.
Agrega que la aplicación de reguladores de crecimiento debe ser complementada con aplicaciones foliares de los minerales potasio y fósforo. Explica que mientras el primero permite trasladar agua y azúcares desde las hojas hacia los frutos, el fósforo se relaciona con la síntesis de pigmento, es decir, la toma de color de la fruta, que junto con el calibre es un aspecto fundamental para lograr buenos retornos. “El fósforo también ayuda a reducir la síntesis de polifenoloxidasa, que genera un desorden fisiológico que produce la pérdida de cerezas”, sostiene.
Panamericana Sur km.62,9
Casilla 30.
San Francisco de Mostazal
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