Para quienes viajan por carretera, los terrenos con paneles solares son una postal cada vez más común. Y es que frente al alto crecimiento productivo agrícola, el uso de la energía solar fotovoltaica es una alternativa cada vez más atractiva, ya que es una opción limpia, inagotable y amigable con el medioambiente. Al mismo tiempo, Chile corre con ventaja, ya que es uno de los países con mejor radiación solar.
En esa línea, según estadísticas de Generadoras de Chile, el 2022 cerró con cifras interesantes. Hasta diciembre del año pasado, el país ya tenía una capacidad instalada de 33.218 MW, de la cual el 62% proviene de energías renovables, donde un 24% es solar.
“Hoy Chile es consciente del potencial del uso de las energías renovables. El mercado está en pleno proceso de desarrollo, contando cada vez con más empresas agrícolas interesadas en implementar energía solar en sus procesos productivos”, asegura Luis González, gerente comercial de la empresa Solcor Chile.
Esta compañía implementa proyectos de energía solar desde 2015 en el país, entre ellos, en Agrícola Los Alpes Río y Cecinas Bianchini, ambos en la Región de Valparaíso, y la Viña Santa Cruz, en la Región de O’Higgins, que entre los tres suman una potencia de 801 kWp.
Según explica González, implementar el uso de energía solar en el agro es una inversión a mediano plazo, donde la recuperación de la inversión ocurre, generalmente, entre los 5 y los 6 años. Aunque acota que “es importante considerar que el activo tiene una vida útil estimada de 25 años con un adecuado plan de mantenimiento preventivo”.
A nivel de campo, la energía solar se puede utilizar para varios procesos de la cadena productiva de un cultivo, entre ellos, para alimentar las bombas de agua de riego tecnificado, las maquinarias que realizan la clasificación y empaquetado de la cosecha, los sistemas de refrigeración y enfriamiento y los equipos de calefacción.
“La energía solar ofrece grandes beneficios, como la reducción de los gastos de electricidad, la protección ante las eventuales alzas en las tarifas eléctricas y la mejora en la estrategia empresarial en términos de contribución a la sostenibilidad ambiental”, agrega el gerente comercial de Solcor.
Pero esta no es la única manera de compartir espacio y generar un círculo virtuoso. Junto con tener una alta radiación solar, Chile es un país ventoso, característica propicia para la generación de energía eólica, que actualmente representa el 13% de la capacidad instalada de energías renovables.
Hace dos años, en el Fundo Agua Buena de Colipulli se instaló un parque eólico de 77 torres que generan 273 MW, proyecto liderado por la empresa alemana WPD, quienes les arriendan parte del predio agrícola.
Según cuenta Pedro Nickelsen, socio de la agrícola, si bien todavía no han logrado beneficiarse de la generación eléctrica por temas regulatorios -ya que la energía que se produce debe ir directamente al sistema interconectado-, sí reconoce varios beneficios aledaños.
“Invirtieron en el mejoramiento de 55 kilómetros de caminos ya existentes, haciendo que el campo fuera más eficiente en esos términos. A su vez, tienen cámaras de vigilancia instaladas en las torres, lo que aumentó la seguridad en el campo, un tema importante hoy en día. Y en términos de espacio, estando ya todo construido es bastante marginal”, comenta Nickelsen.
En ese sentido, lo considera una apuesta interesante para los productores que tengan la oportunidad y puedan rentabilizar mejor el campo, ya que parte del arriendo se invierte en los cultivos, generándose así un círculo virtuoso. Otra ventaja que identificó, es el proyecto generó nueva actividad económica en la localidad de Collipulli.
“A cualquier agricultor que le ofrezcan este tipo de proyecto debería hacerlo si se dan las condiciones”, agrega Nickelsen.
Panamericana Sur km.62,9
Casilla 30.
San Francisco de Mostazal
Sexta Región, Chile
