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Mujeres transformado el agro: dos visiones, un propósito

Andrea García (izquierda), directora de Odepa, y Marina Gambardella (derecha), académica de la Universidad Católica, comparten su visión y experiencia como líderes en un sector que poco a poco le abre camino a sus pares.

En abril de 2023, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó el informe “La situación de las mujeres en los sistemas agroalimentarios”. El documento revela que, si bien existen avances importantes, la brecha de género en el sector agrícola sigue siendo un desafío a nivel mundial. Y plantean que una forma de ajustar la brecha es fomentar el liderazgo femenino en el sector.
En ese contexto, conversamos con dos mujeres líderes en el agro chileno, quienes dan su visión sobre los avances y desafíos de género en la agricultura. Ellas son Andrea García, directora de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Ministerio de Agricultura), y Marina Gambardella, académica de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Universidad Católica, reconocida entre las 100 Mujeres Líderes 2023 por su aporte al rubro de la fruticultura desde la genética vegetal y el mejoramiento de berries.


-¿Cuál es su motivación personal para trabajar en el sector agrícola y cómo comenzaron su carrera en este campo?


Andrea García (AG): “Las políticas públicas siempre han sido de mi interés y la pregunta que me motiva a trabajar en el Estado es ¿cómo podemos mejorar la calidad de vida de mujeres y hombres en el sector, con equidad y en forma sustentable?”.


Marina Gambardella (MG): “Desde pequeña tuve un gran interés en la genética. Me fascinaba el mundo de la biología y el conocimiento académico. En mi etapa escolar, tuve una profesora de genética que despertó aún más mi interés. Además, elegí trabajar con especies modelo, como los berries, porque están estrechamente vinculados a la agricultura familiar campesina. Sentí que combinar mis pasiones por la genética y el impacto social sería una motivación fuerte para mí”.


-Como mujeres líderes en el agro, ¿cuál ha sido su mayor logro?


AG: “El mayor logro ha sido coordinar la Estrategia Nacional de Soberanía para la Seguridad Alimentaria y su implementación, con una mirada que considere el enfoque de género”.


MG: “Uno de mis mayores logros ha sido el desarrollo de siete variedades de frambuesa que han tenido un impacto concreto en la industria por ser muy productivas. Además, participé en un proyecto financiado por el gobierno regional de Aysén, donde colaboramos en el desarrollo de la agricultura de berries en la región. Este proyecto ha beneficiado a más de 250 agricultores y ha mejorado sustancialmente sus ingresos”.


-¿Qué desafíos enfrentan las mujeres en el agro?


AG: “Son muchos. Las mujeres en el sector silvoagropecuario han tenido una baja participación histórica. Según cifras del VIII Censo Agropecuario y Forestal (2021), un 31,5% (40.482) de las productoras toman las decisiones principales de su gestión y ejercen el control de las actividades de la Unidad Productiva Agropecuaria (UPA). Los hombres, en cambio, tienen una participación de 68,5%. Las mujeres tienen una baja participación, ya que no cuentan con acceso a la tierra, agua, créditos, infraestructuras de riego, entre otras, lo que ha hecho difícil su incorporación, considerando además que las agricultoras habitualmente tienen una carga que involucra múltiples roles. Bajo este contexto, se ha hecho un trabajo para que las nuevas políticas públicas integren el enfoque de género, ya que por mucho tiempo los concursos públicos eran hechos para hombres. Ahora se incentiva el acceso de las mujeres, con programas especialmente para ellas”.


MG: “Mi visión general es que, como en cualquier campo laboral, el principal desafío es la crianza. Es ahí donde se produce una brecha entre hombres y mujeres. Las mujeres necesitamos estar más tiempo en casa y eso afecta nuestra carrera profesional. Las empresas no deberían dejar de contratar a una mujer solo porque se espera que esté ocupada con los niños. Eso es algo lógico y comprensible. Necesitamos políticas públicas en esa línea, que incentiven la crianza compartida o una mejor distribución de los tiempos entre hombres y mujeres”.


-¿Cuál es aporte de las mujeres en el agro?


AG: “La agricultura hoy no sería posible sin las mujeres que trabajan y aportan en los distintos niveles de la cadena productiva. Antes era un terreno de hombres, se decía que el sector no iba a aceptar mujeres en las directivas. Ha habido dos ministras mujeres y cuatro directoras de Odepa. Las mujeres podemos aportar muchísimo, tenemos una óptica diferente a los hombres que va en beneficio del sector. Estamos trabajando en los liderazgos femeninos, dando más acceso a las jefaturas y fomentando las capacitaciones. Hay una Red Mujeres Líderes en el Estado, que dirige el Servicio Civil”.


MG: “Las mujeres han demostrado una gran responsabilidad y dedicación en el ámbito agrícola. Muestran una gran capacidad de aprendizaje y curiosidad, lo que las lleva a estar en constante desarrollo. Su conexión especial con la naturaleza las hace más activas y comprometidas. Es importante destacar que, en muchos casos, las mujeres son las principales proveedoras en sus familias, por lo que apoyar a las agricultoras y campesinas sería beneficioso tanto para ellas como para la sociedad”.


-¿Qué consejo le darían a las mujeres que quieren dedicarse al agro?


AG: “Que se atrevan, ya tenemos un camino recorrido. Acá las esperamos para continuar juntas. Desempeñarse en el sector de la agricultura en roles de liderazgo no es fácil, ya que es un sector dominado por hombres. Sin embargo, yo soy la cuarta directora de Odepa y es un desafío que las mujeres podamos ejercer distintos tipos de liderazgos y seamos capaces de sobrepasar el estereotipo que existe de cómo debemos comportarnos”.


MG: “El sector agrícola es fascinante y desafiante. Es una carrera que produce alimentos para el mundo y sin ella no podríamos vivir. Aunque no es fácil, genera una gran satisfacción y nos permite conocer diferentes lugares. Mi consejo es que se animen a explorar esta carrera, ya sea desde la academia o como agricultoras, ya que ofrece una riqueza y experiencias únicas que no muchas otras profesiones pueden brindar”.

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Cristián Tagle: “El 90% del éxito o fracaso de un proyecto agrícola depende del suelo”

El ingeniero agrónomo y Area Manager de Agri Technovation Chile explica los beneficios de usar tecnología de precisión para la evaluación del terreno de plantación, entre ellos, contar con datos exactos de todo el campo para tomar decisiones más eficientes respecto a nutrición, riego, entre otros.

En una era donde la tecnología está transformando la manera en que vivimos y trabajamos, la agricultura no es una excepción. Hace un año aterrizó en Chile la empresa sudafricana Agri Technovation, con el ingeniero agrícola Cristián Tagle como su Area Manager y Agustín Verdugo como Gerente Comercial para Latinoamérica.

La apuesta de Agri Technovation Chile es el uso de la tecnología de precisión con foco específico en suelo, una variante que, según nos explica Tagle, no solo influye en el éxito de los proyectos agrícolas nuevos, sino también en el desarrollo y sostenibilidad de los huertos a largo plazo.

¿En qué consiste la tecnología de precisión para suelos?

“La agricultura de precisión consiste en hacer un estudio detallado de la composición física y química del suelo para poder identificar diferentes variables y tomar decisiones inteligentes y con información detallada. También hacemos análisis foliares, somos la única empresa en el mundo que hace análisis de carbohidratos, usamos fotos satelitales y desarrollamos las pick logger, que son tijeras con GPS y pulso para el control de cosechas”.

Una vez que realizan el análisis, ¿qué viene después?

“Con esta información, podemos identificar las limitaciones y fortalezas del suelo para diferentes cultivos. Todos los datos que recogemos van directo a una plataforma que permite hacer análisis comparativos para evaluar la relación entre las plantas y el suelo respecto al balance nutricional”.

¿Qué necesidad vieron antes de iniciar este proyecto en Chile?

“La inspiración fue la falta de avances en agricultura de precisión y estudios de suelo en el país. Queríamos ofrecer un nuevo modelo de negocio que ayude a los agricultores a optimizar sus cultivos y alcanzar su máximo potencial”.

¿Cómo influye esto en la elección de variedades y cultivos?

“Esta tecnología se puede usar en todos los cultivos, tanto frutales, hortalizas, forrajeras, etc. Hemos realizado más de 650.000 hectáreas en 32 países alrededor del mundo. El 50% de los estudios los hemos realizado en proyectos previo a su realización y el otro 50% en proyectos ya establecidos. Podemos brindar recomendaciones sobre cómo preparar el suelo y qué maquinaria utilizar, así como también identificar diferentes sectores de manejo de los campos, sugerir sectores de riego, entre otros”.

¿Por qué es importante realizar evaluaciones precisas del suelo?

“La evaluación del suelo es fundamental para conocer sus características y establecer una base sólida para cualquier proyecto agrícola. Hemos observado que el 90% del éxito o fracaso de un proyecto agrícola depende del suelo. Al tener un conocimiento detallado del suelo, los agricultores pueden tomar decisiones informadas y mejorar la eficiencia de sus cultivos”.

¿Cuán conscientes están los productores sobre la importancia de estas evaluaciones?

“Aún falta mucho conocimiento en la industria agrícola. Algunos productores están más conscientes de la importancia de estas evaluaciones, especialmente las nuevas generaciones que valoran el manejo de datos”.

¿Cómo se realizaban estas evaluaciones antes de que ganara terreno la tecnología de precisión?

“El método convencional, que todavía se utiliza, es hacer calicatas en donde se saca un promedio del campo o del potrero. No obstante, requiere más tiempo, esfuerzo y la información que se puede obtener sobre las características del suelo es limitada. Con la tecnología de precisión se pueden recopilar datos más precisos y detallados sobre el suelo, lo que permite a los agricultores tomar decisiones más informadas y optimizar el manejo de sus cultivos”.

¿Cómo aporta el uso de esta tecnología a la eficiencia hídrica?

“Tener identificadas las distintas limitantes que existen en el suelo nos permite regar de manera más eficiente. En Chile, tendemos a regar más de lo necesario, pero al conocer nuestros perfiles de suelo y las capas limitantes, podemos establecer pautas de riego más efectivas o eficientes. Esto no solo nos ayuda a ahorrar energía y agua, sino que también permite a las plantas absorber mejor los nutrientes y explorar las raíces de manera más efectiva. La agricultura de precisión es una herramienta utilizada a nivel mundial para optimizar el riego y mejorar la productividad”.

¿Qué es lo más desafiante de emprender en el agro según tu punto de vista?

“Lo más desafiante es lograr que los agricultores, sobre todo los más tradicionales, cambien su mirada y se aventuren a probar nuevas tecnologías. Es necesario demostrarles la efectividad y los beneficios de nuestras soluciones para ganar su confianza. Además, el proceso de acompañamiento y mantener la credibilidad a lo largo del tiempo es fundamental. Es un desafío constante brindar un buen servicio y seguir siendo creíbles para que los agricultores continúen confiando en nosotros”.

Una forma interesante de emprender en el agro es traer soluciones que hayan tenido buenos resultados en otros países, adaptándolas a las necesidades.

“Es interesante destacar que no es necesario reinventar la rueda para emprender en el agro. Hay muchas soluciones exitosas en otros lugares que se pueden adaptar y aplicar aquí en Chile. Lo importante es que esta solución sea práctica y que genere mejoras. Hay que proyectar a largo plazo y trabajar arduamente para hacer las cosas mejor”.

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Desafíos 2024 (parte II): Sector lácteo busca revertir caída en la producción deleche y reactivar el crecimiento

Según explica Sergio Niklitschek, Presidente del Consorcio Lechero, este año
elaborarán una estrategia sectorial para reactivar el desarrollo de la industria
láctea. En los últimos tres años, la producción ha disminuido cerca de un 6%.

En términos de productividad, el sector lácteo ocupa un lugar destacado en el
agro chileno, especialmente en las Regiones de Los Lagos y Los Ríos, donde es uno
de los sectores más importantes desde el punto de vista social y generador de
empleo.
No obstante, como muchas de las industrias agrícolas, este sector también
enfrentará importantes desafíos este 2024, siendo el principal revertir la caída en
la producción de leche que ha ocurrido en los últimos tres años. Según detalla
Sergio Niklitschek, Presidente del Consorcio Lechero, esta disminución acumula
un 5,8% de la recepción en planta, lo que ha llevado a un estancamiento en el
crecimiento del sector.
“Para abordar este problema, se está trabajando en la elaboración de una
estrategia sectorial consensuada y colaborativa, que permita identificar las
principales causas de esta situación”, detalla Niklitschek.
Este plan sectorial para revertir el estancamiento de la industria láctea involucra a
diversos actores, como el sector industrial, los gremios de productores, el sector
público, el Ministerio de Agricultura, las empresas de servicios asociadas al
Consorcio Lechero y las universidades, entre otros. “La colaboración y consenso
de todos los eslabones de la cadena láctea es fundamental para lograr resultados
positivos”, plantea.
Existen múltiples razones que podrían explicar que el sector no haya crecido en
los últimos tres años. Algunos de ellos son el alto costo de los insumos, la escasez
de mano de obra especializada, la inestabilidad climática, baja competitividad de
algunos sistemas productivos, mayores exigencias ambientales, exceso de
parcelaciones de campos agrícolas, incertidumbre política, elevadas tasas de

interés en los créditos bancarios, y los problemas de gerenciamiento y sucesión
en los campos.
“Por este mismo motivo, es fundamental realizar un diagnóstico certero de la
situación actual, para contar con una estrategia sectorial que involucre tanto al
sector privado como al público, que permita elaborar una estrategia realista para
impulsar el crecimiento y desarrollo de la industria láctea en Chile”, enfatiza el
Presidente del Consorcio Lechero.
Un bajo crecimiento del sector lácteo, podría tener diversas repercusiones, tanto
para la industria como para el país en general. “Una industria láctea estática o en
decrecimiento, puede afectar el entusiasmo de las nuevas generaciones para
involucrarse en el sector, y también las inversiones y el desarrollo tecnológico
necesario para impulsar la industria”, añade.
Para abordar estos desafíos, se están implementando diversas acciones. Una de
ellas es el programa de Certificación de Predios Lecheros, en línea con el Acuerdo
de Producción Limpia de la Industria Láctea, para garantizar que los productos
lleguen certificados al consumidor final.
“Esto permitirá demostrar y certificar, que la cadena láctea está trabajando con
firmeza y decisión en el ámbito de sustentabilidad, que incluye temas tan
importantes como el calentamiento global, la mitigación de gases de efecto
invernadero, el bienestar animal, el cuidado del agua y recursos naturales”,
detalla Niklitschek.
Otra acción ya en curso a través del programa “Gracias a la Leche” del Consorcio
Lechero, es la difusión de los beneficios de los lácteos.
“Se está impulsando un programa que informe con evidencia científica sobre los
beneficios de los lácteos en todas las etapas de la vida, buscando contrarrestar los
mensajes negativos que muchas veces circulan en las redes sociales y que no
tienen ningún respaldo científico. Con esto, se busca promover los lácteos como
lo que es: un alimento beneficioso y único en su capacidad, que aporta tanto a la
salud como a la prevención de enfermedades”, agrega.

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Antonio Walker: “Para mejorar la calidad de vida en el mundo rural es clave una agricultura próspera”

El presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) hace un repaso por su larga vida dedicada al campo, comparte su análisis sobre los desafíos del sector y también sus recuerdos como ministro de Sebastián Piñera. “Siempre es impresionante que te llame un Presidente para liderar un sector que te apasiona y conoces mucho”, dice.

Es el quinto de nueve hermanos y el único de ellos que ha dedicado su vida a la agricultura en todos sus frentes: la producción, la exportación, la actividad gremial y la gobernanza.

La historia de José Antonio Walker Prieto (62) con el campo es larga. Se remonta a sus seis años, los que atesora y recuerda con claridad. En ese entonces, eran “compinches” con su abuelo materno, Hernán Prieto Subercaseaux, quien lo pasaba a buscar los fines de semana a Santiago para llevarlo a pasear a caballo entre los viñedos del campo familiar en Pirque, donde él y sus hermanos nacieron.

“Esa relación me marcó mucho. Cuando uno le toma el gusto al campo cuando es niño, te queda para toda la vida”, comenta el exministro de Agricultura durante el segundo gobierno del Presidente Sebastián Piñera, y actual presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA).

Ese irrenunciable gusto por el campo empujó al hermano de los exsenadores Patricio e Ignacio, y el senador Matías Walker, a estudiar técnico agrícola en el Inacap, y después ciencias de la fruta en la Universidad Politécnica Estatal de Estados Unidos, gracias a una beca deportiva. Años mozos en los que se estaba gestando un futuro emprendedor y líder agrícola.

“El lema de la universidad era ‘aprende haciendo’. El 25% de la nota se basaba en cómo uno se desempeñaba en el campo”, recuerda hoy. Luego de esa experiencia volvió a Chile y sembró su carrera profesional en una exportadora de frutas, donde estuvo tres años, hasta que el pálpito emprendedor se hizo notar.

Herencia familiar

Con su padre, Ignacio Walker Concha, compraron su primer campo en Teno. Todavía recuerda exactamente la fecha en que, a sus 25 años, se fue a vivir solo a la Región del Maule para empujar este nuevo proyecto que llamaron Agropecuaria Wapri (Walker – Prieto).

“Fue el 2 de mayo de 1988. En ese momento, había una fruticultura de exportación incipiente”, cuenta el exministro, que, al poco andar, se casó y fue padre de seis hijos.

Con su padre comenzaron con la producción de kiwis, manzanas bicolores, cerezas -fueron de los primeros en plantar este cultivo en la zona-, peras asiáticas y también frambuesas. Partieron con 100 hectáreas y hoy Wapri supera las 800. Pero su espíritu emprendedor no se detuvo. Con Rodrigo Balbontín fundó la Agrícola La Matriz en Teno, y con Ramón Achurra la frutícola Río Negro. Con este último adquirió el actual packing Rucaray Los Lirios, y luego la exportadora del mismo nombre.

Su familia es política. Si bien fue Ministro de Agricultura, su vida profesional ha estado, sobre todo, ligada al campo.

“La familia Walker siempre ha tenido una inclinación por el servicio público. Eso también es algo heredado de mi abuelo y de mi padre. Yo canalicé esa vocación a través de la participación gremial. Partí en el año 90 fundando Fruséptima, empujado por Luis Smith, y después fui presidente de Fedefruta, donde me tocó conocer al Presidente Piñera”.

Tras el trágico fallecimiento del mandatario, el pasado 6 de febrero en un accidente en helicóptero en Lago Ranco, Walker escribió en “El Mercurio”: “Como su exministro de Agricultura (2018 – 2021) tuve el privilegio de ser parte de un equipo comprometido con el fortalecimiento y la modernización del sector, esfuerzo que dejó un legado duradero para los agricultores, las zonas rurales y el país”.

¿Cómo conoció al Presidente Piñera?

“Me acuerdo de que lo fui a ver a La Moneda. Yo había hecho un trabajo sobre la fruticultura chilena, el que me hizo enviarle un día antes de la reunión. Por supuesto, el día de la reunión ya se lo había leído completo y lo tenía todo subrayado. Nunca me voy a olvidar, me dijo, ‘este trabajo está muy bien hecho’. Hicimos buenas ‘migas’. No entré en su primer gobierno. Tuve un ofrecimiento de su parte, pero no lo pude aceptar, porque Wapri todavía estaba muy verde. Después, para su segundo gobierno, me llama un día y me dice, ‘Antonio, quiero que seas ministro de Agricultura’. Para mí fue muy importante, porque siempre es impresionante que te llame un Presidente para liderar un sector que te apasiona y conoces mucho. Así que acepté con mucho orgullo”.

¿Qué significó para usted ser Ministro de Agricultura?

“Me realicé mucho. Estuve muy poco en Santiago, me dediqué sobre todo a recorrer las regiones. Yo creo que recorrí Chile tres veces. Y bueno, estuvimos bien evaluados, porque teníamos un equipo muy potente. Creo que hicimos un buen trabajo”.

¿Se arrepiente de haber renunciado al cargo de ministro el último año para postular a la Convención Constitucional?

“En ese momento, pensé, ‘me encantaría representar a la agricultura en un proceso tan importante como la redacción de una nueva Constitución’. Pero yo creo que fue una mala decisión, porque estaba contento en el ministerio, pero sentía a su vez esa responsabilidad con el país que siempre nos inculcó mi padre. Siempre perder una elección duele. Ahí me di cuenta de lo solas que son las campañas, y de lo duro que es ser político. Por Dios que hay que ser valiente para salir a las calles. Pero bueno, todo pasa por algo. Tuve la gran experiencia de recorrer la Región del Maule y de volver al campo”.

Tras la elección volvió a Wapri, pero un año después Cristián Allendes lo llamó para presidir la SNA. “La primera vez le dije, ‘por ningún motivo’. Después me llamó de nuevo, y pensé, ‘acá hay una oportunidad para entregar todo lo que aprendí en el ministerio’”, relata.

¿Cuáles son los principales desafíos del sector?

“Hay seis temas importantes. Uno es la comunicación. La gente no conoce lo que hacen los agricultores, cuando somos una actividad fundamental para descentralizar Chile y alimentar el mundo. El segundo, urgente, es restablecer el orden público y la seguridad. Hoy día en el campo hay un desplazamiento de bandas de crimen organizado, muchos robos y violencia. La droga llegó al campo y hay mucha inseguridad. El tercero es que tenemos que buscar vías de financiamiento para los agricultores que sean acorde a los ciclos de la agricultura. En cuarto lugar, está la infraestructura hídrica. Nos hemos quedado atrás. Dejamos de construir embalses y de invertir en infraestructura de riego. Otro desafío es avanzar hacia una agricultura más sustentable, productora de alimentos saludables, hasta ser una potencia ecoalimentaria. Y el último tema es la migración. Bienvenidos los inmigrantes, pero con visa de trabajo. Estamos convencidos que para mejorar la calidad de vida en el mundo rural es clave impulsar una agricultura próspera”.

Además de estar abocado a su actividad gremial y a sus proyectos agrícolas, en las últimas semanas también ha estado enfocado “en hacer un gran llamado para lograr un acuerdo político para mejorar el orden público y la seguridad, y que ese acuerdo se traduzca en entregarle herramientas a la gente honrada y trabajadora de este país”.

Pese a que la agricultura es un motor de la economía, hay escasez de mano de obra y menos interés por parte de los jóvenes de dedicarse a ese rubro, ¿por qué?

“Eso es verdad y se debe, fundamentalmente, a que a los jóvenes les gusta mucho todo lo relacionado con la tecnología. Por lo mismo, el desafío de la agricultura para reconquistar a los jóvenes es modernizarse. En la SNA tenemos 20 colegios y educamos a más de 12 mil alumnos, y cuando uno visita los liceos puedes ver a niños de 16 años construyendo robots. Son súper tecnológicos”.

¿Cómo se puede dar a conocer mejor lo que hace la agricultura?

“Necesitamos una nueva comunicación sobre el aporte que hace la agricultura a nivel económico y social. Siempre digo que para mejorar la calidad de vida del mundo rural es fundamental la educación, la conectividad, pero sobre todo una agricultura próspera. Por otro lado, tenemos que llegar al 70% de la población que es millenials y que no se informa por los diarios ni la televisión, sino por las redes sociales o los canales digitales”.

Él mismo se ha tomado ese desafío muy en serio. Es un verdadero “influencer” del campo. Tiene más de 19 mil seguidores en su Instagram, donde comparte sus salidas a terreno, su visión sobre el sector y, últimamente, sus recuerdos junto al Presidente Piñera.

El país tiene más de 30 tratados de libre comercio y es una de las naciones con la mayor red internacional para la exportación. ¿Qué desafíos hay en cuanto al mercado?

“Conquistar Asia. Estamos muy consolidados en América Latina, en Estados Unidos y en Europa, pero hay que conquistar India y todavía falta mucho por penetrar en el interior de China, que es un país enorme. También está el gran desafío de conquistar la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN), que son los diez países del sudeste asiático, donde viven 700 millones de personas. Mientras más diversificados tengamos los mercados, más bajo será el riesgo de Chile”.

¿Chile está lo suficientemente posicionado en el exterior o podría ser mejor?

“Chile está catalogado como un país serio. La industria vitivinícola, en ese sentido, ha aportado muchísimo. El vino ha sido un gran embajador de Chile en el mundo y la fruticultura también. Estamos catalogados como un país confiable y el desafío es mantenerlo. Conquistar la confianza de los mercados puede tomar una vida, pero se puede perder en un solo día. Por lo mismo, tenemos que ser muy cuidadosos en el cumplimiento de las buenas prácticas agrícolas”.

La agricultura peruana ha crecido significativamente en los últimos años. ¿Lo ve como una amenaza o una oportunidad para Chile?

“Tenemos que ser complemento de Perú, que lo está haciendo muy bien en muchas especies, y que también ha invertido mucho en infraestructura hídrica. Es un competidor muy importante, por lo que nosotros tenemos que diferenciarnos de ellos con un producto más sofisticado”.

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Daniela Bignotti, la mujer que le dio un nuevo impulso al trigo candeal

A fines de 2023 fue destacada por la Fundación para la Innovación Agraria como “Mujer Agro Innovadora” de la Región de O’Higgins. A la cabeza de un proyecto con tradición familiar, ha logrado articular a más de 150 productores de este cereal. “Antes, nadie visualizaba mucho el trigo candeal, ahora se hace notar”, dice la fundadora de Bigda.

“La sangre tira”, dice el dicho popular. Daniela Bignotti, de 35 años, lo sabe bien. Nacida en la cuna de una familia agricultora con raíces italianas, estudió nutrición y por años se dedicó a la atención de pacientes. Eso, hasta que la pandemia la empujó de nuevo al campo.

Hace más de 50 años, su abuelo paterno fue uno de los primeros agricultores que sembraron trigo candeal en Chile, variedad con la que se fabrican pastas, por lo que creció siendo parte de un proyecto familiar agrícola que perdura hasta hoy.

Aunque con su marido, el ingeniero mecánico Gianfranco Danna, optaron por hacer su propia apuesta, también con el trigo candeal al centro. Esta vez, con un doble propósito: seguir con la tradición familiar y profesionalizar el cultivo de este cereal en la zona centro sur.

Con ese objetivo en la mira, en 2019 se mudaron desde Machalí hasta Chimbarongo para fundar la empresa familiar Bigda, por sus apellidos Bignotti y Danna, la que ofrece tres servicios distintos y complementarios en torno a este cultivo.

El principal es el corretaje de trigo candeal para la empresa Tres Montes Luquetti, donde han logrado formar una red de más de 150 agricultores desde Rancagua hasta Los Ángeles, que juntos reúnen cerca de 2.000 hectáreas cada temporada.

“Los acompañamos desde la siembra hasta la cosecha”, explica Daniela, que además lidera un inédito “Encuentro de trigueros zona central”, que ya lleva dos versiones. En la instancia, donde se analiza cómo se viene la temporada, se reúnen compradores, proveedores y agricultores en torno al cultivo, junto con instituciones como el INIA, el Ministerio de Agricultura, la Conaf, bancos, agroseguros, entre otros.

¿Qué te animó a crear este emprendimiento agrícola?

“Me di cuenta de que los agricultores no se actualizaban lo suficiente y empecé a estudiar el cultivo a fondo, con el objetivo de mejorar la calidad del trigo que se produce en la zona y también poder transferir estos conocimientos a otros agricultores”.

Su capacidad de articulación y liderazgo, precisamente, la hizo merecedora del Premio “Mujer Agro Innovadora” de la Región de O’Higgins 2023. Este reconocimiento, otorgado por la Fundación para la Innovación Agraria, se le entrega a las mujeres que están contribuyendo a fomentar la innovación, a arriesgarse para introducir nuevas estrategias y tecnologías a los procesos productivos, o que se hayan destacado por su capacidad de gestión y liderazgo.

¿Qué sentiste al recibir este premio?

“Estaba muy sorprendida, porque no me lo esperaba. Pero también me dio mucha satisfacción ver que todo el esfuerzo hecho en estos años es reconocido por los frutos que ha dado”.

Daniela no solo ha contribuido a mejorar la relación y la articulación entre los productores de trigo candeal desde la VI hasta la VIII región, sino también a posicionar esta especie en una zona dominada principalmente por los frutales. “Antes, nadie visualizaba mucho el trigo candeal, ahora se hace notar”, asegura la fundadora de Bigda.

Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, en el año agrícola 2022-2023 se sembraron 23 mil hectáreas de trigo candeal, un 56,5% más que el año agrícola anterior. La mayor superficie de esta variedad de trigo está en las regiones del Bío Bío (9.736), O’Higgins (4.589) y Maule (4.179). A su vez, la superficie promedio sembrada en los últimos diez años creció 53% respecto a la década anterior.

Además del corretaje de trigo, en Bigda ofrecen un servicio de drones. “Nos dimos cuenta de que su uso en trigo candeal simplifica mucho labores clave, como son las aplicaciones de fitosanitarios y fertilizantes foliares”, explica Bignotti. Asimismo, crearon un centro de reciclaje para recibir los envases de los productos químicos que se usan en los campos, y de esa forma contribuir a la disminución de la contaminación de los predios y de los canales.

Empuje femenino

Las mujeres juegan un papel fundamental en el agro, no sólo como trabajadoras, sino también como líderes y agentes de cambio en la industria agrícola. Aunque no siempre es tarea fácil para ellas hacerse un espacio en un sector que históricamente fue liderado por hombres. Algo que, según la visión de Daniela, ha cambiado significativamente.

¿Cómo ha sido tu experiencia como mujer en el agro?

“Al comienzo me costó, porque es un sector mayormente ocupado por hombres, muchos de ellos muy tradicionales. Entonces, yo sentía que les chocaba que una mujer joven les hiciera alguna sugerencia. Pero fueron las propias mujeres agricultoras las que me dieron el empuje para que no bajara los brazos. Ahora me siento muy bien y valorada en el rubro. Hoy día hay cariño, hemos formado lazos y siempre trabajamos en base a la confianza”.

¿Sientes que hoy existe más equidad de género en el agro?

“Ahora está mucho más parejo. Incluso en las empresas, donde antes se veía a puros hombres, hoy día se ven muchas mujeres, que están siendo cada vez más valoradas también. Se respeta y valora mucho más su opinión”.

¿Cuál crees que es el aporte que hacen las mujeres al sector?

“Hace poco tuvimos un encuentro de mujeres en el agro y hablamos de este tema. Yo creo que las mujeres solemos ser más planificadas y metódicas, y eso creo que es un buen complemento. Seguimos todo al pie de la letra. También aportamos otro punto de vista. Tener miradas diversas siempre es positivo”.

¿Cómo proyectan el futuro de Bigda?

“Nuestra meta es seguir sumando otros servicios agrícolas relacionados con el trigo candeal, como maquinaria e insumos agrícolas, siempre de la mano de la tecnología”.

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Los flancos abiertos de la fruticultura

Desafíos 2024 (parte I):


Asegurar la disponibilidad de agua, más acceso a financiamiento agrícola, reencantar a la juventud con el campo, mejorar la productividad y abrir nuevos mercados son los retos que Víctor Catán, vicepresidente de Fedefruta, identifica para este nuevo año agrícola.

  1. Certeza hídrica para los productores

Para Víctor Catán un desafío “básico” que este 2024 debe ser prioridad es la seguridad hídrica. “Que los productores tengan la certeza de que podrán regar oportunamente”, puntualiza. Y un aspecto importante de la seguridad hídrica, dice, especialmente a mediano y largo plazo, es la realización de embalses, evitar la sobreexplotación de cuencas, hacer obras civiles en las tomas de los canales y que se implemente tecnología intrapredial para optimizar el agua en los campos.

La realidad hídrica de las zonas, advierte, es dispareja y compleja. “En el norte este invierno no llovió, por lo tanto, algunos de los embalses están con un porcentaje de agua menor al 10% de su capacidad, donde los productores tendrán agua máximo hasta abril”, explica y agrega que una zona crítica es la Región de Coquimbo, que abastece, entre otros, de hortalizas a las grandes urbes en invierno, como la Región Metropolitana.

“También hay que considerar que hay comunidades rurales que viven única y exclusivamente en torno a su agricultura. Sin agua, pierden su fuente de trabajo”, agrega. ¿Cuál es el llamado de atención que le hacen a las autoridades? “En esas localidades del norte ya existen algunos proyectos de desalación. Es necesario dar una alternativa que no dependa exclusivamente de las lluvias. Son obras que tienen alto costo, pero el Estado no ha querido darles la importancia que tienen en términos sociales”, agrega Catán.

Otro efecto de la falta de seguridad hídrica, señala el vicepresidente de Fedefruta, está ocurriendo en la zona centro-norte, que arrastró 14 años de sequía severa, lo que “obligó a algunos agricultores a subdividir y comenzar a vender parcelas “Se está dejando de producir en un terreno muy fértil” sostiene. También cree que es necesario construir nuevos embalses que permitan acumular las lluvias intensas que se han registrado en los últimos dos años, por ejemplo en el Valle Aconcagua, que no tiene embalse, y así no perder ese recurso hídrico. “En los años buenos perdemos el 80% del agua. Es necesario avanzar. Entre 1920 y 1970, en Chile se hicieron 20 embalses, y en los últimos 25 años, se han hecho solo 2 embalses”, señala.

  1. Mayor acceso a financiamiento

La mayoría de los proyectos agrícolas de envergadura necesitan una inversión inicial importante. En esa línea, Catán destaca la participación de bancos que se han especializado en la entrega de préstamos para el sector, pero advierte que “hay poca competencia. Tres bancos se llevan prácticamente el 75% de la torta. Los agricultores son buenos pagadores y entregan buenas garantías, porque la tierra no se deprecia”.

En ese sentido, cree que otro desafío es que los agricultores, sobre todo los medianos y pequeños, puedan tener un mejor acceso a créditos para poder ordenar sus finanzas. “Los grandes pueden acceder a otras alternativas, fondos de inversión, que hoy día está pasando, pero hace falta algo más focalizado en los medianos y pequeños productores”, opina Catán.

  1. Reencantar a la juventud con el campo

La agricultura es uno de los principales motores de la economía chilena, otorgando miles de puestos de trabajo, sin embargo, el vicepresidente de Fedefruta advierte una realidad que no se puede eludir. “Vemos que los chilenos están demostrando un nulo interés por quedarse en el campo y eso nos preocupa demasiado. Y pasa tanto a nivel de trabajadores como a nivel de dueño de los predios. En la agricultura familiar campesina, muchos agricultores ya tienen más de 70 años y no tienen a quién entregarle el bastón”, lamenta, y lo señala como una creciente preocupación en el rubro. Esto no solo por la falta de mano de obra, sino porque para que el sector siga creciendo, al alero de los nuevos mercados internacionales que se están abriendo, se requiere de capital humano.

“Como gremio tenemos un desafío importante, porque nos hemos dedicado mucho a trabajar y poco y nada a mostrar lo que hacemos, existiendo una escasa valoración por el sector debido al desconocimiento de la sociedad, en especial en las grandes urbes” agrega.

Las razones detrás de este “desencanto”, según Catán, es que erróneamente se ha formado un “estigma” hacia el campo en general, como si fuera una profesión de tercera categoría, “cuando es de primera categoría”. Trabajas en un ambiente sustentable, armonioso con el medio ambiente, con la naturaleza, producimos alimentos para alimentar a Chile y al mundo. Nosotros estamos en todas las casas”.

  1. Mejorar la productividad laboral

Optimizar las labores del campo y hacer más ágiles los procesos es otro de los desafíos que identifica para, así, mejorar la productividad laboral y, por tanto, la rentabilidad. “Si vemos la productividad de los trabajadores en otros países, hay casos donde nos triplican”, dice Catán. En esa línea, plantea que la fórmula es aumentar las capacitaciones para que la labor que desempeñan sea cada vez más eficiente. “A veces, tenemos jornadas de trabajo largas en horas, pero bajas en productividad”, añade.

También plantea que en el sector existe “una serie de barreras, tenemos legislaciones que son antiguas, una burocracia estatal que muchas veces hace que los agricultores pierdan gran parte de su tiempo tratando de solucionar problemas de esa naturaleza, y abandonan sus quehaceres y sus obligaciones”.

  1. Seguir abriendo nuevos mercados

Hoy Chile cuenta con 33 acuerdos comerciales con economías que representan el 85% del PIB global, lo que lo posiciona como uno de los países que tienen la mayor red de acuerdos de todo el mundo.

Pero es un camino que, según Catán, hay que seguir ampliando. “Hoy día llegamos a muchos mercados, pero hay otros que no hemos logrado abrir como quisiéramos, por ejemplo, India que ya supera en población a China. Tenemos el mundo árabe, que son aproximadamente 800 millones de personas”, dice.

También considera que ampliar los mercados permite no extremar la dependencia con el gigante asiático. “El problema de hoy es que si China se resfría y estornuda, nosotros tenemos pulmonía”, comenta.

Tener a Perú en la mira, y observar el crecimiento que ha tenido debido a la inversión que ha hecho, también es un desafío. “Pese a todas sus dificultades políticas, ha hecho cosas notables, como infraestructura hídrica, canales que llevan agua desde la sierra al desierto. Nosotros nos estancamos y se requiere un plan nacional robusto, multisectorial, entre los ministerios de Hacienda, Agricultura, Economía, Obras Públicas y Medio Ambiente, donde el Estado se involucre de verdad y permita que el sector privado cumpla su rol económico y social”, sostiene.

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Centro de Gestión Frutícola: la apuesta de Coagra para impulsar la fruticultura

Desde su creación en 2019, han entregado apoyo técnico a agricultores de diversos cultivos  para que aumenten su productividad y mejoren la calidad de su fruta. En cuatro años, suman más de 12 mil hectáreas asesoradas, desde Osorno hasta Quillota. 

La fruticultura chilena ha experimentado un crecimiento importante en los últimos años. El cultivo que lidera con ventaja este empuje es la cereza, especie que en 15 años aumentó su superficie plantada de 10 mil a 60 mil hectáreas.  

Un incremento que también ha implicado una mayor demanda por asesoría técnica, ya que el éxito de un proyecto agrícola depende del volumen y la calidad de la producción. Lo anterior conlleva supervisar cada etapa fisiológica del cultivo y factores como la condición del suelo y las raíces, la fertilización y la nutrición, el control de plagas y enfermedades, el manejo adecuado del riego, entre otros aspectos.  

Atentos a esta creciente necesidad, precisamente, es que Coagra decidió apostar por una iniciativa pionera en el rubro: la creación de un Centro de Gestión Frutícola para entregar apoyo técnico gratuito y personalizado a los agricultores durante toda la temporada. 

Un sello característico del Centro de Gestión Frutícola -creado en 2019 y actualmente desplegado desde Osorno hasta Quillota- es el método que implementan. Para realizar este acompañamiento forman verdaderas “cuadrillas” técnicas, compuestas por asesores especializados en diferentes cultivos, agrónomos zonales de Coagra y los propios productores. 

“De esta forma, los agricultores no solo reciben las mejores recomendaciones de acuerdo a las necesidades específicas de su huerto, sino que esos conocimientos les son transferidos para que puedan optimizar sus propios manejos culturales y seguir incorporándolos a futuro”, explica María Jesús Saldaña, Jefe de Producto de la línea Fitosanitarios y Nutrición Vegetal de Coagra y líder de la iniciativa que contempla un año de asesoría, renovable a dos años. 

Desde sus inicios en 2019, el impacto de este innovador proyecto que busca darle un impulso a la fruticultura nacional ha sido notorio. Ya llevan más de 12 mil hectáreas asesoradas, en cultivos como cereza, paltos, cítricos, avellanos, arándanos, tomates, entre otros. Del total, poco más de 3 mil hectáreas corresponden a cerezos. 

“Tenemos varios casos de éxito que hemos ido documentando. Entre los principales resultados que hemos rescatado está el aumento de la producción y también una mejora considerable en la condición y calidad de la fruta”, complementa Saldaña. 

Otra ventaja es que el Centro cuenta con un completo sistema de monitoreo en terreno con hasta cinco visitas técnicas, lo que permite hacer un seguimiento exhaustivo de las recomendaciones técnicas que entregan los asesores. A su vez, se invita a otros agricultores para que participen y puedan retroalimentarse. 

“Se trata de reunir un grupo de productores con objetivos en común para resolver problemáticas del cultivo, compartir experiencias y entre todos tener un espacio de discusión y de implementación de estrategias, y de esta forma entender mejor el cultivo. Tenemos productores de distintas zonas y variedades y cuando eso se comparte el resultado es súper enriquecedor”, destaca Carlos Tapia, asesor de cerezos que participa en el Centro. 

“Hemos tenido muchas satisfacciones. Para el productor es una muy buena instancia para desarrollarse, para que un proyecto pueda ser viable y rentable en el tiempo”, agrega Patricio Morales, asesor de frutales que también es parte de la iniciativa. 

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El mundo mira a Chile: los acuerdos comerciales que amplían las fronteras del agro

El país mantiene más de 30 tratados vigentes y se posiciona como una de las naciones con la mayor red internacional para la exportación. “Han sido fundamentales, no solo para el crecimiento, sino también para el desarrollo y la mejora de prácticas de producción, estándares de calidad y diversificación de productos”, analiza Felipe Rieutord, tesorero de Fedefruta.

En noviembre comenzó la cosecha masiva de las cerezas chilenas, y con ello se dio el puntapié inicial a la temporada de exportaciones agrícolas, cuyo peak se extiende hasta febrero y continúa desarrollándose hasta abril o comienzos de mayo.

Hoy Chile cuenta con 33 acuerdos comerciales con economías que representan el 85% del PIB global, posicionándose como uno de los países que tienen la mayor red de acuerdos de todo el mundo.

Esta apertura de Chile hacia el mundo se inició con fuerza a partir de 1990, año en que existían 4.125 empresas exportadoras. Tres décadas después, el número aumentó a 7.600, la mitad de ellas pymes, según cifras de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales. A su vez, en estos 30 años las exportaciones distintas del cobre pasaron de US$ 4.648 millones a más de US$ 35 mil millones.

“En los noventa, los tratados de libre comercio eran esperados por todo el país y la fruta chilena tuvo un empuje enorme”, sostiene Felipe Rieutord, tesorero de Fedefruta, quien también destaca lo que ha significado para el desarrollo del “Chile rural”. “Ha logrado el crecimiento fuera de las grandes ciudades y que mucha gente nos quedemos en el campo”, agrega.

De los 33 tratados comerciales que están vigentes en Chile, 19 son acuerdos de libre comercio (TLC). Estos son con Australia, Brasil, Canadá, Centroamérica, China, Colombia, Corea del Sur, Estados Unidos, Hong Kong, Malasia, México, Panamá, Perú, Tailandia, Turquía, Uruguay, Vietnam, junto con el Tratado Integral y Progresista de Asociación TransPacífico (CPTPP o TPP11) y EFTA, integrado por Islandia, Noruega, Liechtenstein y Suiza.

“Los tratados han sido fundamentales, no solo para el crecimiento en términos de hectáreas y volumen de exportaciones, sino también para el desarrollo y la mejora de prácticas de producción, estándares de calidad y diversificación de productos. La fruticultura chilena se ha beneficiado enormemente”, explica el tesorero de Fedefruta, quien analiza las oportunidades y desafíos que la apertura comercial de Chile al mundo trajo para la agricultura.

¿De qué manera los tratados de libre comercio han favorecido el crecimiento de la agricultura?

Podríamos mencionar el crecimiento que ha tenido la industria de la cereza en Chile desde que entró en vigencia el TLC con China, en octubre de 2006. Ese año no teníamos más de 8 mil hectáreas plantadas. Diez años después, en 2016, ya se veían 25 mil hectáreas, y hoy en día -oficialmente- esa cifra supera las 60 mil. Esto, por supuesto, se ha debido a la demanda y las facilidades que existen en el comercio gracias al TLC con China, que es nuestro principal mercado.

Junto con los TLC ha sido muy importante el trabajo del SAG, Fedefruta y Asoex para la apertura de protocolos sanitarios para poder ingresar frutas a distintos países. Siguiendo el ejemplo de China, ha sido importante el ingreso de ciruelas y nectarines, y recién este año se aprobó el ingreso de duraznos y damascos, lo que implica un tremendo impulso a esas especies.

¿Y en el caso de la uva de mesa?

En el caso de la uva de mesa, cuando partió el TLC con Estados Unidos ya teníamos una industria con cerca de 50 mil hectáreas desde Atacama hasta O’Higgins, pero el levantamiento de las barreras arancelarias y el acceso preferencial a un mercado tan grande como el norteamericano nos permitió ser mucho más competitivos, al punto de transformarnos en el principal proveedor del Hemisferio Sur. Naturalmente, ha surgido competencia para Chile, como Perú. Por eso, debemos trabajar para mejorar nuestro posicionamiento, como es el caso de una aprobación del Systems Approach para la fruta que se exporte a Estados Unidos.

¿Qué países sería interesante explorar para generar nuevos tratados?

Debemos profundizar nuestra oferta en los mercados que tenemos. Por ejemplo, cada ciudad china es del tamaño de Chile en cuanto a población, y eso nos lleva a seguir afianzando relaciones con regiones interiores del gigante asiático. En Estados Unidos nuestra tarea es ser más competitivos y alcanzar mejores resultados.

Creemos también en la profundización en los acuerdos comerciales con países de América Latina. Brasil es un destino realmente enorme, y estamos convencidos de que un crecimiento sería muy beneficioso. También podríamos hablar del Sudeste Asiático, países como Indonesia, Malasia o Vietnam. O bien, el norte de África, donde hay tradición de consumo de fruta mediterránea, además de producción de ellos que podemos complementar en otras fechas del año.

Últimamente, también se insiste bastante en India.

Con India, como mercado objetivo en el corto plazo, se ha avanzado en TLC con bajas arancelarias a muchos productos agrícolas. Ahora se está trabajando en el área logística para poder llegar en plazos más razonables, ya que tiene tránsitos muy largos e impide que algunas frutas logren llegar. Pero ha sido un impulso muy importante para manzanas y kiwis en los últimos años, y está el gran desafío de llegar con cerezas y transformarla en un segundo China.

En términos de apertura de nuevos tratados, durante los 90 hubo un auge, ¿nos estancamos?

Hubo un auge en ese tiempo, porque estaba todo por hacer, y Chile tiene una vocación exportadora que no hay que desestimar ni pasar por alto, porque los tratados de libre comercio son el soporte de nuestro progreso como país. Fedefruta trabajó mucho en ese tiempo para abrir los mercados, conseguir que los acuerdos fueran beneficiosos para el campo chileno, y podemos decir que gran parte del desarrollo logrado hasta ahora ha sido debido a esto.

Este año, el TPP11 estuvo en el centro de la discusión.

Evidentemente, nos preocupó muchísimo lo lento y los cuestionamientos que hubo al TPP11, recién aprobado en el Congreso en la segunda mitad de 2022. El TPP11 no solo significa más apertura para la fruta chilena en mercados que están involucrados en este acuerdo*, también significa que podremos tener acceso a tecnologías y servicios de países que proveen de herramientas y soluciones de este tipo, algo que, en momentos cuando avanza el manejo del bigdata, smartagro e inteligencia artificial para la optimización en procesos, es muy necesario.

*Los países suscritos al TPP11 son Australia, Brunei, Canadá, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam y Chile.

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“Emprendedores del cielo”: hermanos fundan empresa de drones para el agro

Los peuminos Benjamín y Josefa Rieutord se unieron para impulsar esta tecnología de precisión en los campos, la cual permite realizar aplicaciones fitosanitarias a alta velocidad de avance sin dañar los suelos. Además de cubrir una hectárea en poco más de cinco minutos, este método usa un 90% menos de agua que las opciones más convencionales. “Es una tecnología que llegó para quedarse”, aseguran.

Cuando una plaga es detectada en un campo, se encienden todas las alarmas y es necesario actuar rápidamente. En la última década, se han desarrollado diversas tecnologías para hacerle frente a este desafío, pero una que ha ido ganando terreno son los drones pulverizadores, los cuales son utilizados en distintas industrias, incluyendo la agricultura.

Es el nicho que los hermanos Benjamín y Josefa Rieutord supieron aprovechar, primero certificándose para aprender a sobrevolarlos y luego fundando el emprendimiento Riagro Drone. Ambos son de la zona de Peumo, tienen 37 y 34 años, y vienen de una larga tradición agrícola y de emprendimiento familiar.

“Toda la vida hemos estado ligados al campo. Durante generaciones nuestra familia ha sido productora de frutas en la región de O’Higgins, por lo que nuestra infancia fue siempre en  torno a la agricultura”, cuenta Josefa, gerente comercial y socia del proyecto.

La historia se remonta al año 2017. En ese entonces, con Benjamín a la cabeza, el emprendimiento se enfocaba en la prestación de servicios a los campos con motos herbicidas.

“Era un trabajo súper lento y sacrificado. A veces, pasaba seis horas sin interrupción arriba de la moto junto con mis operadores, y para hacer 20 hectáreas diarias”, recuerda el fundador y gerente de posventa.

Pero, tres años después, surgió la opción de optimizar el servicio usando un dron agrícola para pulverizar, cuya promesa era lograr abarcar seis hectáreas en una hora.

“En esos años, era novedoso y arriesgado, porque no se veían muchos drones volando en los campos, pero era una tremenda oportunidad, porque existía la posibilidad de aplicar otro tipo de productos fitosanitarios y logrando abarcar hasta 30 hectáreas diarias en un par de horas”, relata su hermana y socia.

El reto, como suele ocurrir con los emprendimientos en el agro, era lograr introducir esta tecnología -que es de alta precisión- en los campos. Para ello, aprovecharon la confianza adquirida con los productores con los que ya habían trabajado anteriormente, ofreciéndoles esta nueva apuesta. Luego, dejaron actuar el “boca a boca”.

“En tres temporadas, ganamos cientos de hectáreas de experiencia en aplicación con tecnología de precisión, hasta que a fines del 2022 nos ofrecieron ser distribuidores autorizados de drones agrícolas de la marca DJI”, agrega Benjamín, hito que marcó el nacimiento oficial de Riagro Dron.

¿Qué necesidad identificaron que los animó a emprender con este proyecto?

(Josefa) “Nuestras primeras aplicaciones siempre fueron por una urgencia relacionada a una plaga que estaba afectando algún huerto. Necesitaban atacarla rápido y con el tractor no avanzaban tanto. Ahí fue la primera necesidad que identificamos: la de una aplicación eficiente y a la vez efectiva”.

Actualmente, continúan realizando aplicaciones con el último modelo que llegó a Chile (Agras T40), pero además venden cuatro modelos de drones distintos con una capacidad que va desde los 10 hasta los 40 litros. También ofrecen servicio técnico en Peumo y Chimbarongo, y realizan capacitaciones para los que quieran emprender en este rubro.

Los avances que han observado en el uso de esta tecnología para realizar aplicaciones fitosanitarias, dicen, ha sido notoria. En un principio los prestadores de servicio de dron hacían, en promedio, unas 1.000 hectáreas al año. Hoy en día tenemos clientes que en dos o tres meses ya han hecho 1.000 hectáreas”, plantea Benjamín.

¿A qué se debe ese avance en el uso de la tecnología?

(Josefa) “A lo largo de las temporadas se empezó a aplicar cada vez más con dron, porque los productores vieron en él una solución a problemas recurrentes que tenían. Incluso, hoy en día estamos viendo que son las propias agrícolas las que nos están comprando drones. Y es algo que hace un par de años ni se pensaba que iba a pasar”.

¿Qué ventajas tiene este método versus los más convencionales?

(Benjamín) “Las principales ventajas de la aplicación con dron son la rapidez, una hectárea se cubre en 5,5 minutos, que evita la compactación del suelo, y además usa un 90% menos de agua. También, muy ventajoso, es que se puede aplicar después de una lluvia, aunque haya barro”.

¿En qué cultivos tienen mayor demanda?

(Benjamín) “Los productores de hortalizas fueron los primeros en empezar a usar dron en sus aplicaciones, porque al comienzo los tamaños de los equipos estaban hechos para ese tipo de cultivo más bajo. Actualmente, los drones han evolucionado en tamaño y tecnología, por lo que hoy en día son los frutales los que más piden aplicación con dron. Con el último modelo que llegó a Chile, los productores de frutales encontraron un equipo con mayor mojamiento y mucha más fuerza de penetración”.

¿Cuáles han sido los mayores desafíos a los que se han enfrentado?

(Benjamín) “La competencia es harta, tanto en la prestación del servicio como en la distribución, pero cuando uno se esfuerza por hacer las cosas bien, es responsable y honesto, todo se da mucho más fácil. Y gracias al trabajo duro hemos logrado hacer de Riagro Drone una empresa conocida dentro del agro. Un dato que puedo decir con orgullo es que recién llevamos un año como distribuidores y somos una de las empresas que más equipos ha vendido en el 2023. Eso es porque algo estamos haciendo bien y la gente confía en nosotros”.

¿Cómo ha sido trabajar entre hermanos?

(Josefa) “No ha sido difícil, porque los dos somos de personalidad bien relajada. Además, cada uno se preocupa de un área diferente de la empresa. Generalmente, apoyamos las decisiones del otro, y cuando no estamos de acuerdo tenemos la confianza para conversarlo en el momento y sin hacernos problema. Nuestra familia paterna siempre ha trabajado junta, entonces, tenemos el mejor ejemplo de trabajo en equipo y con respeto”.

¿Qué recomendación le darían a alguien que quiere emprender en este rubro?

(Benjamín) “A nuestros clientes que están partiendo siempre les tratamos de enseñar en base a nuestra experiencia emprendiendo. Muchos llegan asustados por no lograr hacer tantas hectáreas como quisieran, pero nosotros les decimos que mientras hagan las cosas bien, nunca les van a faltar hectáreas, que no pierdan el foco y que trabajen responsablemente. La aplicación de fitosanitarios no es un juego, así que mientras sean meticulosos, honrados y preocupados de hacer bien su trabajo, los productores siempre van a preferir trabajar con ellos. Es un trabajo entretenido, no tengan miedo de aplicar con dron. Con nuestros propios ojos hemos visto que es una tecnología que funciona y que llegó para quedarse”.

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