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TURBINE® amplía su etiqueta con nuevas autorizaciones para frutales

TURBINE® es uno de los insecticidas más innovadores del portafolio Syngenta. Formulado a base de Flonicamid, un ingrediente activo de una clase química diferenciada, destaca por su exclusivo modo de acción, baja toxicidad en mamíferos, polinizadores e insectos benéficos, y un potente efecto anti-alimentario sobre plagas clave como mosquita blanca, pulgones y escamas.

Este mes, TURBINE® ha incorporado nuevas extensiones de uso en su etiqueta, ahora autorizado para diversos frutales como cítricos, carozos, nogal y avellano europeo. 

Unidos por la innovación. Queremos expresar nuestros agradecimientos a las entomólogas y entomólogos, así como a los laboratorios de monitoreo de plagas, quienes fueron clave en la introducción de esta nueva solución en el agro. Su valiosa colaboración y experiencia han sido fundamentales para este nuevo lanzamiento.

Nuevas extensiones de uso autorizadas en la etiqueta de TURBINE®:

  • Nectarino, Durazno, Ciruela, Cereza: Escama de San José (Diaspidiotus perniciosus).
  • Nogal: Escama de San José (Diaspidiotus perniciosus).
  • Avellano Europeo: Pulgón del avellano (Myzocallis corylis) y chinche del avellano (Leptoglossus chilensis).
  • Naranjo, Mandarino, Clementino, Limonero: Chanchito blanco (Pseudococcus sp.).

Para más información sobre TURBINE® y cómo puede ayudarte a proteger tus cultivos de manera eficiente y selectiva, visita:  https://www.syngenta.cl/product/crop-protection/insecticidas/turbine

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Salud mamaria y reproductiva: claves para una producción láctea sustentable

En el exigente escenario de la producción lechera, el bienestar del rebaño es un factor crítico. Dentro de este contexto, la salud mamaria y la salud reproductiva destacan como dos áreas fundamentales. Aunque suelen tratarse por separado, ambas están estrechamente interrelacionadas y comparten un punto de partida común: un animal bien nutrido, saludable y manejado con enfoque preventivo.

Para Eduardo García, especialista en calidad de leche y salud mamaria, el rendimiento de una vaca no puede entenderse solo desde la glándula mamaria. “Una vaca que cojea, que tiene problemas hepáticos o reproductivos, va a producir leche de menor calidad. Todo está conectado”, afirma.

Rolando Vidal, médico veterinario enfocado en reproducción bovina, complementa esta mirada señalando que las tasas de fertilidad y concepción dependen en gran medida del estado sanitario general del animal. “Si no existe una buena condición corporal, es muy difícil que el sistema reproductivo responda correctamente. La vaca puede estar produciendo leche, pero no necesariamente estará ovulando como debería”.

Ambos expertos coinciden en que la salud debe evaluarse desde una mirada integral, donde la nutrición, la gestión sanitaria, el manejo y la tecnología trabajan en conjunto.

Prevención: el camino más eficiente

Enfermedades como la mastitis subclínica o la endometritis postparto afectan silenciosamente la productividad. En el caso de la mastitis, se estima que provoca pérdidas globales anuales superiores a los 35 mil millones de dólares. Aunque muchas veces pasa desapercibida, sus consecuencias pueden ser graves, incluyendo reabsorciones embrionarias y disminución en la calidad composicional de la leche.

La estrategia más efectiva frente a estos desafíos es la prevención. García explica que todo comienza en la crianza, asegurando un calostro de calidad y evitando el uso de leche contaminada para las terneras. La rutina de ordeña, la limpieza del ambiente y la calibración de equipos son aspectos clave, pero ninguno de ellos compensa una mala alimentación.

Vidal, desde el ámbito reproductivo, destaca la necesidad de registros confiables, seguimiento semanal y una planificación clara. “No basta con decir que hoy salieron muchas vacas preñadas. Hay que saber con cuántas inseminaciones se logró y si los resultados son sostenibles”.

En esta línea, la incorporación de herramientas digitales ha facilitado una gestión más precisa. Hoy existen programas que permiten registrar datos desde el celular, evitando errores y acelerando la toma de decisiones. Además, dispositivos como collares de actividad, sensores de conductividad en leche o ecógrafos portátiles se han vuelto aliados habituales en predios tecnificados.

Sin embargo, ambos profesionales advierten que la tecnología solo aporta valor cuando existe un equipo capacitado para utilizarla. La falta de mano de obra calificada, especialmente entre los más jóvenes, sigue siendo un desafío transversal en el sector lechero.

La nutrición como base de todo

En ambas entrevistas, la nutrición animal aparece como un factor central y transversal. No solo incide directamente en la producción láctea, sino que determina la capacidad inmunológica del animal y su desempeño reproductivo. “El sistema inmune es altamente demandante de energía”, señala García. “Sin una dieta balanceada, no se puede responder adecuadamente frente a desafíos sanitarios”.

Micronutrientes como el zinc, cobre y selenio, además de vitaminas esenciales como la E, cumplen funciones clave como precursores de glóbulos blancos. Estos elementos fortalecen la respuesta inmunológica, en especial frente a infecciones mamarias. Vidal refuerza esta mirada desde el preparto, donde monitorear el pH ruminal es una herramienta preventiva para evitar trastornos metabólicos que luego afectan la fertilidad.

En este sentido, la asesoría especializada en nutrición animal cobra especial relevancia. Un animal que se alimenta bien, no solo produce más leche, sino que también logra mejores tasas de concepción, menor incidencia de enfermedades y, en consecuencia, una mayor vida útil dentro del sistema productivo.

La visión compartida por ambos profesionales es clara: no hay éxito posible si se trabaja de forma fragmentada. La interacción entre asesores nutricionales, veterinarios, encargados de ordeña y productores es esencial. “Las agendas individuales no sirven. El trabajo en equipo es el único camino para lograr resultados sostenibles”, concluye Vidal.

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Diego Gebauer y la historia de la lechería familiar Agrícola GK Bellavista: “Hoy la tecnología no es opcional, es una necesidad”

Con una mirada fresca, junto a su padre co-lideran una nueva etapa en el predio, ubicado en Osorno, combinando tecnología, precisión y visión emprendedora para enfrentar los desafíos actuales del rubro lechero.

En el sector La Calo Volcán, en la Región de Los Lagos, la familia Gebauer lleva décadas dedicada a la lechería. Todo comenzó con el bisabuelo de Diego Gebauer, quien inició las primeras actividades agrícolas en la zona, orientadas principalmente a la subsistencia.

Con el paso del tiempo, gracias al trabajo de su abuelo, Armin, y luego de su padre, Alberto, el predio fue especializándose hasta convertirse en una lechería consolidada y tecnificada. Hoy, es Diego quien lidera la administración de la Agrícola GK Bellavista, continuando el legado familiar con una mirada moderna y precisa.

Veterinario de profesión, Diego co-lidera la administración de la empresa junto a su padre Alberto hace algunos años, apenas finalizó sus estudios. Desde entonces, han impulsado juntos una serie de transformaciones técnicas para llevar la lechería a otro nivel.

Actualmente, la operación cuenta con unas 350 vacas en ordeña, con proyección a aumentar esa cifra a 400 en los próximos meses. Pero más allá del crecimiento en volumen, lo que define esta nueva etapa es el enfoque en la eficiencia, el bienestar animal y la toma de decisiones basada en datos concretos. “La diferencia hoy la hace la precisión. Ya no se puede trabajar al ojo, porque los márgenes son estrechos y las exigencias muchas”, explica Diego, de 30 años.

La lechería fue modernizada con equipamiento que permite medir individualmente la producción de leche por vaca, detectar tempranamente cuadros de mastitis mediante sensores de conductividad, controlar el comportamiento de cada animal a través de collares inteligentes, y registrar el peso mediante puertas separadoras automatizadas.

Toda esta información es procesada por un software que permite generar alertas en tiempo real y tomar decisiones informadas sobre la salud, el rendimiento y la alimentación del rebaño. “Antes, todas las vacas comían lo mismo, pero eso no es eficiente. Ahora podemos ajustar el concentrado según lo que realmente necesita cada una”, comenta.

Para Diego, esta tecnificación no reemplaza el rol del productor ni del equipo humano, pero sí mejora la capacidad de respuesta y reduce los errores. “El sistema funciona 24/7. Detecta cuando una vaca baja su producción, pierde peso o cambia su comportamiento, y muchas veces eso es el primer signo de que algo anda mal. Con esa información podemos actuar antes de que el problema se agrave”, explica. En un rubro donde los tiempos de reacción pueden marcar la diferencia entre rentabilidad y pérdida, este nivel de monitoreo representa una ventaja competitiva real, asegura.

Además del trabajo en la producción primaria, Diego ha impulsado un emprendimiento de productos elaborados a partir de leche A2, una variante proteica que es más digerible para muchas personas. Desde una pequeña planta produce leche A2, yogur y mantequilla.

Son productos de alta rotación, dice, que le permiten mantener una operación ágil y ajustada a su capacidad actual de almacenamiento y distribución. “Partió como un proyecto universitario, pero con el tiempo lo fui desarrollando en paralelo al trabajo en el campo. La gente busca productos diferenciados y bien hechos”, señala.

La gestión familiar también ha representado desafíos, sobre todo en la convivencia laboral con su padre. “Al principio fue difícil separar lo personal de lo profesional, sobre todo porque vivimos en el mismo campo. Pero logramos avanzar definiendo muy bien los roles y funciones de cada uno”, dice.

Su padre, que vivió una experiencia similar con su propio padre, tomó la iniciativa de dividir las áreas de responsabilidad, lo que permitió una colaboración más fluida. Hoy cada uno tiene a su cargo un equipo distinto y áreas específicas, lo que evita duplicidades y conflictos.

En cuanto al futuro del rubro, Diego se declara moderadamente optimista. Reconoce que la estabilidad económica y política de Chile, junto con la red de tratados de libre comercio, ofrecen condiciones favorables para la industria. “Mientras haya estabilidad, hay espacio para crecer. Pero hay que hacerlo con foco y eficiencia. Hoy la tecnología no es opcional, es una necesidad”, afirma.

Para él, uno de los próximos pasos clave será aplicar esta misma lógica de precisión en la gestión del suelo. Menciona el interés por trabajar con software que permitan registrar la historia productiva de cada potrero, desde siembras y fertilización hasta riegos y rotaciones, con el mismo nivel de detalle que hoy se aplica en el manejo animal.

Diego también pone énfasis en la importancia de defender el rubro frente a la creciente desinformación sobre los productos de origen animal. “Hay muchas ideas erradas circulando, y nuestro rol como productores es hacer bien las cosas, pero también saber explicarlas. No basta con trabajar bien si no lo sabemos comunicar”, sostiene.

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Papa en Chile: precios a la baja y claves para sobrevivir una temporada compleja

El mercado de la papa en Chile enfrenta un momento desafiante. Tras un período de precios excepcionalmente altos en años anteriores, la temporada 2025 ha comenzado con un abrupto descenso en los valores, tanto para productores como para consumidores. Este fenómeno, impulsado por una alta oferta simultánea de distintas zonas productoras, obliga a los agricultores a repensar sus estrategias de manejo y comercialización para sostener la rentabilidad.

Según cifras del Ministerio de Agricultura, en enero de 2025 el precio mayorista del saco de 25 kilos de papa alcanzó su mínimo en cinco años: $5.304, una caída del 25,8% respecto a diciembre de 2024. Esta baja también se reflejó en ferias libres, donde el kilo pasó de $890 a $616 en la Región Metropolitana, y en supermercados, donde descendió de $2.136 a $1.881.

Luis Miquel, gerente general del Consorcio Papa Chile, explica que esta situación era previsible: “Los precios están bajos por la alta disponibilidad de producto. Se atrasaron algunas cosechas de papa primor, que debieron salir en octubre y lo hicieron recién a fines de noviembre. Esa producción coincidió con la primera papa de guarda, lo que generó una sobreoferta”.

Esta coincidencia no solo ha saturado el mercado, sino que además ocurrió en un contexto de buena producción. “El primor fue muy generoso”, indica Miquel. “Y eso siempre es así: cuando hay mucha papa en el mercado, los precios bajan”.

En cuanto a los valores actuales, el ejecutivo señala que “hay papas que se están vendiendo entre 4.000 y 7.000 pesos, dependiendo si están seleccionadas o se comercializan directamente por camión”.

¿Qué hacer ante este escenario?

La recomendación principal de Miquel es cautela. “Los productores que pueden guardar, están guardando. Pero los compradores lo saben y ofrecen lo menos posible. No va a ser una temporada de precios altos como las que vimos antes. A partir de junio o julio podríamos empezar a ver un precio más razonable, que al menos permita cubrir los costos, porque hoy muchos no lo están logrando”.

Uno de los fenómenos que distorsionan el mercado, añade, es la participación de nuevos actores sin experiencia en el rubro. “Vemos a gente que no es productora habitual de papas, que se entusiasma cuando hay buenos precios y planta papas. Pero muchas veces lo hacen con costos más altos que los agricultores profesionales y terminan vendiendo por debajo de su costo. Eso distorsiona y perjudica a todos”.

Tecnología y eficiencia como salvavidas

Desde el ámbito técnico, el asesor agronómico Víctor San Martín sostiene que la única forma de enfrentar una temporada de bajos precios es mejorar los rendimientos. “Tener un costo productivo menor solo se logra con mayor productividad. Antes un agricultor con buen nivel tecnológico producía unas 50 o 55 toneladas por hectárea; hoy, si haces todo bien, puedes alcanzar las 70 toneladas. La diferencia es brutal”.

El especialista insiste en que se debe evitar ampliar la superficie de siembra como respuesta al entusiasmo por los precios del año anterior. “Nunca hay que duplicar superficie. Si haces 20 hectáreas, mantén ese número. Si todos duplican, la sobreoferta se vuelve insostenible y nos ponemos la trampa solos”.

San Martín también enfatiza la importancia del establecimiento del cultivo. “Hay que asegurar que las 50 mil plantas por hectárea realmente emerjan. Para eso es clave la desinfección del suelo, el análisis y una buena fertilización, ajustada por un especialista. Después, hay que proteger ese cultivo con un buen programa fitosanitario. Hoy no solo enfrentamos tizón, también alternarias, botritis y estrés por temperaturas extremas”.

Cosechar en el momento justo

Otra clave está en el momento de la cosecha, ya que incide directamente en la calidad del producto y su valor comercial. “Cuando ya tenemos una cantidad de tubérculos que alcanzan buen calibre, es mejor cortar el riego, desecar el follaje y esperar. Así se logra una piel más firme, ideal para papa lavada, que en un año normal tiene mejor precio”, explica San Martín.

La calidad de la piel y el tamaño promedio de los tubérculos son esenciales para acceder a mercados más exigentes. “Queremos que las papas estén en promedio entre 210 y 230 gramos. Si superamos eso, el mercado no las quiere”.

Respecto a las variedades, el asesor afirma que en años como este la diversificación puede no marcar una gran diferencia, pero sí hay que tener cuidado con variedades poco demandadas. “Hay papas que en un año normal se venden sin problemas, pero en un año malo no las quiere nadie. Asterix, Rossi y Rodeo son variedades que toleran bien el lavado, lo cual les da una ventaja”.

Finalmente, recalca que la información es poder. “Siempre hay que estar al día con las innovaciones, con la investigación. La papa responde muy bien al uso de tecnología, así que todo lo nuevo que se haga bien, es bienvenido”.

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Enrique Deck, productor de papas: “Si no tienes buena semilla, por mucho que hagas todo bien, no resulta”

Con más de 25 años en el rubro papero, Enrique Deck ha visto de todo: buenas temporadas, años de precios bajos, y también cómo la perseverancia y la innovación en el campo pueden hacer la diferencia. Desde la costa de La Araucanía, este productor técnico agrícola ha logrado rendimientos que superan las 90 toneladas por hectárea, apostando por la calidad, la tecnología y, sobre todo, por la pasión que lleva en la sangre.

—¿Cómo comenzó su camino en la agricultura y, en particular, en el cultivo de la papa?

“Nací y me crié en el campo. Desde siempre supe que era lo mío. En esta zona, la papa es un cultivo natural, y eso, sumado a que siempre me gustó el trabajo en la tierra, me llevó a dedicarme a este rubro. Empecé de joven, incluso antes de salir del colegio, con superficies pequeñas. Hoy cultivo 42 hectáreas.

—A lo largo de los años logró un importante aumento de rendimiento. ¿Qué fue clave para pasar de 60 a más de 90 toneladas por hectárea?

“El trabajo en equipo ha sido fundamental. Con el apoyo técnico de Coagra, los vendedores y asesores agronómicos, logramos mejorar en todo: usar semillas de alta calidad, hacer análisis de suelo, aplicar buena fertilización, fitosanitarios adecuados y una preparación de suelo a conciencia. Pero si me preguntas qué es lo más importante: la semilla. Puedes hacer todo lo demás perfecto, pero si la semilla es mala, no hay caso.

—Este año ha sido particularmente difícil. ¿Qué lo impulsa a seguir apostando por mejorar, incluso cuando el precio del saco está tan bajo?

“La esperanza nunca se pierde. A pesar de los horribles precios, el rendimiento ha sido bueno. Eso ayuda a amortiguar un poco las pérdidas. Además, los agricultores tenemos ese ‘gen del mono porfiado’: aunque nos vaya mal, siempre buscamos cómo salir adelante.

—¿Qué estrategias está evaluando para enfrentar esta crisis de precios bajos?

“Estoy analizando si mantener o reducir un poco la superficie sembrada. Pero más allá de eso, creo que es urgente establecer un precio mínimo para la papa: $6.000 pesos en potrero, para asegurar la viabilidad del rubro, y un máximo de $10 a $12 mil pesos, para que el consumidor también pueda comprar a precios razonables”.

—¿Cómo ha sido su experiencia trabajando con el Centro de Gestión de Cultivos de Coagra?

“Ha sido excelente. No solo hay apoyo técnico permanente, sino que también se ha generado una relación de confianza y amistad. Puedes llamar un domingo y preguntar por una fumigación, y siempre están dispuestos a ayudarte. Eso se valora”.

—¿Cuáles cree que son hoy los principales desafíos para los paperos?

“En lo agronómico, seguir perfeccionando nuestras prácticas: buena semilla, buen manejo de suelo, control de enfermedades. Y en lo comercial, necesitamos un sistema de precios más justo. Hoy vendemos a precios que nos imponen, sin poder negociar. Eso nos mata como rubro”.

—Mirando hacia el futuro, ¿Cómo ve el desarrollo del cultivo de papas en Chile?

“Preocupante. Cada vez quedan menos agricultores jóvenes. Muchos prefieren otras profesiones, lejos del esfuerzo que implica trabajar en el campo, donde no hay horarios ni feriados. Además, en la ciudad y en la política muchas veces se mira mal al agricultor, como si fuéramos ‘huasos brutos’. Eso desmotiva el recambio generacional”.

—¿Qué es lo que mantiene viva su pasión por el campo?

“La naturaleza, el aire libre, ver cómo crecen los cultivos, cómo se desarrolla la vida. Y porque uno lleva la sangre de campesino en el corazón. Eso no se cambia por nada”.

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Anita Jans, gerente de Aproleche Osorno: “El gran desafío es cómo comunicamos lo que hacemos, porque vivimos rodeados de fake news”

Anita Jans ha estado ligada al mundo agrícola desde siempre, una historia que comenzó en su infancia, acompañando a su padre a las ferias ganaderas. Desde entonces, ha estado permanentemente cerca de la tierra, los animales y las decisiones clave del sector. “Siempre me sentí bienvenida en este rubro”, dice.

Es ingeniera agrónoma y cuenta con más de 30 años de experiencia en el sector. Comenzó su carrera en la formulación y escalamiento comercial de proyectos de innovación tecnológica en Temuco y luego se trasladó a Puerto Varas, donde trabajó en el Centro de Gestión Agrícola Todoagro, apoyando la incorporación de herramientas de control de gestión entre los productores. Por cerca de una década estuvo en Nestlé, primero liderando el programa de desarrollo de proveedores y luego como profesional del departamento agropecuario. Y desde hace más de tres años se desempeña como gerente de Aproleche Osorno, donde ha potenciado el trabajo gremial, la colaboración interinstitucional, la sostenibilidad y la vinculación con las nuevas generaciones. A su vez, es presidenta de la mesa ganadera del Pacto por una Región Sostenible e Inclusiva, donde se abordan temas relevantes del sector junto a importantes actores del sector. Y no menos importante, desde hace 6 años que coordina el GTT La Junta.

En conversación con la Revista Digital de Coagra, aborda los principales desafíos del sector, los avances tecnológicos, la relación con los jóvenes y el futuro de la producción lechera en Chile.

-¿Cuál es el principal propósito de Aproleche Osorno y cómo ha evolucionado su rol gremial en los últimos años?

“El propósito de Aproleche sigue siendo representar y defender los intereses de los productores, pero ha cambiado el tono. Ya no es solo salir a la guerra. Hoy hay más diálogo, más mesas público-privadas y más apertura para abordar temas en común con otros sectores productivos. Además, tenemos un desafío clave: poner la leche en todas partes. Que la gente entienda por qué es importante, cómo se produce y qué hay detrás de este alimento”.

-¿Cuáles son, desde su mirada, los principales desafíos que enfrenta actualmente la producción lechera en Chile?

“Más allá de la rentabilidad, que por supuesto es fundamental, para mí el gran desafío es cómo comunicamos lo que hacemos, porque vivimos rodeados de fake news y de desinformación. La gente cree lo que ve en redes sociales, y muchas veces eso no tiene base científica. Entonces, ¿cómo logramos que nos escuchen sin caer en la descalificación? Hay que transmitir con datos, de forma clara, breve, y con credibilidad”.

-¿Qué mitos en torno a la leche le parecen los más urgentes de derribar?

“Muchos. Que la leche produce cáncer, que todos son intolerantes, que no está hecha para el consumo humano… Si uno mira estudios serios, te das cuenta de que solo un 3% de la población es realmente intolerante a la lactosa. El resto cree que lo es porque lo leyó en alguna parte. Además, hay productos como el yogurt que son perfectos para quienes tienen este tipo de trastorno. Otro mito fuerte es el del impacto ambiental. Se nos acusa de contaminar, pero en Chile la ganadería representa apenas el 4% de los gases de efecto invernadero. Y al revés: somos los principales fijadores de carbono a través de nuestras praderas. Aun así nos hacemos cargo de lo que nos corresponde”.

-¿Y qué pasa con las llamadas bebidas vegetales que se presentan como reemplazo de la leche?

“Ese es un tema de marketing. A nivel mundial, la demanda por estos productos es menor al 3% y se ha mantenido en esa cifra. Si alguien las consume porque le gustan, está bien. Pero no son leche. Y si creen que contaminan menos, eso es falso: muchas tienen una huella de carbono importante, y son productos ultra procesados. No puedes comparar eso con un alimento natural como la leche”.

-¿Cómo están impactando el escenario económico y climático en el rubro lechero, y qué están haciendo para enfrentarlo?

“El sector lechero tiene una resiliencia impresionante. Siempre nos impactan estos cambios, pero también estamos en constante adaptación. Se está haciendo investigación, se están incorporando nuevas tecnologías.  Desde el manejo de praderas hasta el uso de aditivos para reducir el metano, pasando por prácticas de reforestación con bosque nativo. Hay preocupación y acción concreta”.

¿Qué ejemplos destacaría de innovación tecnológica aplicada en el sur del país?

“Muchísimos. La lechería ha sido pionera en innovación. Desde tecnología de ordeña hasta sensores que monitorean en tiempo real el bienestar animal: cuántas horas pastorea una vaca, si tiene un comportamiento atípico, si está bajando su producción. Esa información permite tomar decisiones inmediatas. También hay avances en reproducción, crianza de terneros, sanidad mamaria, sistemas de riego. Todo ha ido evolucionando fuertemente”.

-¿Qué tipo de alianzas o trabajo colaborativo están desarrollando con otros actores del sector agropecuario?

“Trabajamos y somos parte de organizaciones como Fedeleche, SNA, Consorcio Agrícola del Sur, Corporación de Desarrollo del Sur, Multigremial, Consorcio Lechero, ONG Campo Seguro y por supuesto nos apoyamos con nuestros gremios vecinos. También con universidades y centros de investigación y con instituciones públicas como la Seremi de Agricultura, Gobierno Regional, INDAP, SAG, municipalidades, entre otras. Estoy convencida de que el trabajo colaborativo permite llegar más lejos”.

-¿Cómo se vinculan hoy con los jóvenes que se están formando en el rubro?

“Tenemos actividades como seminarios vocacionales y días de campo, donde los estudiantes pueden ver la tecnología del sector y conocer sus oportunidades. Pero es un desafío enorme: en carreras técnico profesional hay menos de 800 matrículas en la región, y solo un tercio se queda trabajando en el sector. También capacitamos a profesores, muchos de los cuales no han pisado un campo en 20 años. Y eso es crítico, porque ellos son quienes enseñan agricultura”.

-¿Cómo proyecta el futuro del rubro lechero en Chile?

“Tenemos que trabajar para que el sector siga siendo sostenible. Eso implica, no solo ocuparnos de la producción, bienestar animal, sustentabilidad y rentabilidad del negocio.  Esto implica necesariamente formar capital humano especializado para nuestro sector, crear perfiles laborales adecuados, apoyar la formación de colaboradores, entregar condiciones atractivas para quienes quieran trabajar en este mundo. No basta con capacitar. Hay que construir un sistema que permita que este rubro siga siendo una opción de vida para las próximas generaciones”.

-¿Qué mensaje le gustaría entregar a los productores, profesionales y estudiantes del ecosistema lechero?

“Participar, colaborar y educar. Ayudar a poner la leche donde merece estar, con datos y convicción. Este rubro representa más del 60% de los ingresos de nuestra provincia. Todos podemos aportar un grano de arena, y no cuesta tanto. Pero hay que hacerlo con compromiso y participación activa. Eso puede marcar una tremenda diferencia y es responsabilidad de todos”.

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Chile frente al mundo: Los mercados emergentes que marcan el rumbo de la agricultura nacional

Desde las megaciudades asiáticas hasta los mercados de Europa del Este, los productores chilenos encuentran nuevas oportunidades en un mundo que demanda alimentos saludables, sostenibles y de calidad premium.


En los últimos años, la agricultura chilena ha demostrado una capacidad excepcional para adaptarse a las exigencias de los mercados internacionales. Con una oferta diversificada que va desde frutas frescas hasta vinos y carnes, el sector enfrenta ahora un escenario prometedor marcado por el crecimiento de economías emergentes y cambios en los patrones de consumo global.

Las visiones estratégicas de Yolanda Pizarro, Jefa de Agro&Alimentos de ProChile, e Iván Marambio, presidente de Frutas de Chile, hablan no solo los destinos con mayor potencial, sino también las claves para que los productores nacionales puedan aprovechar estas oportunidades. Asia consolida su liderazgo, pero sorprenden los avances en mercados no tradicionales de Europa y Medio Oriente, donde los alimentos chilenos ganan espacio gracias a su calidad y al trabajo de promoción internacional.

Mercados prioritarios

El continente asiático sigue siendo el principal foco de atención para las exportaciones agroalimentarias chilenas. Yolanda Pizarro señala que hoy el foco está particularmente en India, los países del la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático y, por supuesto, China, que, si bien no es emergente, sí lo son todas las ciudades interiores del gigante asiático a las que podemos llegar con nuestros alimentos”.

Esta visión se complementa con la perspectiva de Iván Marambio, quien destaca que “actualmente estamos focalizando esfuerzos en los mercados del sudeste asiático, India, Corea del Sur y Brasil. Son economías que están creciendo de manera importante, con una gran población y donde vemos un alto potencial de consumo para las frutas frescas chilenas”.

Un dato relevante: en 2024, las exportaciones agropecuarias chilenas alcanzaron los US$13.410 millones, con envíos récord de cerezas, uvas, carne de cerdo, manzanas y arándanos. China, Estados Unidos y Japón lideran las compras, pero el crecimiento en otros destinos asiáticos como Corea del Sur e Indonesia marca una tendencia alentadora para la diversificación.

Nuevos horizontes

Más allá de Asia, otras regiones comienzan a ganar protagonismo. Pizarro destaca el dinamismo en mercados europeos no tradicionales: “En Europa vemos crecimiento en destinos como Lituania, Irlanda, Polonia, que difieren de los tradicionales en esa región del mundo”.

El Medio Oriente también muestra un desempeño destacado, con Arabia Saudita como caso emblemático. “Destacan destinos como Arabia Saudita, que experimentó un alza de 14,5% de nuestras exportaciones agropecuarias a ese destino en 2024”, precisa la ejecutiva de ProChile.

Estos mercados representan una oportunidad estratégica, especialmente para productos que cumplen con requisitos halal o que se alinean con la creciente demanda de alimentos premium en economías petroleras.

Ambos entrevistados concuerdan en que el éxito en estos mercados requiere de un trabajo coordinado entre el sector privado y las instituciones de apoyo.

Actualmente, hay negociaciones avanzadas para abrir nuevos mercados, como el ingreso de limones frescos a Indonesia y kiwis a Vietnam, demostrando cómo el trabajo técnico y diplomático puede generar resultados concretos.

Más allá de los aranceles

Ingresar a estos mercados no solo depende de la calidad de los productos. Pizarro advierte que lo primero es fijarse en la normativa que rige el comercio internacional entre Chile y el mercado al que se quiere llegar. Con esto me refiero a ver si es que hay beneficios arancelarios, si es que está abierto el mercado para mi producto, qué certificaciones se requieren”.

Marambio agrega otro elemento clave: “Los aspectos fitosanitarios son clave, ya que cada fruta debe cumplir con requisitos y protocolos específicos para poder ingresar a un mercado. Además, los aranceles también son un factor importante en términos de competitividad frente a otros orígenes”.

Los cambios en los hábitos de consumo, agregan, también representan una gran oportunidad para los productos chilenos.

Pizarro lo explica así: “Las tendencias de consumo global están orientadas hacia la alimentación saludable y la innovación alimentaria. Los consumidores actuales buscan productos nutritivos, que apoyen a seguir pautas saludables de alimentación y también que promuevan el bienestar general”.

Marambio profundiza en este punto, indicando que “la creciente preferencia por una alimentación más saludable, debido al aumento preocupante de la obesidad, es una de las principales tendencias que abre oportunidades para diversificar los destinos de nuestras frutas. Las frutas frescas son altamente valoradas por su aporte nutricional”.

A esto se suma la demanda por sostenibilidad: envases ecológicos, huella de carbono reducida y procesos productivos responsables son factores que pueden marcar la diferencia en mercados premium.

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José Bahamondes, el guardián del tomate limachino

José Bahamondes González, a sus 91 años, es considerado el guardián de la tradición agrícola gracias a su dedicación al cultivo y preservación del famoso tomate limachino.

Este tomate se hizo famoso en todo el país por su intenso y nostálgico sabor, único y dulce, así como por su color rojo carmesí y su aroma distintivo y duradero. Este fruto, de gran tamaño, presenta una forma de gajos muy característica y posee una cáscara fina y suave. De hecho, se le considera uno de los mejores tomates de Chile.

Desde los 10 años, José Bahamondes ha trabajado la tierra y ha dedicado su vida a la conservación de este tomate, una variedad que ha protegido con esmero. En reconocimiento a su invaluable aporte a la agricultura y la tradición campesina, fue nombrado entre los 100 Líderes Mayores 2024 por la Fundación Conecta Mayor y la Universidad Católica. En esta entrevista, repasa su historia de esfuerzo y resiliencia, el valor de la agricultura y su preocupación por el futuro del campo.
“El tomate me lo dio todo”, dice.


Una vida forjada en la tierra


Don José, ¿cómo comenzó su vínculo con la agricultura?
—Desde niño trabajé en el campo. Me crié entre caballos y sembrados. La vida no fue fácil, me quedé sin mamá a los ocho años. Pasamos hambre y momentos duros, pero nunca me rendí. Aprendí a trabajar la tierra con un tío en San Pedro y desde entonces supe que ese sería mi camino. Empecé con cultivos variados, pero con el tiempo me especialicé en el tomate.

¿Cómo llegó a convertirse en un referente del tomate limachino?
—Por necesidad y por amor a la tierra. Cuando salí del servicio militar, un agricultor italiano en Limache me ofreció plantar tomates a medias. No tenía herramientas ni dinero, solo mis manos, pero él puso la tierra y yo el trabajo. Me fue bien, con lo que gané compré mi cama, mi ropa, y nunca más solté el tomate.

¿Cómo era la agricultura en sus comienzos?
—Todo se hacía a mano, con bueyes y arado. La tierra se trabajaba con paciencia y conocimiento. Se respetaban los tiempos de la siembra y la cosecha. No había fertilizantes químicos como ahora, todo era natural. La gente tenía más conexión con la tierra, y eso se notaba en los cultivos.

Usted ha preservado semillas antiguas, ¿cómo lo ha logrado?
—Antes sacábamos nuestras propias semillas, pero hoy todo es comprado. Yo conservé semillas tradicionales del tomate limachino porque su sabor no tiene comparación. Para asegurarme de que se mantuvieran, cada año seleccionaba las mejores y las guardaba. Así, generación tras generación, la semilla se mantiene pura.

¿Cómo se diferencia el tomate limachino de otras variedades?
—El sabor es único, tiene una dulzura especial. Además, su piel es más firme y su color es intenso. Es un tomate que crece con la tierra de aquí, con el clima de Limache. No es lo mismo que los tomates industriales, que muchas veces no tienen sabor.

¿Cómo ve la agricultura hoy en día?
—Ha cambiado mucho. Antes, la gente trabajaba con cariño, ahora cuesta encontrar a alguien que quiera ensuciarse las manos con la tierra. Todo lo quieren rápido y fácil, y no es así. El campo necesita paciencia y dedicación. Si seguimos por este camino, ¿quién va a cultivar la tierra en el futuro?

¿Qué rol juegan las nuevas tecnologías en la agricultura?
—Se usan, pero no pueden reemplazar el conocimiento tradicional. La maquinaria ayuda, pero si no se sabe cómo trabajar la tierra, no sirve de nada. Ahora se usa mucha química y eso no es bueno para el suelo ni para la gente. Hay que encontrar un equilibrio entre lo nuevo y lo antiguo.

¿Alguien en su familia seguirá con su legado?
—Mis hijos y nietos saben del campo, pero no todos lo trabajan. Uno de mis hijos, que es marino jubilado, me ayuda a sembrar. Pero no es como antes. La juventud ya no quiere trabajar la tierra. Prefieren una oficina a un surco.

¿Por qué cree que los jóvenes no se interesan en la agricultura?
—Porque es un trabajo duro y no ven un futuro claro en él. Se les enseña que el éxito está en las ciudades, en los estudios, en los trabajos de oficina. Pero la tierra siempre da. Si se trabaja bien, se puede vivir bien del campo.

¿Qué consejo les daría a las nuevas generaciones?
—Que no le tengan miedo al trabajo agrícola. La tierra da todo si se le cuida. El tomate me lo dio todo: casa, familia, estabilidad. Bueno, también me tocó buena señora. Pero hay que esforzarse. Si uno trabaja con amor y dedicación, siempre habrá recompensa.

¿Cómo se siente al ser considerado un guardián del tomate limachino?
—Uno nunca piensa en esas cosas cuando está trabajando. Uno trabaja con amor y con devoción. Y sabe que si le pone más empeño, a la final le caen sus billetes, su plata. Pero cuando veo que la gente valora lo que hago, me da orgullo.

Después de tantos años, ¿qué significa para usted el campo?
—Es todo. Me dio mi sustento, me dio mi familia, me enseñó a ser fuerte. Sin el campo, no sé qué habría sido de mí.

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Eduardo Valdés, fundador de Lo Valledor: “La agricultura es el alma de Chile”

Su carnet de identidad indica que tiene 87 años, pero lo inscribieron 10 años más tarde. Este hombre de 97 años, Eduardo Valdés Valenzuela, sigue recorriendo con sus memorias las 32 hectáreas del Mercado Mayorista Lo Valledor, el más importante de Chile.

Fundador y pilar fundamental de este centro de abastecimiento, su historia es la de un agricultor que, a base de esfuerzo y perseverancia, llevó la comercialización de productos hortofrutícolas en el país a un siguiente nivel. Aquí comparte parte de su inspiradora vida y cómo ve el futuro del agro en el país. En 2024, fue reconocido con el Premio “100 Líderes Mayores”, realizado por El Mercurio y la Fundación Conecta Mayor UC.

Don Eduardo, ¿cuáles fueron sus primeros pasos en la agricultura?
Desde joven trabajé en la agricultura, cultivando la tierra con esfuerzo y aprendiendo a sortear sus dificultades. La agricultura siempre ha sido un desafío, una actividad llena de incertidumbre donde se gana y se pierde. Pero el secreto está en la perseverancia y en aprender a adaptarse a las circunstancias. Cuando uno pone el corazón y la energía, la tierra devuelve con frutos.

La agricultura es un mundo de gran pasión. ¿Qué la hace tan adictiva?
Porque la tierra nos conecta con la esencia de la vida. Es un compromiso constante, un vínculo que nunca se rompe. El agricultor no es solo un productor, es un cuidador de la naturaleza, un guardián de los alimentos que sustentan a la humanidad. Cuando uno nace agricultor, lleva esa pasión en la sangre para siempre.

¿Qué cultivaba al inicio de su carrera?
De todo un poco: porotos, papas, alcachofas, repollos, coliflor. Antes la agricultura era muy diversa, pero hoy muchos hemos tenido que especializarnos. Ahora me dedico solo a los nogales, porque encontrar gente dispuesta a trabajar la tierra es un reto cada vez más grande. Hay menos manos en el campo, lamentablemente.


Lo Valledor es hoy un referente. ¿Cómo surgió la idea?
Yo trabajaba en la Vega Poniente comprando productos a los agricultores, pero con el tiempo la Vega se volvió insuficiente, las calles se llenaban de comerciantes y había problemas con los vecinos. Con un grupo de agricultores y comerciantes decidimos crear Lo Valledor. Fue una apuesta arriesgada, sin infraestructura y con muchas dificultades, pero con trabajo duro y visión logramos consolidarlo como el mercado mayorista más importante de Chile.

Hoy, mirando hacia atrás, ¿cómo se siente al ver todo lo que ha logrado?
Es una satisfacción enorme ver en lo que se ha convertido Lo Valledor. Cuando empezamos, no teníamos caminos, baños ni nada. Hoy es un centro de abastecimiento clave para el país. Pero no ha sido fácil, ha sido fruto del sacrificio de muchos.

¿Qué valor aporta la agricultura al desarrollo de Chile?
Es la base de la vida y del desarrollo económico. Sin agricultura no hay alimentación, y sin alimentación no hay futuro. Sin embargo, el agricultor sigue siendo el eslabón más desprotegido en la cadena. Exportar es rentable, pero el que trabaja la tierra no siempre recibe lo justo. Hay muchos intermediarios que se quedan con la mayor parte de las ganancias y eso debe cambiar.

¿Cómo podría fortalecerse el mercado interno?
Con menos impuestos y mayor apoyo a los pequeños productores. La agricultura es de largo plazo y muchas veces las políticas públicas no consideran eso. Un agricultor puede tener un buen año, pero luego tres o cuatro malos. Necesitamos estabilidad y apoyo para poder seguir produciendo.

¿Le preocupa el desinterés de las nuevas generaciones por la agricultura?
Mucho. Hoy la gente está más enfocada en la tecnología y en trabajos urbanos. Ya no quieren vivir en el campo, prefieren comprar alimentos listos y no involucrarse en el proceso productivo. Si seguimos así, en unos años dependeremos completamente de la importación, lo que encarecerá los alimentos y nos hará perder identidad productiva.

¿Cuál es su mensaje para los futuros agricultores?
Que no se rindan. La agricultura es desafiante, pero también una de las labores más nobles que existen. Si queremos un país con alimentos de calidad y con identidad, debemos cuidar nuestra tierra y valorarla. La agricultura es el alma de Chile y no podemos dejarla morir.

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El Barbecho Químico: Una Estrategia Clave para rentabilizar la siembra.

Es una labor fundamental, ya que permite reducir la competencia por luz agua y nutrientes, especialmente en el establecimiento de los cultivos.


Los objetivos principales del barbecho químico son:

  • Eliminar la competencia de malezas que puedan interferir con el desarrollo del cultivo siguiente.
  • Preservar la humedad y los nutrientes del suelo para optimizar las condiciones de siembra.
Pulverizador autopropulsado


La efectividad del barbecho químico depende de una planificación cuidadosa que considere diversos aspectos:

  1. Identificación de malezas predominantes: Conocer el ciclo biológico y agresividad de las malezas en el área.
  2. Selección de herbicidas adecuados: Elegir combinaciones de principios activos que incluyan herbicidas no selectivos, sistémicos, de contacto y residuales, aseguran un mejor control y limitan el crecimiento de biotipos resistentes.
  3. Condiciones climáticas: Factores como temperatura, humedad y precipitaciones afectan la eficacia de este manejo.
  4. Rotación de cultivos: Ajustar el manejo del barbecho al cultivo siguiente para evitar efectos negativos de herbicidas residuales.

Principios Físico-Químicos de los Herbicidas

El éxito de un barbecho químico depende en gran medida de la elección de los herbicidas y de sus propiedades físico-químicas. Los principales parámetros de los herbicidas (Cuadro 1), que hay que considerar al momento de analizar la mejor estrategia para lograr el control de malezas son:

1.Coeficiente de adsorción (Koc): Este parámetro mide la capacidad del herbicida de adsorberse a los coloides del suelo, como la materia orgánica y las arcillas. Un Koc alto (>500) indica que el herbicida tiene baja movilidad, lo que reduce el riesgo de lixiviación y protege las aguas subterráneas. Los coadyuvantes, como agentes dispersantes, pueden mejorar la distribución uniforme del herbicida en suelos con alto contenido de materia orgánica, evitando concentraciones localizadas.

2.Solubilidad (Log P): La solubilidad de un herbicida está estrechamente relacionada con su coeficiente de partición octanol-agua (Log P), que indica la afinidad del compuesto por medios acuosos o lipofílicos. Los herbicidas con un Log P bajo son más solubles en agua y tienden a ser sistémicos, mientras que aquellos con Log P alto son más lipofílicos y tienen mayor afinidad por la cutícula cerosa de las hojas.

3.Fotolabilidad: Este parámetro describe la sensibilidad del herbicida a la degradación por radiación ultravioleta. Herbicidas altamente fotolábiles deben ser incorporados rápidamente al suelo o protegidos mediante coadyuvantes que actúen como filtros UV o estabilizadores, prolongando la vida útil del producto en el campo.

4.Sensibilidad al pH (pKa): La estabilidad del herbicida en el caldo de aplicación depende de su constante de disociación (ácido-base), conocida como pKa. Herbicidas con pKa bajos son más estables en soluciones ácidas, mientras que aquellos con pKa altos pueden degradarse rápidamente en condiciones ácidas o alcalinas. Coadyuvantes como Phosfix, un acondicionador de agua, como ayudan a regular el pH del caldo, garantizando la estabilidad del herbicida durante la aplicación.

Cuadro 1. Principales herbicidas utilizados en barbechos químicos y sus características

HerbicidaModo de acciónCoeficiente partición octanol/aguaConstante de disociaciónKocFotolabilidad
Glifosato isopropilaminaSistémico-4,162,18 – 5,771426Estable
OxifluorfenContacto4,867565Moderada
2,4 – DSistémico-0,823,439,3Estable
MetribuzinSistémico1,71,3 – 12,860Alta
FlazasulfuronSistémico-0,064,3746,2Moderada

Conocer las características químicas de los ingredientes activos, también nos permite seleccionar productos específicos que tengan como objetivo potenciar la tecnología de la aplicación de los herbicidas durante un barbecho químico. En este sentido, los productos de Nortox -Nitrofix y Phosfix- son herramientas de gran impacto para lograr el objetivo del barbecho. Por un lado, Nitrofix, al ser un surfactante siliconado no iónico, con un contenido de 21% de nitrógeno, presenta características que lo hacen un gran complemento para este manejo:

  1. Mejora la cobertura del ingrediente activo del herbicida sobre la estructura vegetal.
  2. Reduce significativamente la tensión superficial del agua, lo que va a mejorar la humectación y distribución del herbicida en la superficie de las malezas.
  3. Presenta una alta adhesividad lo cual es fundamental para lograr el ingreso de herbicidas sistémicos y no generar perdidas por escurrimiento.
  4. Aumenta el peso de las gotas, reduciendo la deriva y aumentado la eficiencia de la aplicación, características que mejorar la eficiencia de los herbicidas de contacto.
  5. Proteger a la molécula frente a la radiación UV.
  6. Incrementar la penetración foliar al reducir la repelencia natural de la hoja.
    Por su parte, Phosfix es un producto que tiene un efecto acondicionador del agua y emulsionate, entre otros, por lo que resulta clave en aquellos productos que presentan un alto log P, como es el caso del Oxifluorfen. Mantener la emulsión en el estanque durante la aplicación es fundamental, para lograr la correcta distribución y acción del ingrediente activo sobre todas las malezas a controlar.

El barbecho químico es una herramienta fundamental para garantizar la sostenibilidad y productividad en sistemas agrícolas modernos. Su adecuada implementación no solo permite un manejo eficiente de malezas, sino que también preserva los recursos del suelo y optimiza los costos operativos. Sin embargo, su éxito depende de un enfoque integral que combine conocimiento técnico, monitoreo constante y el uso de tecnologías avanzadas. En un contexto de cambio climático y demandas crecientes de producción, el barbecho químico se consolida como una solución indispensable para la agricultura del futuro y es acá donde soluciones que mejoren compatibilidad y eficacia de las moléculas tomas importancia.

Andrés Arias Pinto
Ingeniero Agrónomo U. de Chile
Magister en Suelo y Aguas
Socio de Consultora MSR

Si quieres conocer más revisa el siguiente folleto :

*Coagra no se hace responsable de las recomendaciones agregadas en este artículo.

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