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Principales aspectos de siembra en maíz grano y fertilización

Principales aspectos de siembra en maíz grano y fertilización

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Hacer una buena siembra de maíz, tomando todos los resguardos, es de gran importancia. En el presente artículo, nos adentraremos en los aspectos técnicos fundamentales de esta práctica y en aspectos de fertilización para favorecer un buen resultado en el cultivo. Hugo Faiguenbaum M., Asesor de cultivos y Profesor en la Universidad de Chile y de la Pontificia Universidad Católica, analiza estrategias y prácticas clave que pueden apoyar la producción de maíz grano, manteniendo siempre un enfoque en la eficiencia y la sostenibilidad en el campo.

En primer lugar, resulta fundamental tomar muestras de los suelos que se van a sembrar, enviándolas a un laboratorio para un análisis químico completo. En este sentido, deben considerarse áreas de 15 hectáreas y en ningún caso mayores a 20, cada una de las cuales debe estar compuesta por unas 15 submuestras. Así, cada una de ellas representará los distintos sectores de suelo existentes en el predio, disminuyendo la variabilidad existente en los distintos parámetros a nivel de cada potrero. Las muestras deben ser bien tomadas, aspecto fundamental para que los resultados de los análisis tengan validez y sean confiables. Hay varias empresas que, además de prestar el servicio de análisis de suelo, realizan la toma de muestras, favoreciéndose así la calidad y homogeneidad del muestreo, aspecto clave en la confiabilidad de los resultados

Un análisis químico de suelo conmpleto, debe considerar los siguientes parámetros: materia orgánica, pH, conductividad eléctrica, contenidos de fósforo, potasio, azufre, boro, zinc, manganeso, hierro, suma de bases, capacidad de intercambio catiónico y saturación de aluminio.

Es muy importante no comprar mezclas estándares existentes en el mercado y menos aún, en el caso de no disponer de un análisis de suelo. En caso de tener comprada previamente una mezcla, igualmente es fundamental hacer los análisis de suelo, ya que, al contar con los resultados es posible adecuar la cantidad de mezcla a distribuir por hectárea y por sobre todas las cosas, corregir o agregar nutrientes que no estaban contemplados o que estaban subrepresentados en la mezcla. De cualquier manera, es fundamental contar con alguien que tenga las competencias necesarias para interpretar los resultados. También es importante contar con antecedentes de los cultivos realizados en los años inmediatamente anteriores, los rendimientos que se obtuvieron, si el agricultor cuenta o no con riego por pivote y cualquier otro antecedente que pueda aportar el productor a maximizar la eficiencia en la fertilización. Sólo así se podrá hacer una fertilización racional y balanceada, con los fertilizantes que correspondan; esto permitirá al agricultor tener un cultivo que exprese de la mejor manera su potencial, sin caer en sub o sobre fertilizaciones y maximizando su inversión.

Luego de la interpretación de los análisis de suelo, deberán establecerse los niveles de fertilización a utilizar, definiendo la realización de una o más mezclas de fertilizantes para cada predio. Esto dependerá de la mayor o menor uniformidad que presenten los suelos muestreados. Una vez determinadas las mezclas, debe solicitarse su elaboración a las empresas correspondientes según los requerimientos de cada suelo. Es aconsejable tomar las muestras de suelo entre fines de julio y la primera quincena de agosto, de modo, por una parte, que hayan ocurrido en buena medida los cambios que pueden presentarse en el suelo a partir la cosecha y, por otra, de contar con las muestras en forma oportuna y no tener que postergar la siembra.

Habitualmente, hacia durante la segunda quincena de agosto o primeros días de septiembre, dependiendo de la presión de malezas y de la fecha en que se sembrará el maíz, puede ser recomendable la realización de un barbecho químico con el fin de eliminar las malezas que puedan haber crecido entre mayo y agosto, y que estén formando una capa relativamente densa. El uso de glifosato, acompañado, en general, de otro(s) herbicida(s), según las especies de maleza presentes, tiene como objetivo dejar el campo lo más limpio posible y evitar que la cama de semilla quede con plantas o partes de plantas obstruyendo la distribución de las semillas y la profundización de estas en el suelo. Además, se obviaría el paso de un rastraje adicional, que, en muchos casos sería necesario para eliminar las malezas, produciendo también un nivel de compactación mayor en el suelo.

Previo a la siembra, es recomendable la aplicación de herbicidas al suelo: si se opta por un tratamiento de presiembra, los productos deberán incorporarse con una rastra que trabaje a unos 12 cm de profundidad (5-6 cm de incorporación), de modo que actúen al nivel en que se encuentran básicamente las semillas de maleza que germinarán y emergerán provocando problemas en el cultivo. En caso de contar con riego por pivote, la aplicación debería hacerse en preemergencia prontamente después de la siembra, ya sea vía riego o con un equipo de barra, caso, este último, en que los herbicidas deben incorporarse con un riego de 7 a 8 mm. Junto con los herbicidas, es importante también la aplicación de un insecticida al suelo para así lograr un control preventivo de gusanos cortadores; estos aparecen, en promedio, desde mediados de octubre hasta principios de noviembre, según la ubicación geográfica de las localidades, de cuan benignos hayan sido los inviernos y de cómo aumenten las temperaturas en cada lugar.

Hugo Faiguenbaum M.
Asesor de cultivos
Profesor Universidad de Chile y P. Universidad Católica.

Aspectos principales a considerar en la siembra.

• Sembradora: debe utilizarse una máquina, idealmente de no menos de seis hilleras, que haya tenido una buena mantención en la pretemporada y que cuente con todos los accesorios que se requieren para realizar una buena labor de siembra. Posteriormente, al momento de la siembra, la máquina debe ser muy bien regulada, para lo cual se requiere de algunas horas de tiempo. Una vez comenzada la siembra, es fundamental considerar un chequeo permanente de su labor en terreno.

• Distancia entre hileras: en la generalidad de los casos se usa una distancia de 75 cm; sin embargo,para quienes siembran a 75 cm, lo recomendable es que acerquen las hileras a 70 cm, con lo cual se tendrán más hileras por hectárea, 143 en lugar de 133, pero sin buscar un aumento de la población. La idea es tener más hileras/há, pero con semillas más espaciadas sobre las hileras. Esto, de manera de lograr una mejor distribución de plantas, pero considerando la misma población, por ejemplo, de 100 mil plantas/há.

Una distancia entre hileras de 50 cm. se recomienda sólo para casos particulares, en que se cuente con todas las condiciones y recursos para llevarla a cabo (sembradoras específicas, riego por pivote, cosechadoras con cabezales especiales para trillar a 50 cm, etc.). Por otra parte, si se realizara una siembra a 50 cm, hay que definir bien las poblaciones sin exagerar el número de plantas, el que no debiera sobrepasar en promedio las 120 mil plantas/ha. Para ello, deben considerarse las condiciones de suelo y de clima del lugar y utilizar un híbrido con buena arquitectura, vale decir con un ángulo de hojas que permita una mayor intercepción lumínica. Junto con lo indicado, lo más importante es contar con una máquina sembradora que considere hileras dobles a 20-25 cm y 50 o 55 cm entre las hileras más cercanas de cada grupo de dos hileras o sembrar con una Delta Row, que es una máquina que siembra las hileras en zigzag, maximizando la eficiencia en el uso de la luz.

En el caso de siembras de maíz para silo, en que no se requieren en general cosechadoras especiales, es generalmente recomendable sembrar a 50 cm entre hileras, con máximo un 10% de aumento en la población/ha. En la zona sur, Regiones de Los Ríos y Los Lagos, en general las poblaciones deben ser algo menores, por los mayores problemas de luminosidad. Los resultados para silo, normalmente, se verán mejorados al sembrar a 50 cm y optar por una mejor distribución de las plantas.

• Población de plantas con que se debiera llegar a cosecha: siete plantas por metro lineal, sembrando, ya sea a 70 cm, o también a 75 cm para el caso que se siembre en suelos con limitaciones de luminosidad, de profundidad de suelo o de compactación, entre otras. En caso de utilizar una distancia de 75 cm, y si acompañan las condiciones de suelo, clima, agua y arquitectura del híbrido, las plantas por metro lineal a cosecha pueden llegar a un máximo de 8, si no es así a 7,5 y llegando incluso hasta siete plantas establecidas por metro lineal en suelos con más limitaciones y/o localidades con menor luminosidad.

• Fertilización y ubicación de la mezcla fertilizante: La mezcla fertilizante al suelo debe aportar todo el fósforo y una parte menor del nitrógeno (40 kg/ha en cultivos regados por pivote y hasta 80-90 kg/ha en cultivos regados por surco). La dosis total de nitrógeno a aplicar deberá variar entre 280 kg/ha o algo menos y 450 kg/ha. Dosis más bajas deben emplearse en suelos con limitaciones, principalmente de compactación, siembras más tardías, deficiencias en el suministro de agua y/o en los manejos agronómicos. Por otra parte, al tener muy buenas condiciones, tanto de suelo como de clima y de manejo, los rendimientos podrán superar los 200 q/há, requiriéndose entonces de las dosis más altas de nitrógeno y de los otros nutrientes en general. El potasio, según la cantidad que decida aplicarse, puede ir todo en la mezcla, mientras se apliquen cantidades medias, y si son altas, parte del potasio podrá ir en la mezcla y el resto en presiembra con trompo o posteriormente en postemergencia.

Si se cuenta con riego por pivote, cambia totalmente el panorama, porque, más allá del posible uso de una mezcla base al suelo o de un fosfato mono o diamónico, siempre será aconsejable fertirrigar. Para ello, deberían considerarse fertirriegos en al menos cuatro o cinco ocasiones para el caso del nitrógeno, y agregando, según se vayan alcanzando distintos estados de desarrollo, otros elementos como potasio, boro y zinc.

La mezcla de fertilizantes al suelo debe ubicarse a 4 o 5 cm y no más alejada de 6-7 cm de las hileras de siembra, dependiendo de la cantidad de nitrógeno/há que se suministre a través de la mezcla. Esta, a su vez, debe localizarse idealmente 1 a 2 cm bajo la posición de las semillas.

• Calidad de semilla y disco de siembra: Lo primero es sembrar semilla que sea del año, para asegurar al máximo el vigor y que el porcentaje de germinación sea igual o superior a 93%, e idealmente entre 95 y 98%. El calibre de la semilla debe ser idealmente mediano y con un buen nivel de uniformidad para favorecer la homogeneidad de la siembra. Esto, conjuntamente, con el uso de un disco de siembra cuyo diámetro de orificios sea el correspondiente para el calibre de la semilla que se va a sembrar.

• Desinfección de semilla: La semilla debe ser tratada con un insecticida capaz de controlar las dos plagas que actúan hasta que las plantas alcanzan el estado V2: mosca de la semilla, Delia platura, y gorgojo argentino de las ballicas, Listronotus bonariensis. La semilla también debería ser tratada con un fungicida que actúe sobre el carbón de la panoja, Sphacelloteca reiliana.

• Profundidad de siembra: en siembras realizadas con riego por pivote, lo recomendable es considerar una profundidad de siembra, idealmente de 3,0 cm, hasta un máximo de 3,5 cm. En siembras con riego por surcos, en tanto, la profundidad mínima, en buenas condiciones de suelo, debería de 4 cm, siendo también 5 cm una buena profundidad de siembra.

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Ingenieros crean hidrocooler móvil para el enfriamiento de cerezas en el campo

Los rancagüinos Sebastián Lecaros y Alejandro Astaburuaga diseñaron el primer prototipo de FastCooler en 2019 y ya cuentan con siete equipos. Su apuesta es ser una “válvula de escape” para las exportadoras, que en el peak de la temporada pueden tardar hasta 12 horas en enfriar la fruta en las plantas, lo que afecta su calidad.

“Un emprendedor ve oportunidades allá donde otros solo ven problemas”, dice una célebre frase del destacado empresario estadounidense Michael Gerber. Con ese olfato fue que Sebastián Lecaros, ingeniero agrónomo, y Alejandro Astaburuaga, ingeniero acuicultor, tuvieron una idea.

Corría el año 2016 y el crecimiento del rubro de la cereza en Chile era evidente. Año a año no solo aumentaban las plantaciones en distintas regiones, sino también las toneladas cosechadas cuyo destino principal era China, un apetecido mercado conocido por su alta exigencia.

En el país asiático la cereza es un codiciado regalo para la gigantesca fiesta del Año Nuevo Chino, que convoca a personas de todas partes del mundo. Por lo mismo, cuando un container se abre en los puertos, la cereza debe lucir perfecta. Roja, firme y -muy importante- con su pedicelo verde, como si hubiera sido cosechada hace unos instantes. Hacia allá apunta la permanente sofisticación de los procesos de poscosecha, donde la idea de Lecaros, 53 años, y Astaburuaga, 46 años, dio en el clavo.

Tras una larga experiencia en distintas áreas de la industria agroalimentaria, se percataron de que las exportadoras efectivamente tenían un problema. Cada temporada, en el peak, se producían largos “tacos” de fruta en las plantas de enfriamiento, proceso fundamental que permite que la cereza llegue en óptimas condiciones a destino.

Así nació FastCooler, una empresa que presta servicio de arriendo de hidrocooler móvil que permite enfriar la fruta recién cosechada en los mismos campos de los agricultores. Los equipos, que cuentan con un modelo de eficiencia energética, tienen la capacidad de enfriar 4 mil kilos de cereza por hora, bajando la temperatura de pulpa de 25° a 5° celsius.

“Los estudios confirman la importancia de que la fruta se enfríe no más allá de cuatro horas de haberse cosechado, y durante el peak de la temporada esas cuatro horas se pueden transformar fácilmente en ocho, diez o doce en las plantas de proceso, porque se forma taco. Mientras antes se enfríe la fruta cosechada, mejor, porque luego de las primeras cuatro horas desde la cosecha comienza un proceso de degradación que es irreversible”, explica Lecaros.

El primer prototipo, que es 100% fabricación nacional, lo hicieron en 2016 y ya cuentan con siete equipos. Además, llevan seis años operando y cinco temporadas ofreciendo este servicio desde Ovalle hacia el sur, con un equipo de trabajo permanente de cuatro personas, que durante las cosechas se duplica. Para ellos, estar encima del proceso es clave, tanto para asegurar la calidad del tratamiento como para observar posibles mejoras que se le puedan hacer a las máquinas, las que se actualizan anualmente.

Aseguran que entrar al mercado no les costó, al contrario. “Nuestra idea era una solución que claramente las exportadoras estaban buscando, porque veían cómo las plantas de proceso se veían altamente colapsadas en los meses de cosecha. Entonces, nuestro proyecto se transforma en una válvula de escape”, dice Astaburuaga.

“Hay que ser valiente”

Los dos siempre sintieron que tenían espíritu emprendedor. “Durante todos esos años que estuve trabajando en la industria veía pasar delante mío posibilidades de negocio, de proyectos, todos los días. Siempre estaba con esa espina de hacer algo propio”, comenta Lecaros.

“Yo también quería buscar un proyecto más personal. Siempre entendí que trabajando como empleado de una empresa tenía techo y en esto no tengo techo”, agrega Astaburuaga.

Quienes han emprendido saben que es un proceso muy desafiante, pero no por eso imposible. “Si me preguntas si recomiendo emprender en el agro, yo diría que siempre. No es fácil, hay que ser valiente, porque todos los emprendimientos tienen caídas, que a veces pueden ser de alto costo y hay que estar preparado. Pero cuando das en el clavo es muy satisfactorio saber que estás aportando”, dice Lecaros.

Una ventaja de emprender que destacan ambos es que ahora pueden manejar su propio tiempo y compatibilizar mejor el trabajo con la familia. Aunque admiten que, sobre todo en un inicio, es necesario sacrificar más de un fin de semana. “Siempre es satisfactorio haber logrado dar con una solución clave para un mercado tan importante para Chile, como es la cereza”, agrega Astaburuaga.

En cuanto al principal desafío que han enfrentado, este ha sido convencer al productor de fruta de la conveniencia de instalar estos equipos en sus campos. “La costumbre general del productor es traspasar toda esa responsabilidad a la exportadora, pero eso ha ido cambiando y cada vez son más los agricultores que se preocupan de la calidad de su fruta durante todo el proceso, porque finalmente tiene que ver con el prestigio de Chile en otros mercados”, afirma Lecaros.

Estos emprendedores del agro, además, tienen un segundo rubro. Los dos se dedican a la comercialización de fruta para el mercado interno, donde se conocieron. De esa forma, complementan su emprendimiento con la fruticultura.

Los próximos pasos para FastCooler son explorar otros cultivos que necesiten enfriamiento en el campo, por ahora solo se concentran en la cereza, y también internacionalizar su tecnología. Tienen en la mira Perú, que ha mostrado un notorio crecimiento en uva de mesa, arándanos y que para la temporada 2024-2025 proyectan comenzar a exportar cerezas. “También Argentina podría ser interesante de mirar, ya que ha ido creciendo su industria de cerezas”, agrega Lecaros.

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Torres de viento: la alternativa de control de heladas que toma vuelo

En Chile se han instalado más de 4 mil de estas máquinas que, ante el aumento de las olas de frío, son cada vez más demandadas por los agricultores que quieren proteger sus cultivos.

Las heladas son un fenómeno climático cada vez más común en Chile. El problema es que no solo se trata de un evento climático propio del invierno, cuando las plantas están en dormancia, sino que también pueden ocurrir en primavera, afectando la floración y cuaja de los cultivos, etapas fisiológicas determinantes para una buena cosecha. 

Es así como las heladas se han transformado en uno de los eventos del clima más temidos por los agricultores, sobre todo por la gravedad de los daños que pueden causar.

Las heladas no solo afectan los tejidos vegetales por congelamiento. También perjudican el rendimiento del huerto, la calidad posterior de los frutos y las plantas quedan más propensas a enfermedades y plagas. Asimismo, pueden causar daños en los sistemas de riego e impactar en la polinización, ya que las abejas necesitan temperaturas cálidas para volar. 

No obstante, la tecnología y la innovación en el agro ha permitido, por un lado, que las olas de frío puedan ser anunciadas cada vez con mayor precisión por estaciones meteorológicas, y de esa forma los agricultores puedan prepararse. 

A su vez, se ha potenciado la creación de diversos mecanismos de prevención de heladas. Uno de ellos, y que ha ido ganando terreno entre los productores, son las torres de viento. Se trata de una tecnología que opera mezclando el aire más tibio de la capa de inversión térmica con el aire más frío que se encuentra al nivel de suelo. Su uso es cada vez más demandado en cultivos como la cereza, pero también se utilizan en kiwi, cítricos, uva, paltos y otros carozos como nogales, almendros y ciruelos.   

El aumento de la demanda por esta tecnología, explican especialistas, se debe a varios factores. Uno de ellos es que las olas de frío están siendo cada vez más comunes en zonas donde antes no lo eran, por ejemplo, en el norte del país. Por otra parte, un método más convencional para el control de este fenómeno climático es el uso de aspersores, pero largas temporadas de sequía exigen cuidar el recurso hídrico. 

“Las máquinas de viento son una tecnología de control de heladas que nació hace 80 años en el mundo y que en Chile lleva más de 25 implementándose”, comenta Martín Villaseca, de Tecnipak. 

“La principal ventaja de este método de control de heladas es que resulta efectivo y eficiente, por lo que hoy se usa para proteger cientos de miles de hectáreas de los más diversos frutales alrededor del mundo, con un valor total por hectárea relativamente bajo. En Chile, se han instalado más de 4.000 máquinas de viento”, agrega Villaseca, quienes tienen torres de viento instaladas desde la Región Metropolitana hasta la Región del Biobío.  

Actualmente, la oferta de equipos con esta tecnología es muy variada. Algunos modelos incluyen motores a diésel o a gas, con alternativas de hélices multiaspas, incluyendo encendido automático o telemetría y calefactor central para controlar heladas más severas.

Otra ventaja es que estas torres pueden ser instaladas en diferentes tipos de cultivos y terrenos, lo que las hace adecuadas para diversas condiciones agrícolas. Además, su diseño permite una fácil movilidad y ajuste según las necesidades específicas de cada cultivo.

“Los agricultores conocen la tecnología de los ventiladores de control de heladas desde hace muchos años, pero no se atrevían a instalarlos”, comenta Juan Pablo Calvo, de FrostBoss, quienes desde 2017 ofrecen una alternativa de bajo ruido de funcionamiento y consumo de combustible que puede abarcar entre 6-8 hectáreas, con un consumo de 20 l/h de petróleo. Ellos operan desde la Región de Valparaíso hasta la Región de los Lagos, aunque la mayor concentración es en O’Higgins, una de las zonas más afectadas por heladas. 

Una mayor conciencia por el cuidado del medioambiente y el aumento de regulaciones en esta materia también ha propiciado mejoras en esta tecnología. 

Según explica Villaseca, hasta hace algunos años solo se comercializaban máquinas de dos aspas en Chile. Esas máquinas, aunque eliminaron la contaminación atmosférica asociada al control de heladas tradicional, es decir, las “quemas”, tenían otra desventaja: el ruido. “A raíz de eso se desarrollaron las hélices multiaspas, que disminuyen notablemente el ruido que generan las máquinas de viento. Y el mercado se volcó rápidamente hacia esa solución, por lo que la gran mayoría de las máquinas que se venden son multiaspas”, explica. 

Matías Zuñiga, de Agroimec, presentes en la zona centro norte y centro sur del país, destaca que otras innovaciones que se han integrado en este sistema son la inclusión de sistemas de pronóstico de heladas con empresas extranjeras y de sistemas de partidas automáticas a distancia con celular, además del monitoreo y posicionamiento satelital de las máquinas.

Un aspecto importante a considerar es que si bien las torres de control de heladas pueden contribuir a disminuir los daños en las plantas, cuando se trata de heladas polares será necesario aportar calor, ya que la capa de inversión será débil. “

Para eso existe un calefactor central, que complementa el trabajo de la máquina de viento, aportando calor justo en torno a la torre de la máquina, aprovechando su efecto para repartir ese calor sobre el huerto”, dice Villaseca. 

Zúñiga, de Agroimec, agrega que en estos casos se realiza “un estudio acabado del lugar antes de instalar estos equipos considerando el registro de temperatura del huerto, para así implementar la instalación de calefactores que ayuden a las máquinas de viento en caso de temperaturas muy extremas. Se pueden instalar sensores cerca de los equipos para monitorear las temperaturas y ver la eficiencia de la máquina”. 

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Felipe Riveros: El asesor de viñas que prepara su propio vino

Hace 10 años, el ingeniero agrónomo especializado en enología creó junto a su señora “InsTinto Wines”, un emprendimiento de vinos “garaje” que rescatan la identidad de distintos valles de Chile. Antes que los golpeara la pandemia, llegaron a exportar a Rusia, Brasil, Alemania y Perú. “Es un orgullo ver tu vino etiquetado como chileno en otro país”, dice.

El ingeniero agrónomo Felipe Riveros, de 45 años, creció en un ambiente culinario. Su mamá es profesora de cocina, su papá tiene una tienda de artículos gastronómicos en Santiago y él también tiene sus dotes de chef. Esas raíces lo llevaron a especializarse en enología mientras cursaba Agronomía en la Universidad Católica.

“Hacer un vino es igual que cocinar. Haces mezclas y vas probando hasta que das en el clavo. Además, en todas las mesas de Chile hay una botella de vino”, dice el asesor y fundador de InsTinto Wines, un emprendimiento familiar de vinos de “garaje” que creó en 2012 con su señora, la abogada Francisca Middleton.

Tal como lo define el concepto, se trata de producir vinos en pequeñas cantidades o a “escala humana”, en espacios reducidos como un taller o un garaje en vez de una bodega, pero cuidando cada parte y detalle del proceso, igual como se cocina un plato gourmet.

Ambos, Felipe y Francisca, participan de cada una de las etapas, desde la elección de la uva en distintos valles, hasta la elaboración del vino, el embalaje y la venta. En esta última etapa también participan sus hijos, de 5 y 8 años, quienes a futuro serán los “herederos” de la biblioteca de vinos que están formando con botellas especialmente seleccionadas de cada una de sus producciones boutique.

“Siempre quisimos hacer un vino a nuestra medida, que nos identificara, sin la necesidad de seguir tendencias comerciales”, cuentan en su sitio web www.institowines.cl. También se los puede seguir en su cuenta de Instagram @instinto.wines.

Todas las etiquetas de sus vinos son numeradas y están escritas a mano. “Lo que hacemos es rescatar las raíces de cómo se hacía el vino antiguamente, pero de manera correcta, usando las tecnologías que existen hoy”, explica Riveros, quien trabajó por siete años en la Viña Anakena en Requínoa, su principal escuela. Hoy divide su tiempo entre asesorías a distintos viñedos y el proyecto “InsTinto”.

El nombre del emprendimiento, admite, significó varias noches en vela. Pero valieron la pena. Lo que buscan es transmitir, a través de este juego de palabras, un “rescate honesto” de las características y terroir de cada uno de los valles de Chile. Hoy cuenta con cuatro variedades de vino, tres tintos y un blanco: Tintorero, InsTinto del Maipo, InsTinto del Maule y Alvino.

Su producción a “escala humana” a oscilado entre las 4 mil y las 10 mil botellas. Antes de la pandemia, que como a todos los emprendedores les pegó fuerte, exportaban a Rusia, Brasil, Perú y Alemania, una etapa que no han logrado retomar, pero que los enorgulleció.

“Chile exporta muchos productos a distintas partes del mundo, pero el vino es de los pocos cuya procedencia es claramente identificada. Es un orgullo ver tu vino etiquetado como chileno en otro país”, dice el ingeniero agrónomo. Con mucho esfuerzo lograron llegar al mercado extranjero, uniéndose al Movimiento de Viñateros Independientes (Movi), participando en distintas ferias y también postulando a proyectos Corfo.

-¿Cómo ha sido emprender en un mundo tan competitivo como el del vino?

-“Cualquier tipo de emprendimiento es difícil. Porque puedes tener muchas ideas, pero primero cuesta llevarlas a cabo, y segundo que te resulten. Hay un espacio de ensayo y error que es importante, que requiere tiempo y cabeza. En el caso del agro, además, siempre hay que pensar a largo plazo. No es como importar productos chinos y venderlos en una tienda. Esto requiere paciencia, pero por otro lado es trabajar con un producto que viene vida”.

-¿A qué te refieres?

-“El vino es el único licor que tiene vida. Primer es joven, después madura, se pone viejo y muere. Eso tiene un significado emocional también”.

-¿Qué ha sido lo más difícil en estos 10 años de emprendimiento?

-“Siempre lo más difícil es vender. Hacer el vino no es lo complejo, sino la venta. Nosotros tenemos un nicho que se divide entre tiendas especializadas y el boca a boca, pero abrir mercado siempre requiere esfuerzo. Sobre todo, porque hay infinidad de marcas y tienes que lograr diferenciarte, que prueben tu vino y lo quieran repetir. Al principio es común ir a restaurantes, pero el problema con eso es que en Chile no existe la carrera de garzón. Aquí es visto como un trabajo de paso, entonces duran poco tiempo y para que vendan el vino hay que capacitarlos constantemente”.

-¿Qué consejo le darías a alguien que quisiera emprender en el mundo del vino?

“Que le ponga ganas y que tenga muy claro que el negocio del vino es a largo plazo. No es para hacerse millonario, pero si lo haces bien funciona y es entretenido. Otra ventaja es que no necesitas tanto capital inicial y tiene una gracia única y es que puedes ir probando con uvas de distintos lugares y valles. Es la diferencia con una bodega, que todos los años, si quieres, puedes hacer un vino diferente. Al final es hacer algo que te llena el alma”.

-¿Cómo se proyectan en los próximos años?

“Por el momento, estamos vendiendo lo que tenemos. Solemos vender entre 4 mil y 5 mil botellas al año. No hemos hecho nuevo vino, pero en 2024 esperamos retomarlo. Una ventaja de hacer estos vinos es que están por sobre el promedio, entonces haces y vendes menos cantidad, pero con mayor margen. Un vino de bodega se vende a $30 dólares una caja de 12 botellas aproximadamente, y nosotros la vendemos a $90 dólares hacia arriba”.

-¿Y como asesor te ha aportado tener tu propio vino?

“Sin duda. Es mi carta de presentación. Yo no le muestro a nadie un montón de excel con posibles resultados. Le abro una botella y le digo, este puede ser el resultado. Eso es algo que me motiva mucho, el poder combinar ambas cosas, el proyecto y con mi trabajo de asesor”.

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Tenemos una nueva e importante noticia: Obtuvimos 2° lugar en Sostenibilidad

Nuestra empresa, no sólo obtuvo el 4º lugar en el ranking de la Encuesta Building Happiness de Buk, Categoría Empresas Medianas, sino también, obtuvimos el 2° lugar en Sostenibilidad.

La Sostenibilidad, se refiere a la medición de cualquier acción que se genere para causar un impacto positivo, tanto en lo social, como en lo económico y medioambiental.

¡Felicitaciones a todo nuestro increíble equipo!!

Sigamos trabajando juntos, con pasión y compromiso , fundamentales para construir un entorno laboral positivo y sostenible.

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Ary Vainstein, emprendedor agrícola: “La clave para sortear los obstáculos es la resiliencia”

Antes de convertirse en agrónomo, plantó la primera semilla de su proyecto “Ulmen Group”, hoy una planta consolidada en Chimbarongo que ofrece un servicio integral orientado a la exportación de nueces. “Sueño con ser el mayor procesador de nueces de la zona centro sur de Chile”, dice.

Ary Vainstein, de 38 años, nació ligado al campo. El hobby de su padre, que falleció en 2015, era el campo, y todos los veranos trabajaba con él en distintas labores de campo, y también impulsaba sus propios proyectos.

“La agricultura fue una pasión para mí desde muy pequeño”, dice. Por lo mismo, cuando salió del Colegio Hebreo en Santiago decidió estudiar Agronomía en la Universidad Católica. En ese entonces, empujado por el espíritu emprendedor que lo caracterizó desde niño, en su último año de carrera “sembró” la primera semilla de un proyecto “en el que he depositado todos mis sueños”.

Se trata de Ulmen Group, un emprendimiento agrícola ubicado en Chimbarongo, Región de O’Higgins, que hoy realiza un servicio integral orientado a la exportación de nueces, donde ofrecen desde procesos de calibrado, despelonado y secado de los frutos, hasta el packaging y el despacho SAG. Su sello es “dejar la nuez lista para ser exportada”, comenta.

“Fue naciendo un muy lindo proyecto. Lo construí desde sus inicios. Partiendo por la primera planta adscrita de despelonado y secado, hasta llegar a lo que somos hoy, donde ofrecemos el servicio completo”, cuenta, y añade que su foco son los productores de la zona centro sur y exportadoras.

Después de la cereza, el nogal es la segunda especie productiva que más se planta en Chile, con un 12,3% de participación, según cifras del Ministerio de Agricultura.

En los últimos 15 años, las plantaciones de nogal en el país han crecido más de 300%, pasando de 13.600 hectáreas en 2008 a 46.200 en 2022 (Odepa), concentrándose principalmente en las regiones de Valparaíso y Metropolitana.

En la actualidad, las nueces chilenas, con y sin cáscara, se exportan a 76 países. Una de las ventajas de Chile es que su cosecha es contraestación por su ubicación geográfica, lo que permite obtener mejores retornos. Este año, se proyectó una producción de 180 mil toneladas, donde Europa es el mercado favorito en el caso de la nuez sin cáscara, mientras que Medio Oriente y Asia para los frutos con cáscara.

Al igual que la mayoría de los mercados, el de la nuez es exigente en estándares de calidad. En ese sentido, el emprendedor explica que “para conseguir una nuez de calidad se debe pasar por un proceso de secado y despelonado que asegure mantener un estándar óptimo de la nuez, con el objetivo que esta mantenga su cáscara sin daños ni mañanas, sus colores internos claros y definidos para mantener de mejor forma sus características organolépticas”.

También es parte de su sello la introducción de la tecnología, aspecto clave en los tiempos que corren, donde es necesario optimizar al máximo los recursos, entre ellos, el tiempo. En el caso de Ulmen Group incorporaron un software de elaboración propia, el cual consta de una plataforma que permite a los clientes visualizar en tiempo real información relevante del proceso de secado y calibrado de las nueces.

¿Qué necesidades advertiste para crear tu emprendimiento?
“Hay un déficit en la capacidad de secado para absorber los crecientes volúmenes de cosecha. En las regiones Metropolitana y de Valparaíso, de 1.469 predios con nogales catastrados, sólo 54 cuentan con secadores. Además, instalar despelonadores de nueces y secadores es una muy alta inversión que se usa sólo unas pocas semanas al año. A su vez, requiere un adecuado manejo para mantener la buena calidad obtenida en el predio, ya que las nueces requieren un despelonado y secado inmediato después de la cosecha, porque la degradación en los bins es muy rápida”.

¿Cuáles han sido los principales desafíos como emprendedor agrícola?
“Desde el principio lo vi como un desafío. Comenzamos nuestro proyecto cuando el valor de la nuez era el doble del valor actual, lo cual fue complicando las proyecciones del negocio y nos vimos obligados a integrarnos de manera horizontal para mantener y aumentar nuestra rentabilidad. Así nació nuestra área de servicios integral. La clave para sortear los obstáculos es la resiliencia”.

¿Qué sueñas hoy para tu emprendimiento?
“Hoy estoy en vías de consolidación. Sueño con ser el mayor procesador de nueces de la zona centro sur de Chile, y con poder ofrecer tarifas competitivas para abrir nuevas oportunidades a emprendedores como yo”.

La consolidación de su emprendimiento también le permitió tomar la decisión de mudarse junto a su señora y sus tres hijos desde Santiago a Rancagua, replicando así lo mismo que él vivió con su padre desde pequeño. “Me gusta mucho disfrutar de la naturaleza con mis hijos. También los hago partícipes de las cosechas y de todos los procesos de campo”, cuenta el emprendedor.

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