Con más de un siglo de tradición familiar en la lechería, lidera su predio en Los Ríos y, además, preside Aproval. Desde ese doble rol, impulsa una mirada optimista y de futuro para el sector, en la que la asociatividad, la innovación tecnológica y la sostenibilidad son caminos concretos de desarrollo.
Lleva más de veinte años dedicado a la producción de leche en la Región de Los Ríos. Jaime Heinrich Commentz es la tercera generación de una familia ligada al rubro desde inicios del siglo XX. Hoy combina ese rol de productor —que comparte día a día con su esposa y en el que también participan sus hijos— con la presidencia de Aproval, gremio que reúne a los lecheros de la región. Desde ahí impulsa una visión de futuro, convencido de que la lechería chilena tiene condiciones únicas para proyectarse con fuerza en las próximas décadas.
—Partió en la lechería en el 2000. ¿Cómo ve hoy el panorama del sector, tanto en Los Ríos como a nivel nacional?
“Lo veo positivo. Si uno revisa los números de los centros de gestión, la mayoría de los productores está con márgenes operacionales, y eso es una señal de que el negocio funciona. Obviamente, no todos están en la misma situación, pero las proyecciones de precio acompañan y, al menos en el corto plazo, se ven estables. Además, el consumo de lácteos en el mundo está creciendo. En la Unión Europea y otros mercados maduros hay restricciones ambientales que limitan la producción, lo que abre espacios para países como Chile, que tiene ventajas naturales en clima, pluviometría y sanidad animal”.
—¿Qué rol juega la asociatividad en este escenario?
“En la Región de Los Ríos casi el 90% de la leche ya se produce y procesa al alero de una cooperativa, por lo tanto la asociatividad es parte de nuestra identidad. Desde Aproval no estamos en la tarea de crear nuevas unidades productivas de carácter cooperativo, sino de apoyar lo que existe: representar a los productores, promover el consumo y articularnos con la industria y las instituciones públicas. La asociatividad ha sido una palanca para inversiones de largo plazo, mejores precios de insumos y acceso a tecnologías, y eso explica parte del dinamismo que tiene esta región frente a otras zonas del país”.
—Hablando de tecnología, usted ha puesto bastante énfasis en validar innovaciones productivas. ¿Qué ejemplos destacaría?
“Un caso concreto es el riego. Hace unos años muchos decían que en Los Ríos no era necesario, o que la energía que se requería lo hacía poco rentable. Como gremio hicimos un proyecto de cinco temporadas donde medimos en campo los resultados. La conclusión fue clara: el riego es rentable, permite aumentar productividad. Con esos datos en mano logramos que más productores se convencieran y que la Comisión Nacional de Riego apoyara proyectos en la zona. Hoy estamos en otra conversación: inteligencia artificial, robótica en el ordeño y sensores para medir diversos aspectos del proceso productivo que ayudan en la gestión general de la empresa. Quizás aún no son masivos, pero están a la vuelta de la esquina y debemos prepararnos”.
—Uno de los problemas históricos de la lechería ha sido la mano de obra. ¿Cómo lo han abordado?
“Es cierto, cada vez cuesta más atraer y retener trabajadores, porque las nuevas generaciones tienen otras expectativas. En Aproval venimos ocupándonos de este tema hace mucho tiempo e incluso una docena de asociados acaba de terminar el primer año de ejecución de un proyecto apoyado por Corfo que les permitió constituirse como Grupo de Transferencia Tecnológica (GTT), a través del cual se reúnen mensualmente para abordar temáticas para mejorar la gestión de personas en sus lecherías. Este grupo es un resultado concreto de un diagnóstico que realizamos al respecto y que también nos arrojó algunas conclusiones importantes, como la necesidad de mirar el entorno laboral femenino o personas que nunca han tenido vinculación con el agro, como nuevas opciones para incorporar capacidades para el sector.
Adicionalmente, este estudio nos mostró algo muy sencillo pero revelador: para muchos ordeñadores el “turno cortado” les incomoda porque quedan con “horas muertas” en la mitad del día, donde no alcanzan a hacer mucho. Buscar alternativas a esta modalidad histórica de organizar la ordeña es un gran desafío, pero puede ser una gran oportunidad para captar nuevos trabajadores para esta función. Cada vez tendremos que ir pensando mucho más en medidas que impacten favorablemente en la calidad de vida del trabajador y, en consecuencia, en la estabilidad de los equipos”.
—En sustentabilidad, ¿qué avances destacaría?
“Decidimos adelantarnos a la presión de los consumidores y la industria, y bajo el alero del Consorcio Lechero adaptamos un programa de sustentabilidad a la realidad chilena. Hoy ya tenemos cerca del 25% de la leche regional certificada, y esperamos poder llegar al 30% bajo este estándar hacia fines de este año. Eso incluye manejo de bosques en los predios, eficiencia en el uso del agua, bienestar animal, reducción de la huella de carbono y vinculación con el entorno. Como gremio creemos que no se trata solo de cumplir con exigencias externas, sino de hacer más sustentable nuestro negocio para las próximas generaciones”.
—Otro reto clave es el recambio generacional. ¿Cómo lo están enfrentando?
“Hace tres años creamos el Área Jóvenes de Aproval, que partió con diez hijos de productores y hoy ya son veinte. Ellos funcionan con actividades mensuales y bajo una modalidad muy parecida a la que tienen los Grupos GTT: visitan predios propios y de terceros, comparten experiencias y visitan empresas e instituciones del sector. En 2023 participaron actívamente en el 5° Encuentro Panamericano de Jóvenes Lecheros organizado por Fepale, en Paraguay, y durante septiembre un grupo asistirá a la 6ª versión en Costa Rica. En abril pasado realizaron una interesante gira tecnológica a Irlanda y Países Bajos.
Estas actividades generan comunidad y entusiasmo. Para que un joven decida quedarse en la lechería, la empresa tiene que ser atractiva: profesionalizada, con posibilidades de crecer, con tecnologías modernas. En mi caso, incorporamos robots de ordeño y eso entusiasmó a uno de mis hijos que estudia Física, que ahora quiere aprender de su funcionamiento. Ese tipo de innovaciones generan un vínculo nuevo con el campo”.
—Frente al auge de las bebidas vegetales, ¿cómo proyecta la demanda de lácteos en el futuro?
“La demanda por lácteos sigue creciendo tanto en Chile como en el mundo. Las bebidas vegetales tuvieron un boom hace algunos años, pero hoy están planas e incluso bajando. Nosotros no estamos en contra de que existan, lo que pedimos es que no se vendan como “leche”. Como Aproval logramos que en Chile se etiqueten como “bebidas vegetales” y eso fue un tremendo logro para el sector porque conseguimos, con el respaldo de la normativa vigente, marcar la diferencia evidente que existe entre la leche y estos productos de origen vegetal. El desafío es seguir promoviendo el consumo con respaldo científico, mostrando que la leche es un alimento completo, asociado a salud, nutrición y bienestar”.
—Si mira hacia diez o veinte años, ¿qué características debería tener la lechería chilena para consolidarse?
“El sur de Chile tiene todo para consolidarse como motor lechero de las próximas décadas. Tenemos suelos, clima, sanidad animal y productores con capacidad de inversión. Si incorporamos mayor superficie de riego, el potencial de crecimiento es enorme. Hoy tenemos un 5% más de volumen que hace diez años, pero además con una mejora significativa en la calidad de la leche. Podemos proyectar un sector competitivo a nivel global y un aporte fundamental al desarrollo regional. En Aproval siempre hemos tratado de ver la lechería con optimismo. Si algo no resulta, hay que meterle números, tecnología y análisis. Esa es la actitud que nos permitirá proyectar este rubro hacia el futuro”.