Asegurar la disponibilidad de agua, más acceso a financiamiento agrícola, reencantar a la juventud con el campo, mejorar la productividad y abrir nuevos mercados son los retos que Víctor Catán, vicepresidente de Fedefruta, identifica para este nuevo año agrícola.
| 29 Enero 2024
Para Víctor Catán un desafío “básico” que este 2024 debe ser prioridad es la seguridad hídrica. “Que los productores tengan la certeza de que podrán regar oportunamente”, puntualiza. Y un aspecto importante de la seguridad hídrica, dice, especialmente a mediano y largo plazo, es la realización de embalses, evitar la sobreexplotación de cuencas, hacer obras civiles en las tomas de los canales y que se implemente tecnología intrapredial para optimizar el agua en los campos.
La realidad hídrica de las zonas, advierte, es dispareja y compleja. “En el norte este invierno no llovió, por lo tanto, algunos de los embalses están con un porcentaje de agua menor al 10% de su capacidad, donde los productores tendrán agua máximo hasta abril”, explica y agrega que una zona crítica es la Región de Coquimbo, que abastece, entre otros, de hortalizas a las grandes urbes en invierno, como la Región Metropolitana.
“También hay que considerar que hay comunidades rurales que viven única y exclusivamente en torno a su agricultura. Sin agua, pierden su fuente de trabajo”, agrega. ¿Cuál es el llamado de atención que le hacen a las autoridades? “En esas localidades del norte ya existen algunos proyectos de desalación. Es necesario dar una alternativa que no dependa exclusivamente de las lluvias. Son obras que tienen alto costo, pero el Estado no ha querido darles la importancia que tienen en términos sociales”, agrega Catán.
Otro efecto de la falta de seguridad hídrica, señala el vicepresidente de Fedefruta, está ocurriendo en la zona centro-norte, que arrastró 14 años de sequía severa, lo que “obligó a algunos agricultores a subdividir y comenzar a vender parcelas “Se está dejando de producir en un terreno muy fértil” sostiene. También cree que es necesario construir nuevos embalses que permitan acumular las lluvias intensas que se han registrado en los últimos dos años, por ejemplo en el Valle Aconcagua, que no tiene embalse, y así no perder ese recurso hídrico. “En los años buenos perdemos el 80% del agua. Es necesario avanzar. Entre 1920 y 1970, en Chile se hicieron 20 embalses, y en los últimos 25 años, se han hecho solo 2 embalses”, señala.
La mayoría de los proyectos agrícolas de envergadura necesitan una inversión inicial importante. En esa línea, Catán destaca la participación de bancos que se han especializado en la entrega de préstamos para el sector, pero advierte que “hay poca competencia. Tres bancos se llevan prácticamente el 75% de la torta. Los agricultores son buenos pagadores y entregan buenas garantías, porque la tierra no se deprecia”.
En ese sentido, cree que otro desafío es que los agricultores, sobre todo los medianos y pequeños, puedan tener un mejor acceso a créditos para poder ordenar sus finanzas. “Los grandes pueden acceder a otras alternativas, fondos de inversión, que hoy día está pasando, pero hace falta algo más focalizado en los medianos y pequeños productores”, opina Catán.
La agricultura es uno de los principales motores de la economía chilena, otorgando miles de puestos de trabajo, sin embargo, el vicepresidente de Fedefruta advierte una realidad que no se puede eludir. “Vemos que los chilenos están demostrando un nulo interés por quedarse en el campo y eso nos preocupa demasiado. Y pasa tanto a nivel de trabajadores como a nivel de dueño de los predios. En la agricultura familiar campesina, muchos agricultores ya tienen más de 70 años y no tienen a quién entregarle el bastón”, lamenta, y lo señala como una creciente preocupación en el rubro. Esto no solo por la falta de mano de obra, sino porque para que el sector siga creciendo, al alero de los nuevos mercados internacionales que se están abriendo, se requiere de capital humano.
“Como gremio tenemos un desafío importante, porque nos hemos dedicado mucho a trabajar y poco y nada a mostrar lo que hacemos, existiendo una escasa valoración por el sector debido al desconocimiento de la sociedad, en especial en las grandes urbes” agrega.
Las razones detrás de este “desencanto”, según Catán, es que erróneamente se ha formado un “estigma” hacia el campo en general, como si fuera una profesión de tercera categoría, “cuando es de primera categoría”. Trabajas en un ambiente sustentable, armonioso con el medio ambiente, con la naturaleza, producimos alimentos para alimentar a Chile y al mundo. Nosotros estamos en todas las casas”.
Optimizar las labores del campo y hacer más ágiles los procesos es otro de los desafíos que identifica para, así, mejorar la productividad laboral y, por tanto, la rentabilidad. “Si vemos la productividad de los trabajadores en otros países, hay casos donde nos triplican”, dice Catán. En esa línea, plantea que la fórmula es aumentar las capacitaciones para que la labor que desempeñan sea cada vez más eficiente. “A veces, tenemos jornadas de trabajo largas en horas, pero bajas en productividad”, añade.
También plantea que en el sector existe “una serie de barreras, tenemos legislaciones que son antiguas, una burocracia estatal que muchas veces hace que los agricultores pierdan gran parte de su tiempo tratando de solucionar problemas de esa naturaleza, y abandonan sus quehaceres y sus obligaciones”.
Hoy Chile cuenta con 33 acuerdos comerciales con economías que representan el 85% del PIB global, lo que lo posiciona como uno de los países que tienen la mayor red de acuerdos de todo el mundo.
Pero es un camino que, según Catán, hay que seguir ampliando. “Hoy día llegamos a muchos mercados, pero hay otros que no hemos logrado abrir como quisiéramos, por ejemplo, India que ya supera en población a China. Tenemos el mundo árabe, que son aproximadamente 800 millones de personas”, dice.
También considera que ampliar los mercados permite no extremar la dependencia con el gigante asiático. “El problema de hoy es que si China se resfría y estornuda, nosotros tenemos pulmonía”, comenta.
Tener a Perú en la mira, y observar el crecimiento que ha tenido debido a la inversión que ha hecho, también es un desafío. “Pese a todas sus dificultades políticas, ha hecho cosas notables, como infraestructura hídrica, canales que llevan agua desde la sierra al desierto. Nosotros nos estancamos y se requiere un plan nacional robusto, multisectorial, entre los ministerios de Hacienda, Agricultura, Economía, Obras Públicas y Medio Ambiente, donde el Estado se involucre de verdad y permita que el sector privado cumpla su rol económico y social”, sostiene.