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Antonio Walker: “Para mejorar la calidad de vida en el mundo rural es clave una agricultura próspera”

El presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) hace un repaso por su larga vida dedicada al campo, comparte su análisis sobre los desafíos del sector y también sus recuerdos como ministro de Sebastián Piñera. “Siempre es impresionante que te llame un Presidente para liderar un sector que te apasiona y conoces mucho”, dice.

Es el quinto de nueve hermanos y el único de ellos que ha dedicado su vida a la agricultura en todos sus frentes: la producción, la exportación, la actividad gremial y la gobernanza.

La historia de José Antonio Walker Prieto (62) con el campo es larga. Se remonta a sus seis años, los que atesora y recuerda con claridad. En ese entonces, eran “compinches” con su abuelo materno, Hernán Prieto Subercaseaux, quien lo pasaba a buscar los fines de semana a Santiago para llevarlo a pasear a caballo entre los viñedos del campo familiar en Pirque, donde él y sus hermanos nacieron.

“Esa relación me marcó mucho. Cuando uno le toma el gusto al campo cuando es niño, te queda para toda la vida”, comenta el exministro de Agricultura durante el segundo gobierno del Presidente Sebastián Piñera, y actual presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA).

Ese irrenunciable gusto por el campo empujó al hermano de los exsenadores Patricio e Ignacio, y el senador Matías Walker, a estudiar técnico agrícola en el Inacap, y después ciencias de la fruta en la Universidad Politécnica Estatal de Estados Unidos, gracias a una beca deportiva. Años mozos en los que se estaba gestando un futuro emprendedor y líder agrícola.

“El lema de la universidad era ‘aprende haciendo’. El 25% de la nota se basaba en cómo uno se desempeñaba en el campo”, recuerda hoy. Luego de esa experiencia volvió a Chile y sembró su carrera profesional en una exportadora de frutas, donde estuvo tres años, hasta que el pálpito emprendedor se hizo notar.

Herencia familiar

Con su padre, Ignacio Walker Concha, compraron su primer campo en Teno. Todavía recuerda exactamente la fecha en que, a sus 25 años, se fue a vivir solo a la Región del Maule para empujar este nuevo proyecto que llamaron Agropecuaria Wapri (Walker – Prieto).

“Fue el 2 de mayo de 1988. En ese momento, había una fruticultura de exportación incipiente”, cuenta el exministro, que, al poco andar, se casó y fue padre de seis hijos.

Con su padre comenzaron con la producción de kiwis, manzanas bicolores, cerezas -fueron de los primeros en plantar este cultivo en la zona-, peras asiáticas y también frambuesas. Partieron con 100 hectáreas y hoy Wapri supera las 800. Pero su espíritu emprendedor no se detuvo. Con Rodrigo Balbontín fundó la Agrícola La Matriz en Teno, y con Ramón Achurra la frutícola Río Negro. Con este último adquirió el actual packing Rucaray Los Lirios, y luego la exportadora del mismo nombre.

Su familia es política. Si bien fue Ministro de Agricultura, su vida profesional ha estado, sobre todo, ligada al campo.

“La familia Walker siempre ha tenido una inclinación por el servicio público. Eso también es algo heredado de mi abuelo y de mi padre. Yo canalicé esa vocación a través de la participación gremial. Partí en el año 90 fundando Fruséptima, empujado por Luis Smith, y después fui presidente de Fedefruta, donde me tocó conocer al Presidente Piñera”.

Tras el trágico fallecimiento del mandatario, el pasado 6 de febrero en un accidente en helicóptero en Lago Ranco, Walker escribió en “El Mercurio”: “Como su exministro de Agricultura (2018 – 2021) tuve el privilegio de ser parte de un equipo comprometido con el fortalecimiento y la modernización del sector, esfuerzo que dejó un legado duradero para los agricultores, las zonas rurales y el país”.

¿Cómo conoció al Presidente Piñera?

“Me acuerdo de que lo fui a ver a La Moneda. Yo había hecho un trabajo sobre la fruticultura chilena, el que me hizo enviarle un día antes de la reunión. Por supuesto, el día de la reunión ya se lo había leído completo y lo tenía todo subrayado. Nunca me voy a olvidar, me dijo, ‘este trabajo está muy bien hecho’. Hicimos buenas ‘migas’. No entré en su primer gobierno. Tuve un ofrecimiento de su parte, pero no lo pude aceptar, porque Wapri todavía estaba muy verde. Después, para su segundo gobierno, me llama un día y me dice, ‘Antonio, quiero que seas ministro de Agricultura’. Para mí fue muy importante, porque siempre es impresionante que te llame un Presidente para liderar un sector que te apasiona y conoces mucho. Así que acepté con mucho orgullo”.

¿Qué significó para usted ser Ministro de Agricultura?

“Me realicé mucho. Estuve muy poco en Santiago, me dediqué sobre todo a recorrer las regiones. Yo creo que recorrí Chile tres veces. Y bueno, estuvimos bien evaluados, porque teníamos un equipo muy potente. Creo que hicimos un buen trabajo”.

¿Se arrepiente de haber renunciado al cargo de ministro el último año para postular a la Convención Constitucional?

“En ese momento, pensé, ‘me encantaría representar a la agricultura en un proceso tan importante como la redacción de una nueva Constitución’. Pero yo creo que fue una mala decisión, porque estaba contento en el ministerio, pero sentía a su vez esa responsabilidad con el país que siempre nos inculcó mi padre. Siempre perder una elección duele. Ahí me di cuenta de lo solas que son las campañas, y de lo duro que es ser político. Por Dios que hay que ser valiente para salir a las calles. Pero bueno, todo pasa por algo. Tuve la gran experiencia de recorrer la Región del Maule y de volver al campo”.

Tras la elección volvió a Wapri, pero un año después Cristián Allendes lo llamó para presidir la SNA. “La primera vez le dije, ‘por ningún motivo’. Después me llamó de nuevo, y pensé, ‘acá hay una oportunidad para entregar todo lo que aprendí en el ministerio’”, relata.

¿Cuáles son los principales desafíos del sector?

“Hay seis temas importantes. Uno es la comunicación. La gente no conoce lo que hacen los agricultores, cuando somos una actividad fundamental para descentralizar Chile y alimentar el mundo. El segundo, urgente, es restablecer el orden público y la seguridad. Hoy día en el campo hay un desplazamiento de bandas de crimen organizado, muchos robos y violencia. La droga llegó al campo y hay mucha inseguridad. El tercero es que tenemos que buscar vías de financiamiento para los agricultores que sean acorde a los ciclos de la agricultura. En cuarto lugar, está la infraestructura hídrica. Nos hemos quedado atrás. Dejamos de construir embalses y de invertir en infraestructura de riego. Otro desafío es avanzar hacia una agricultura más sustentable, productora de alimentos saludables, hasta ser una potencia ecoalimentaria. Y el último tema es la migración. Bienvenidos los inmigrantes, pero con visa de trabajo. Estamos convencidos que para mejorar la calidad de vida en el mundo rural es clave impulsar una agricultura próspera”.

Además de estar abocado a su actividad gremial y a sus proyectos agrícolas, en las últimas semanas también ha estado enfocado “en hacer un gran llamado para lograr un acuerdo político para mejorar el orden público y la seguridad, y que ese acuerdo se traduzca en entregarle herramientas a la gente honrada y trabajadora de este país”.

Pese a que la agricultura es un motor de la economía, hay escasez de mano de obra y menos interés por parte de los jóvenes de dedicarse a ese rubro, ¿por qué?

“Eso es verdad y se debe, fundamentalmente, a que a los jóvenes les gusta mucho todo lo relacionado con la tecnología. Por lo mismo, el desafío de la agricultura para reconquistar a los jóvenes es modernizarse. En la SNA tenemos 20 colegios y educamos a más de 12 mil alumnos, y cuando uno visita los liceos puedes ver a niños de 16 años construyendo robots. Son súper tecnológicos”.

¿Cómo se puede dar a conocer mejor lo que hace la agricultura?

“Necesitamos una nueva comunicación sobre el aporte que hace la agricultura a nivel económico y social. Siempre digo que para mejorar la calidad de vida del mundo rural es fundamental la educación, la conectividad, pero sobre todo una agricultura próspera. Por otro lado, tenemos que llegar al 70% de la población que es millenials y que no se informa por los diarios ni la televisión, sino por las redes sociales o los canales digitales”.

Él mismo se ha tomado ese desafío muy en serio. Es un verdadero “influencer” del campo. Tiene más de 19 mil seguidores en su Instagram, donde comparte sus salidas a terreno, su visión sobre el sector y, últimamente, sus recuerdos junto al Presidente Piñera.

El país tiene más de 30 tratados de libre comercio y es una de las naciones con la mayor red internacional para la exportación. ¿Qué desafíos hay en cuanto al mercado?

“Conquistar Asia. Estamos muy consolidados en América Latina, en Estados Unidos y en Europa, pero hay que conquistar India y todavía falta mucho por penetrar en el interior de China, que es un país enorme. También está el gran desafío de conquistar la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN), que son los diez países del sudeste asiático, donde viven 700 millones de personas. Mientras más diversificados tengamos los mercados, más bajo será el riesgo de Chile”.

¿Chile está lo suficientemente posicionado en el exterior o podría ser mejor?

“Chile está catalogado como un país serio. La industria vitivinícola, en ese sentido, ha aportado muchísimo. El vino ha sido un gran embajador de Chile en el mundo y la fruticultura también. Estamos catalogados como un país confiable y el desafío es mantenerlo. Conquistar la confianza de los mercados puede tomar una vida, pero se puede perder en un solo día. Por lo mismo, tenemos que ser muy cuidadosos en el cumplimiento de las buenas prácticas agrícolas”.

La agricultura peruana ha crecido significativamente en los últimos años. ¿Lo ve como una amenaza o una oportunidad para Chile?

“Tenemos que ser complemento de Perú, que lo está haciendo muy bien en muchas especies, y que también ha invertido mucho en infraestructura hídrica. Es un competidor muy importante, por lo que nosotros tenemos que diferenciarnos de ellos con un producto más sofisticado”.

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Daniela Bignotti, la mujer que le dio un nuevo impulso al trigo candeal

A fines de 2023 fue destacada por la Fundación para la Innovación Agraria como “Mujer Agro Innovadora” de la Región de O’Higgins. A la cabeza de un proyecto con tradición familiar, ha logrado articular a más de 150 productores de este cereal. “Antes, nadie visualizaba mucho el trigo candeal, ahora se hace notar”, dice la fundadora de Bigda.

“La sangre tira”, dice el dicho popular. Daniela Bignotti, de 35 años, lo sabe bien. Nacida en la cuna de una familia agricultora con raíces italianas, estudió nutrición y por años se dedicó a la atención de pacientes. Eso, hasta que la pandemia la empujó de nuevo al campo.

Hace más de 50 años, su abuelo paterno fue uno de los primeros agricultores que sembraron trigo candeal en Chile, variedad con la que se fabrican pastas, por lo que creció siendo parte de un proyecto familiar agrícola que perdura hasta hoy.

Aunque con su marido, el ingeniero mecánico Gianfranco Danna, optaron por hacer su propia apuesta, también con el trigo candeal al centro. Esta vez, con un doble propósito: seguir con la tradición familiar y profesionalizar el cultivo de este cereal en la zona centro sur.

Con ese objetivo en la mira, en 2019 se mudaron desde Machalí hasta Chimbarongo para fundar la empresa familiar Bigda, por sus apellidos Bignotti y Danna, la que ofrece tres servicios distintos y complementarios en torno a este cultivo.

El principal es el corretaje de trigo candeal para la empresa Tres Montes Luquetti, donde han logrado formar una red de más de 150 agricultores desde Rancagua hasta Los Ángeles, que juntos reúnen cerca de 2.000 hectáreas cada temporada.

“Los acompañamos desde la siembra hasta la cosecha”, explica Daniela, que además lidera un inédito “Encuentro de trigueros zona central”, que ya lleva dos versiones. En la instancia, donde se analiza cómo se viene la temporada, se reúnen compradores, proveedores y agricultores en torno al cultivo, junto con instituciones como el INIA, el Ministerio de Agricultura, la Conaf, bancos, agroseguros, entre otros.

¿Qué te animó a crear este emprendimiento agrícola?

“Me di cuenta de que los agricultores no se actualizaban lo suficiente y empecé a estudiar el cultivo a fondo, con el objetivo de mejorar la calidad del trigo que se produce en la zona y también poder transferir estos conocimientos a otros agricultores”.

Su capacidad de articulación y liderazgo, precisamente, la hizo merecedora del Premio “Mujer Agro Innovadora” de la Región de O’Higgins 2023. Este reconocimiento, otorgado por la Fundación para la Innovación Agraria, se le entrega a las mujeres que están contribuyendo a fomentar la innovación, a arriesgarse para introducir nuevas estrategias y tecnologías a los procesos productivos, o que se hayan destacado por su capacidad de gestión y liderazgo.

¿Qué sentiste al recibir este premio?

“Estaba muy sorprendida, porque no me lo esperaba. Pero también me dio mucha satisfacción ver que todo el esfuerzo hecho en estos años es reconocido por los frutos que ha dado”.

Daniela no solo ha contribuido a mejorar la relación y la articulación entre los productores de trigo candeal desde la VI hasta la VIII región, sino también a posicionar esta especie en una zona dominada principalmente por los frutales. “Antes, nadie visualizaba mucho el trigo candeal, ahora se hace notar”, asegura la fundadora de Bigda.

Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, en el año agrícola 2022-2023 se sembraron 23 mil hectáreas de trigo candeal, un 56,5% más que el año agrícola anterior. La mayor superficie de esta variedad de trigo está en las regiones del Bío Bío (9.736), O’Higgins (4.589) y Maule (4.179). A su vez, la superficie promedio sembrada en los últimos diez años creció 53% respecto a la década anterior.

Además del corretaje de trigo, en Bigda ofrecen un servicio de drones. “Nos dimos cuenta de que su uso en trigo candeal simplifica mucho labores clave, como son las aplicaciones de fitosanitarios y fertilizantes foliares”, explica Bignotti. Asimismo, crearon un centro de reciclaje para recibir los envases de los productos químicos que se usan en los campos, y de esa forma contribuir a la disminución de la contaminación de los predios y de los canales.

Empuje femenino

Las mujeres juegan un papel fundamental en el agro, no sólo como trabajadoras, sino también como líderes y agentes de cambio en la industria agrícola. Aunque no siempre es tarea fácil para ellas hacerse un espacio en un sector que históricamente fue liderado por hombres. Algo que, según la visión de Daniela, ha cambiado significativamente.

¿Cómo ha sido tu experiencia como mujer en el agro?

“Al comienzo me costó, porque es un sector mayormente ocupado por hombres, muchos de ellos muy tradicionales. Entonces, yo sentía que les chocaba que una mujer joven les hiciera alguna sugerencia. Pero fueron las propias mujeres agricultoras las que me dieron el empuje para que no bajara los brazos. Ahora me siento muy bien y valorada en el rubro. Hoy día hay cariño, hemos formado lazos y siempre trabajamos en base a la confianza”.

¿Sientes que hoy existe más equidad de género en el agro?

“Ahora está mucho más parejo. Incluso en las empresas, donde antes se veía a puros hombres, hoy día se ven muchas mujeres, que están siendo cada vez más valoradas también. Se respeta y valora mucho más su opinión”.

¿Cuál crees que es el aporte que hacen las mujeres al sector?

“Hace poco tuvimos un encuentro de mujeres en el agro y hablamos de este tema. Yo creo que las mujeres solemos ser más planificadas y metódicas, y eso creo que es un buen complemento. Seguimos todo al pie de la letra. También aportamos otro punto de vista. Tener miradas diversas siempre es positivo”.

¿Cómo proyectan el futuro de Bigda?

“Nuestra meta es seguir sumando otros servicios agrícolas relacionados con el trigo candeal, como maquinaria e insumos agrícolas, siempre de la mano de la tecnología”.

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Los flancos abiertos de la fruticultura

Desafíos 2024 (parte I):


Asegurar la disponibilidad de agua, más acceso a financiamiento agrícola, reencantar a la juventud con el campo, mejorar la productividad y abrir nuevos mercados son los retos que Víctor Catán, vicepresidente de Fedefruta, identifica para este nuevo año agrícola.

  1. Certeza hídrica para los productores

Para Víctor Catán un desafío “básico” que este 2024 debe ser prioridad es la seguridad hídrica. “Que los productores tengan la certeza de que podrán regar oportunamente”, puntualiza. Y un aspecto importante de la seguridad hídrica, dice, especialmente a mediano y largo plazo, es la realización de embalses, evitar la sobreexplotación de cuencas, hacer obras civiles en las tomas de los canales y que se implemente tecnología intrapredial para optimizar el agua en los campos.

La realidad hídrica de las zonas, advierte, es dispareja y compleja. “En el norte este invierno no llovió, por lo tanto, algunos de los embalses están con un porcentaje de agua menor al 10% de su capacidad, donde los productores tendrán agua máximo hasta abril”, explica y agrega que una zona crítica es la Región de Coquimbo, que abastece, entre otros, de hortalizas a las grandes urbes en invierno, como la Región Metropolitana.

“También hay que considerar que hay comunidades rurales que viven única y exclusivamente en torno a su agricultura. Sin agua, pierden su fuente de trabajo”, agrega. ¿Cuál es el llamado de atención que le hacen a las autoridades? “En esas localidades del norte ya existen algunos proyectos de desalación. Es necesario dar una alternativa que no dependa exclusivamente de las lluvias. Son obras que tienen alto costo, pero el Estado no ha querido darles la importancia que tienen en términos sociales”, agrega Catán.

Otro efecto de la falta de seguridad hídrica, señala el vicepresidente de Fedefruta, está ocurriendo en la zona centro-norte, que arrastró 14 años de sequía severa, lo que “obligó a algunos agricultores a subdividir y comenzar a vender parcelas “Se está dejando de producir en un terreno muy fértil” sostiene. También cree que es necesario construir nuevos embalses que permitan acumular las lluvias intensas que se han registrado en los últimos dos años, por ejemplo en el Valle Aconcagua, que no tiene embalse, y así no perder ese recurso hídrico. “En los años buenos perdemos el 80% del agua. Es necesario avanzar. Entre 1920 y 1970, en Chile se hicieron 20 embalses, y en los últimos 25 años, se han hecho solo 2 embalses”, señala.

  1. Mayor acceso a financiamiento

La mayoría de los proyectos agrícolas de envergadura necesitan una inversión inicial importante. En esa línea, Catán destaca la participación de bancos que se han especializado en la entrega de préstamos para el sector, pero advierte que “hay poca competencia. Tres bancos se llevan prácticamente el 75% de la torta. Los agricultores son buenos pagadores y entregan buenas garantías, porque la tierra no se deprecia”.

En ese sentido, cree que otro desafío es que los agricultores, sobre todo los medianos y pequeños, puedan tener un mejor acceso a créditos para poder ordenar sus finanzas. “Los grandes pueden acceder a otras alternativas, fondos de inversión, que hoy día está pasando, pero hace falta algo más focalizado en los medianos y pequeños productores”, opina Catán.

  1. Reencantar a la juventud con el campo

La agricultura es uno de los principales motores de la economía chilena, otorgando miles de puestos de trabajo, sin embargo, el vicepresidente de Fedefruta advierte una realidad que no se puede eludir. “Vemos que los chilenos están demostrando un nulo interés por quedarse en el campo y eso nos preocupa demasiado. Y pasa tanto a nivel de trabajadores como a nivel de dueño de los predios. En la agricultura familiar campesina, muchos agricultores ya tienen más de 70 años y no tienen a quién entregarle el bastón”, lamenta, y lo señala como una creciente preocupación en el rubro. Esto no solo por la falta de mano de obra, sino porque para que el sector siga creciendo, al alero de los nuevos mercados internacionales que se están abriendo, se requiere de capital humano.

“Como gremio tenemos un desafío importante, porque nos hemos dedicado mucho a trabajar y poco y nada a mostrar lo que hacemos, existiendo una escasa valoración por el sector debido al desconocimiento de la sociedad, en especial en las grandes urbes” agrega.

Las razones detrás de este “desencanto”, según Catán, es que erróneamente se ha formado un “estigma” hacia el campo en general, como si fuera una profesión de tercera categoría, “cuando es de primera categoría”. Trabajas en un ambiente sustentable, armonioso con el medio ambiente, con la naturaleza, producimos alimentos para alimentar a Chile y al mundo. Nosotros estamos en todas las casas”.

  1. Mejorar la productividad laboral

Optimizar las labores del campo y hacer más ágiles los procesos es otro de los desafíos que identifica para, así, mejorar la productividad laboral y, por tanto, la rentabilidad. “Si vemos la productividad de los trabajadores en otros países, hay casos donde nos triplican”, dice Catán. En esa línea, plantea que la fórmula es aumentar las capacitaciones para que la labor que desempeñan sea cada vez más eficiente. “A veces, tenemos jornadas de trabajo largas en horas, pero bajas en productividad”, añade.

También plantea que en el sector existe “una serie de barreras, tenemos legislaciones que son antiguas, una burocracia estatal que muchas veces hace que los agricultores pierdan gran parte de su tiempo tratando de solucionar problemas de esa naturaleza, y abandonan sus quehaceres y sus obligaciones”.

  1. Seguir abriendo nuevos mercados

Hoy Chile cuenta con 33 acuerdos comerciales con economías que representan el 85% del PIB global, lo que lo posiciona como uno de los países que tienen la mayor red de acuerdos de todo el mundo.

Pero es un camino que, según Catán, hay que seguir ampliando. “Hoy día llegamos a muchos mercados, pero hay otros que no hemos logrado abrir como quisiéramos, por ejemplo, India que ya supera en población a China. Tenemos el mundo árabe, que son aproximadamente 800 millones de personas”, dice.

También considera que ampliar los mercados permite no extremar la dependencia con el gigante asiático. “El problema de hoy es que si China se resfría y estornuda, nosotros tenemos pulmonía”, comenta.

Tener a Perú en la mira, y observar el crecimiento que ha tenido debido a la inversión que ha hecho, también es un desafío. “Pese a todas sus dificultades políticas, ha hecho cosas notables, como infraestructura hídrica, canales que llevan agua desde la sierra al desierto. Nosotros nos estancamos y se requiere un plan nacional robusto, multisectorial, entre los ministerios de Hacienda, Agricultura, Economía, Obras Públicas y Medio Ambiente, donde el Estado se involucre de verdad y permita que el sector privado cumpla su rol económico y social”, sostiene.

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Centro de Gestión Frutícola: la apuesta de Coagra para impulsar la fruticultura

Desde su creación en 2019, han entregado apoyo técnico a agricultores de diversos cultivos  para que aumenten su productividad y mejoren la calidad de su fruta. En cuatro años, suman más de 12 mil hectáreas asesoradas, desde Osorno hasta Quillota. 

La fruticultura chilena ha experimentado un crecimiento importante en los últimos años. El cultivo que lidera con ventaja este empuje es la cereza, especie que en 15 años aumentó su superficie plantada de 10 mil a 60 mil hectáreas.  

Un incremento que también ha implicado una mayor demanda por asesoría técnica, ya que el éxito de un proyecto agrícola depende del volumen y la calidad de la producción. Lo anterior conlleva supervisar cada etapa fisiológica del cultivo y factores como la condición del suelo y las raíces, la fertilización y la nutrición, el control de plagas y enfermedades, el manejo adecuado del riego, entre otros aspectos.  

Atentos a esta creciente necesidad, precisamente, es que Coagra decidió apostar por una iniciativa pionera en el rubro: la creación de un Centro de Gestión Frutícola para entregar apoyo técnico gratuito y personalizado a los agricultores durante toda la temporada. 

Un sello característico del Centro de Gestión Frutícola -creado en 2019 y actualmente desplegado desde Osorno hasta Quillota- es el método que implementan. Para realizar este acompañamiento forman verdaderas “cuadrillas” técnicas, compuestas por asesores especializados en diferentes cultivos, agrónomos zonales de Coagra y los propios productores. 

“De esta forma, los agricultores no solo reciben las mejores recomendaciones de acuerdo a las necesidades específicas de su huerto, sino que esos conocimientos les son transferidos para que puedan optimizar sus propios manejos culturales y seguir incorporándolos a futuro”, explica María Jesús Saldaña, Jefe de Producto de la línea Fitosanitarios y Nutrición Vegetal de Coagra y líder de la iniciativa que contempla un año de asesoría, renovable a dos años. 

Desde sus inicios en 2019, el impacto de este innovador proyecto que busca darle un impulso a la fruticultura nacional ha sido notorio. Ya llevan más de 12 mil hectáreas asesoradas, en cultivos como cereza, paltos, cítricos, avellanos, arándanos, tomates, entre otros. Del total, poco más de 3 mil hectáreas corresponden a cerezos. 

“Tenemos varios casos de éxito que hemos ido documentando. Entre los principales resultados que hemos rescatado está el aumento de la producción y también una mejora considerable en la condición y calidad de la fruta”, complementa Saldaña. 

Otra ventaja es que el Centro cuenta con un completo sistema de monitoreo en terreno con hasta cinco visitas técnicas, lo que permite hacer un seguimiento exhaustivo de las recomendaciones técnicas que entregan los asesores. A su vez, se invita a otros agricultores para que participen y puedan retroalimentarse. 

“Se trata de reunir un grupo de productores con objetivos en común para resolver problemáticas del cultivo, compartir experiencias y entre todos tener un espacio de discusión y de implementación de estrategias, y de esta forma entender mejor el cultivo. Tenemos productores de distintas zonas y variedades y cuando eso se comparte el resultado es súper enriquecedor”, destaca Carlos Tapia, asesor de cerezos que participa en el Centro. 

“Hemos tenido muchas satisfacciones. Para el productor es una muy buena instancia para desarrollarse, para que un proyecto pueda ser viable y rentable en el tiempo”, agrega Patricio Morales, asesor de frutales que también es parte de la iniciativa. 

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El mundo mira a Chile: los acuerdos comerciales que amplían las fronteras del agro

El país mantiene más de 30 tratados vigentes y se posiciona como una de las naciones con la mayor red internacional para la exportación. “Han sido fundamentales, no solo para el crecimiento, sino también para el desarrollo y la mejora de prácticas de producción, estándares de calidad y diversificación de productos”, analiza Felipe Rieutord, tesorero de Fedefruta.

En noviembre comenzó la cosecha masiva de las cerezas chilenas, y con ello se dio el puntapié inicial a la temporada de exportaciones agrícolas, cuyo peak se extiende hasta febrero y continúa desarrollándose hasta abril o comienzos de mayo.

Hoy Chile cuenta con 33 acuerdos comerciales con economías que representan el 85% del PIB global, posicionándose como uno de los países que tienen la mayor red de acuerdos de todo el mundo.

Esta apertura de Chile hacia el mundo se inició con fuerza a partir de 1990, año en que existían 4.125 empresas exportadoras. Tres décadas después, el número aumentó a 7.600, la mitad de ellas pymes, según cifras de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales. A su vez, en estos 30 años las exportaciones distintas del cobre pasaron de US$ 4.648 millones a más de US$ 35 mil millones.

“En los noventa, los tratados de libre comercio eran esperados por todo el país y la fruta chilena tuvo un empuje enorme”, sostiene Felipe Rieutord, tesorero de Fedefruta, quien también destaca lo que ha significado para el desarrollo del “Chile rural”. “Ha logrado el crecimiento fuera de las grandes ciudades y que mucha gente nos quedemos en el campo”, agrega.

De los 33 tratados comerciales que están vigentes en Chile, 19 son acuerdos de libre comercio (TLC). Estos son con Australia, Brasil, Canadá, Centroamérica, China, Colombia, Corea del Sur, Estados Unidos, Hong Kong, Malasia, México, Panamá, Perú, Tailandia, Turquía, Uruguay, Vietnam, junto con el Tratado Integral y Progresista de Asociación TransPacífico (CPTPP o TPP11) y EFTA, integrado por Islandia, Noruega, Liechtenstein y Suiza.

“Los tratados han sido fundamentales, no solo para el crecimiento en términos de hectáreas y volumen de exportaciones, sino también para el desarrollo y la mejora de prácticas de producción, estándares de calidad y diversificación de productos. La fruticultura chilena se ha beneficiado enormemente”, explica el tesorero de Fedefruta, quien analiza las oportunidades y desafíos que la apertura comercial de Chile al mundo trajo para la agricultura.

¿De qué manera los tratados de libre comercio han favorecido el crecimiento de la agricultura?

Podríamos mencionar el crecimiento que ha tenido la industria de la cereza en Chile desde que entró en vigencia el TLC con China, en octubre de 2006. Ese año no teníamos más de 8 mil hectáreas plantadas. Diez años después, en 2016, ya se veían 25 mil hectáreas, y hoy en día -oficialmente- esa cifra supera las 60 mil. Esto, por supuesto, se ha debido a la demanda y las facilidades que existen en el comercio gracias al TLC con China, que es nuestro principal mercado.

Junto con los TLC ha sido muy importante el trabajo del SAG, Fedefruta y Asoex para la apertura de protocolos sanitarios para poder ingresar frutas a distintos países. Siguiendo el ejemplo de China, ha sido importante el ingreso de ciruelas y nectarines, y recién este año se aprobó el ingreso de duraznos y damascos, lo que implica un tremendo impulso a esas especies.

¿Y en el caso de la uva de mesa?

En el caso de la uva de mesa, cuando partió el TLC con Estados Unidos ya teníamos una industria con cerca de 50 mil hectáreas desde Atacama hasta O’Higgins, pero el levantamiento de las barreras arancelarias y el acceso preferencial a un mercado tan grande como el norteamericano nos permitió ser mucho más competitivos, al punto de transformarnos en el principal proveedor del Hemisferio Sur. Naturalmente, ha surgido competencia para Chile, como Perú. Por eso, debemos trabajar para mejorar nuestro posicionamiento, como es el caso de una aprobación del Systems Approach para la fruta que se exporte a Estados Unidos.

¿Qué países sería interesante explorar para generar nuevos tratados?

Debemos profundizar nuestra oferta en los mercados que tenemos. Por ejemplo, cada ciudad china es del tamaño de Chile en cuanto a población, y eso nos lleva a seguir afianzando relaciones con regiones interiores del gigante asiático. En Estados Unidos nuestra tarea es ser más competitivos y alcanzar mejores resultados.

Creemos también en la profundización en los acuerdos comerciales con países de América Latina. Brasil es un destino realmente enorme, y estamos convencidos de que un crecimiento sería muy beneficioso. También podríamos hablar del Sudeste Asiático, países como Indonesia, Malasia o Vietnam. O bien, el norte de África, donde hay tradición de consumo de fruta mediterránea, además de producción de ellos que podemos complementar en otras fechas del año.

Últimamente, también se insiste bastante en India.

Con India, como mercado objetivo en el corto plazo, se ha avanzado en TLC con bajas arancelarias a muchos productos agrícolas. Ahora se está trabajando en el área logística para poder llegar en plazos más razonables, ya que tiene tránsitos muy largos e impide que algunas frutas logren llegar. Pero ha sido un impulso muy importante para manzanas y kiwis en los últimos años, y está el gran desafío de llegar con cerezas y transformarla en un segundo China.

En términos de apertura de nuevos tratados, durante los 90 hubo un auge, ¿nos estancamos?

Hubo un auge en ese tiempo, porque estaba todo por hacer, y Chile tiene una vocación exportadora que no hay que desestimar ni pasar por alto, porque los tratados de libre comercio son el soporte de nuestro progreso como país. Fedefruta trabajó mucho en ese tiempo para abrir los mercados, conseguir que los acuerdos fueran beneficiosos para el campo chileno, y podemos decir que gran parte del desarrollo logrado hasta ahora ha sido debido a esto.

Este año, el TPP11 estuvo en el centro de la discusión.

Evidentemente, nos preocupó muchísimo lo lento y los cuestionamientos que hubo al TPP11, recién aprobado en el Congreso en la segunda mitad de 2022. El TPP11 no solo significa más apertura para la fruta chilena en mercados que están involucrados en este acuerdo*, también significa que podremos tener acceso a tecnologías y servicios de países que proveen de herramientas y soluciones de este tipo, algo que, en momentos cuando avanza el manejo del bigdata, smartagro e inteligencia artificial para la optimización en procesos, es muy necesario.

*Los países suscritos al TPP11 son Australia, Brunei, Canadá, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam y Chile.

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“Emprendedores del cielo”: hermanos fundan empresa de drones para el agro

Los peuminos Benjamín y Josefa Rieutord se unieron para impulsar esta tecnología de precisión en los campos, la cual permite realizar aplicaciones fitosanitarias a alta velocidad de avance sin dañar los suelos. Además de cubrir una hectárea en poco más de cinco minutos, este método usa un 90% menos de agua que las opciones más convencionales. “Es una tecnología que llegó para quedarse”, aseguran.

Cuando una plaga es detectada en un campo, se encienden todas las alarmas y es necesario actuar rápidamente. En la última década, se han desarrollado diversas tecnologías para hacerle frente a este desafío, pero una que ha ido ganando terreno son los drones pulverizadores, los cuales son utilizados en distintas industrias, incluyendo la agricultura.

Es el nicho que los hermanos Benjamín y Josefa Rieutord supieron aprovechar, primero certificándose para aprender a sobrevolarlos y luego fundando el emprendimiento Riagro Drone. Ambos son de la zona de Peumo, tienen 37 y 34 años, y vienen de una larga tradición agrícola y de emprendimiento familiar.

“Toda la vida hemos estado ligados al campo. Durante generaciones nuestra familia ha sido productora de frutas en la región de O’Higgins, por lo que nuestra infancia fue siempre en  torno a la agricultura”, cuenta Josefa, gerente comercial y socia del proyecto.

La historia se remonta al año 2017. En ese entonces, con Benjamín a la cabeza, el emprendimiento se enfocaba en la prestación de servicios a los campos con motos herbicidas.

“Era un trabajo súper lento y sacrificado. A veces, pasaba seis horas sin interrupción arriba de la moto junto con mis operadores, y para hacer 20 hectáreas diarias”, recuerda el fundador y gerente de posventa.

Pero, tres años después, surgió la opción de optimizar el servicio usando un dron agrícola para pulverizar, cuya promesa era lograr abarcar seis hectáreas en una hora.

“En esos años, era novedoso y arriesgado, porque no se veían muchos drones volando en los campos, pero era una tremenda oportunidad, porque existía la posibilidad de aplicar otro tipo de productos fitosanitarios y logrando abarcar hasta 30 hectáreas diarias en un par de horas”, relata su hermana y socia.

El reto, como suele ocurrir con los emprendimientos en el agro, era lograr introducir esta tecnología -que es de alta precisión- en los campos. Para ello, aprovecharon la confianza adquirida con los productores con los que ya habían trabajado anteriormente, ofreciéndoles esta nueva apuesta. Luego, dejaron actuar el “boca a boca”.

“En tres temporadas, ganamos cientos de hectáreas de experiencia en aplicación con tecnología de precisión, hasta que a fines del 2022 nos ofrecieron ser distribuidores autorizados de drones agrícolas de la marca DJI”, agrega Benjamín, hito que marcó el nacimiento oficial de Riagro Dron.

¿Qué necesidad identificaron que los animó a emprender con este proyecto?

(Josefa) “Nuestras primeras aplicaciones siempre fueron por una urgencia relacionada a una plaga que estaba afectando algún huerto. Necesitaban atacarla rápido y con el tractor no avanzaban tanto. Ahí fue la primera necesidad que identificamos: la de una aplicación eficiente y a la vez efectiva”.

Actualmente, continúan realizando aplicaciones con el último modelo que llegó a Chile (Agras T40), pero además venden cuatro modelos de drones distintos con una capacidad que va desde los 10 hasta los 40 litros. También ofrecen servicio técnico en Peumo y Chimbarongo, y realizan capacitaciones para los que quieran emprender en este rubro.

Los avances que han observado en el uso de esta tecnología para realizar aplicaciones fitosanitarias, dicen, ha sido notoria. En un principio los prestadores de servicio de dron hacían, en promedio, unas 1.000 hectáreas al año. Hoy en día tenemos clientes que en dos o tres meses ya han hecho 1.000 hectáreas”, plantea Benjamín.

¿A qué se debe ese avance en el uso de la tecnología?

(Josefa) “A lo largo de las temporadas se empezó a aplicar cada vez más con dron, porque los productores vieron en él una solución a problemas recurrentes que tenían. Incluso, hoy en día estamos viendo que son las propias agrícolas las que nos están comprando drones. Y es algo que hace un par de años ni se pensaba que iba a pasar”.

¿Qué ventajas tiene este método versus los más convencionales?

(Benjamín) “Las principales ventajas de la aplicación con dron son la rapidez, una hectárea se cubre en 5,5 minutos, que evita la compactación del suelo, y además usa un 90% menos de agua. También, muy ventajoso, es que se puede aplicar después de una lluvia, aunque haya barro”.

¿En qué cultivos tienen mayor demanda?

(Benjamín) “Los productores de hortalizas fueron los primeros en empezar a usar dron en sus aplicaciones, porque al comienzo los tamaños de los equipos estaban hechos para ese tipo de cultivo más bajo. Actualmente, los drones han evolucionado en tamaño y tecnología, por lo que hoy en día son los frutales los que más piden aplicación con dron. Con el último modelo que llegó a Chile, los productores de frutales encontraron un equipo con mayor mojamiento y mucha más fuerza de penetración”.

¿Cuáles han sido los mayores desafíos a los que se han enfrentado?

(Benjamín) “La competencia es harta, tanto en la prestación del servicio como en la distribución, pero cuando uno se esfuerza por hacer las cosas bien, es responsable y honesto, todo se da mucho más fácil. Y gracias al trabajo duro hemos logrado hacer de Riagro Drone una empresa conocida dentro del agro. Un dato que puedo decir con orgullo es que recién llevamos un año como distribuidores y somos una de las empresas que más equipos ha vendido en el 2023. Eso es porque algo estamos haciendo bien y la gente confía en nosotros”.

¿Cómo ha sido trabajar entre hermanos?

(Josefa) “No ha sido difícil, porque los dos somos de personalidad bien relajada. Además, cada uno se preocupa de un área diferente de la empresa. Generalmente, apoyamos las decisiones del otro, y cuando no estamos de acuerdo tenemos la confianza para conversarlo en el momento y sin hacernos problema. Nuestra familia paterna siempre ha trabajado junta, entonces, tenemos el mejor ejemplo de trabajo en equipo y con respeto”.

¿Qué recomendación le darían a alguien que quiere emprender en este rubro?

(Benjamín) “A nuestros clientes que están partiendo siempre les tratamos de enseñar en base a nuestra experiencia emprendiendo. Muchos llegan asustados por no lograr hacer tantas hectáreas como quisieran, pero nosotros les decimos que mientras hagan las cosas bien, nunca les van a faltar hectáreas, que no pierdan el foco y que trabajen responsablemente. La aplicación de fitosanitarios no es un juego, así que mientras sean meticulosos, honrados y preocupados de hacer bien su trabajo, los productores siempre van a preferir trabajar con ellos. Es un trabajo entretenido, no tengan miedo de aplicar con dron. Con nuestros propios ojos hemos visto que es una tecnología que funciona y que llegó para quedarse”.

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Principales aspectos de siembra en maíz grano y fertilización

Principales aspectos de siembra en maíz grano y fertilización

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Hacer una buena siembra de maíz, tomando todos los resguardos, es de gran importancia. En el presente artículo, nos adentraremos en los aspectos técnicos fundamentales de esta práctica y en aspectos de fertilización para favorecer un buen resultado en el cultivo. Hugo Faiguenbaum M., Asesor de cultivos y Profesor en la Universidad de Chile y de la Pontificia Universidad Católica, analiza estrategias y prácticas clave que pueden apoyar la producción de maíz grano, manteniendo siempre un enfoque en la eficiencia y la sostenibilidad en el campo.

En primer lugar, resulta fundamental tomar muestras de los suelos que se van a sembrar, enviándolas a un laboratorio para un análisis químico completo. En este sentido, deben considerarse áreas de 15 hectáreas y en ningún caso mayores a 20, cada una de las cuales debe estar compuesta por unas 15 submuestras. Así, cada una de ellas representará los distintos sectores de suelo existentes en el predio, disminuyendo la variabilidad existente en los distintos parámetros a nivel de cada potrero. Las muestras deben ser bien tomadas, aspecto fundamental para que los resultados de los análisis tengan validez y sean confiables. Hay varias empresas que, además de prestar el servicio de análisis de suelo, realizan la toma de muestras, favoreciéndose así la calidad y homogeneidad del muestreo, aspecto clave en la confiabilidad de los resultados

Un análisis químico de suelo conmpleto, debe considerar los siguientes parámetros: materia orgánica, pH, conductividad eléctrica, contenidos de fósforo, potasio, azufre, boro, zinc, manganeso, hierro, suma de bases, capacidad de intercambio catiónico y saturación de aluminio.

Es muy importante no comprar mezclas estándares existentes en el mercado y menos aún, en el caso de no disponer de un análisis de suelo. En caso de tener comprada previamente una mezcla, igualmente es fundamental hacer los análisis de suelo, ya que, al contar con los resultados es posible adecuar la cantidad de mezcla a distribuir por hectárea y por sobre todas las cosas, corregir o agregar nutrientes que no estaban contemplados o que estaban subrepresentados en la mezcla. De cualquier manera, es fundamental contar con alguien que tenga las competencias necesarias para interpretar los resultados. También es importante contar con antecedentes de los cultivos realizados en los años inmediatamente anteriores, los rendimientos que se obtuvieron, si el agricultor cuenta o no con riego por pivote y cualquier otro antecedente que pueda aportar el productor a maximizar la eficiencia en la fertilización. Sólo así se podrá hacer una fertilización racional y balanceada, con los fertilizantes que correspondan; esto permitirá al agricultor tener un cultivo que exprese de la mejor manera su potencial, sin caer en sub o sobre fertilizaciones y maximizando su inversión.

Luego de la interpretación de los análisis de suelo, deberán establecerse los niveles de fertilización a utilizar, definiendo la realización de una o más mezclas de fertilizantes para cada predio. Esto dependerá de la mayor o menor uniformidad que presenten los suelos muestreados. Una vez determinadas las mezclas, debe solicitarse su elaboración a las empresas correspondientes según los requerimientos de cada suelo. Es aconsejable tomar las muestras de suelo entre fines de julio y la primera quincena de agosto, de modo, por una parte, que hayan ocurrido en buena medida los cambios que pueden presentarse en el suelo a partir la cosecha y, por otra, de contar con las muestras en forma oportuna y no tener que postergar la siembra.

Habitualmente, hacia durante la segunda quincena de agosto o primeros días de septiembre, dependiendo de la presión de malezas y de la fecha en que se sembrará el maíz, puede ser recomendable la realización de un barbecho químico con el fin de eliminar las malezas que puedan haber crecido entre mayo y agosto, y que estén formando una capa relativamente densa. El uso de glifosato, acompañado, en general, de otro(s) herbicida(s), según las especies de maleza presentes, tiene como objetivo dejar el campo lo más limpio posible y evitar que la cama de semilla quede con plantas o partes de plantas obstruyendo la distribución de las semillas y la profundización de estas en el suelo. Además, se obviaría el paso de un rastraje adicional, que, en muchos casos sería necesario para eliminar las malezas, produciendo también un nivel de compactación mayor en el suelo.

Previo a la siembra, es recomendable la aplicación de herbicidas al suelo: si se opta por un tratamiento de presiembra, los productos deberán incorporarse con una rastra que trabaje a unos 12 cm de profundidad (5-6 cm de incorporación), de modo que actúen al nivel en que se encuentran básicamente las semillas de maleza que germinarán y emergerán provocando problemas en el cultivo. En caso de contar con riego por pivote, la aplicación debería hacerse en preemergencia prontamente después de la siembra, ya sea vía riego o con un equipo de barra, caso, este último, en que los herbicidas deben incorporarse con un riego de 7 a 8 mm. Junto con los herbicidas, es importante también la aplicación de un insecticida al suelo para así lograr un control preventivo de gusanos cortadores; estos aparecen, en promedio, desde mediados de octubre hasta principios de noviembre, según la ubicación geográfica de las localidades, de cuan benignos hayan sido los inviernos y de cómo aumenten las temperaturas en cada lugar.

Hugo Faiguenbaum M.
Asesor de cultivos
Profesor Universidad de Chile y P. Universidad Católica.

Aspectos principales a considerar en la siembra.

• Sembradora: debe utilizarse una máquina, idealmente de no menos de seis hilleras, que haya tenido una buena mantención en la pretemporada y que cuente con todos los accesorios que se requieren para realizar una buena labor de siembra. Posteriormente, al momento de la siembra, la máquina debe ser muy bien regulada, para lo cual se requiere de algunas horas de tiempo. Una vez comenzada la siembra, es fundamental considerar un chequeo permanente de su labor en terreno.

• Distancia entre hileras: en la generalidad de los casos se usa una distancia de 75 cm; sin embargo,para quienes siembran a 75 cm, lo recomendable es que acerquen las hileras a 70 cm, con lo cual se tendrán más hileras por hectárea, 143 en lugar de 133, pero sin buscar un aumento de la población. La idea es tener más hileras/há, pero con semillas más espaciadas sobre las hileras. Esto, de manera de lograr una mejor distribución de plantas, pero considerando la misma población, por ejemplo, de 100 mil plantas/há.

Una distancia entre hileras de 50 cm. se recomienda sólo para casos particulares, en que se cuente con todas las condiciones y recursos para llevarla a cabo (sembradoras específicas, riego por pivote, cosechadoras con cabezales especiales para trillar a 50 cm, etc.). Por otra parte, si se realizara una siembra a 50 cm, hay que definir bien las poblaciones sin exagerar el número de plantas, el que no debiera sobrepasar en promedio las 120 mil plantas/ha. Para ello, deben considerarse las condiciones de suelo y de clima del lugar y utilizar un híbrido con buena arquitectura, vale decir con un ángulo de hojas que permita una mayor intercepción lumínica. Junto con lo indicado, lo más importante es contar con una máquina sembradora que considere hileras dobles a 20-25 cm y 50 o 55 cm entre las hileras más cercanas de cada grupo de dos hileras o sembrar con una Delta Row, que es una máquina que siembra las hileras en zigzag, maximizando la eficiencia en el uso de la luz.

En el caso de siembras de maíz para silo, en que no se requieren en general cosechadoras especiales, es generalmente recomendable sembrar a 50 cm entre hileras, con máximo un 10% de aumento en la población/ha. En la zona sur, Regiones de Los Ríos y Los Lagos, en general las poblaciones deben ser algo menores, por los mayores problemas de luminosidad. Los resultados para silo, normalmente, se verán mejorados al sembrar a 50 cm y optar por una mejor distribución de las plantas.

• Población de plantas con que se debiera llegar a cosecha: siete plantas por metro lineal, sembrando, ya sea a 70 cm, o también a 75 cm para el caso que se siembre en suelos con limitaciones de luminosidad, de profundidad de suelo o de compactación, entre otras. En caso de utilizar una distancia de 75 cm, y si acompañan las condiciones de suelo, clima, agua y arquitectura del híbrido, las plantas por metro lineal a cosecha pueden llegar a un máximo de 8, si no es así a 7,5 y llegando incluso hasta siete plantas establecidas por metro lineal en suelos con más limitaciones y/o localidades con menor luminosidad.

• Fertilización y ubicación de la mezcla fertilizante: La mezcla fertilizante al suelo debe aportar todo el fósforo y una parte menor del nitrógeno (40 kg/ha en cultivos regados por pivote y hasta 80-90 kg/ha en cultivos regados por surco). La dosis total de nitrógeno a aplicar deberá variar entre 280 kg/ha o algo menos y 450 kg/ha. Dosis más bajas deben emplearse en suelos con limitaciones, principalmente de compactación, siembras más tardías, deficiencias en el suministro de agua y/o en los manejos agronómicos. Por otra parte, al tener muy buenas condiciones, tanto de suelo como de clima y de manejo, los rendimientos podrán superar los 200 q/há, requiriéndose entonces de las dosis más altas de nitrógeno y de los otros nutrientes en general. El potasio, según la cantidad que decida aplicarse, puede ir todo en la mezcla, mientras se apliquen cantidades medias, y si son altas, parte del potasio podrá ir en la mezcla y el resto en presiembra con trompo o posteriormente en postemergencia.

Si se cuenta con riego por pivote, cambia totalmente el panorama, porque, más allá del posible uso de una mezcla base al suelo o de un fosfato mono o diamónico, siempre será aconsejable fertirrigar. Para ello, deberían considerarse fertirriegos en al menos cuatro o cinco ocasiones para el caso del nitrógeno, y agregando, según se vayan alcanzando distintos estados de desarrollo, otros elementos como potasio, boro y zinc.

La mezcla de fertilizantes al suelo debe ubicarse a 4 o 5 cm y no más alejada de 6-7 cm de las hileras de siembra, dependiendo de la cantidad de nitrógeno/há que se suministre a través de la mezcla. Esta, a su vez, debe localizarse idealmente 1 a 2 cm bajo la posición de las semillas.

• Calidad de semilla y disco de siembra: Lo primero es sembrar semilla que sea del año, para asegurar al máximo el vigor y que el porcentaje de germinación sea igual o superior a 93%, e idealmente entre 95 y 98%. El calibre de la semilla debe ser idealmente mediano y con un buen nivel de uniformidad para favorecer la homogeneidad de la siembra. Esto, conjuntamente, con el uso de un disco de siembra cuyo diámetro de orificios sea el correspondiente para el calibre de la semilla que se va a sembrar.

• Desinfección de semilla: La semilla debe ser tratada con un insecticida capaz de controlar las dos plagas que actúan hasta que las plantas alcanzan el estado V2: mosca de la semilla, Delia platura, y gorgojo argentino de las ballicas, Listronotus bonariensis. La semilla también debería ser tratada con un fungicida que actúe sobre el carbón de la panoja, Sphacelloteca reiliana.

• Profundidad de siembra: en siembras realizadas con riego por pivote, lo recomendable es considerar una profundidad de siembra, idealmente de 3,0 cm, hasta un máximo de 3,5 cm. En siembras con riego por surcos, en tanto, la profundidad mínima, en buenas condiciones de suelo, debería de 4 cm, siendo también 5 cm una buena profundidad de siembra.

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Ingenieros crean hidrocooler móvil para el enfriamiento de cerezas en el campo

Los rancagüinos Sebastián Lecaros y Alejandro Astaburuaga diseñaron el primer prototipo de FastCooler en 2019 y ya cuentan con siete equipos. Su apuesta es ser una “válvula de escape” para las exportadoras, que en el peak de la temporada pueden tardar hasta 12 horas en enfriar la fruta en las plantas, lo que afecta su calidad.

“Un emprendedor ve oportunidades allá donde otros solo ven problemas”, dice una célebre frase del destacado empresario estadounidense Michael Gerber. Con ese olfato fue que Sebastián Lecaros, ingeniero agrónomo, y Alejandro Astaburuaga, ingeniero acuicultor, tuvieron una idea.

Corría el año 2016 y el crecimiento del rubro de la cereza en Chile era evidente. Año a año no solo aumentaban las plantaciones en distintas regiones, sino también las toneladas cosechadas cuyo destino principal era China, un apetecido mercado conocido por su alta exigencia.

En el país asiático la cereza es un codiciado regalo para la gigantesca fiesta del Año Nuevo Chino, que convoca a personas de todas partes del mundo. Por lo mismo, cuando un container se abre en los puertos, la cereza debe lucir perfecta. Roja, firme y -muy importante- con su pedicelo verde, como si hubiera sido cosechada hace unos instantes. Hacia allá apunta la permanente sofisticación de los procesos de poscosecha, donde la idea de Lecaros, 53 años, y Astaburuaga, 46 años, dio en el clavo.

Tras una larga experiencia en distintas áreas de la industria agroalimentaria, se percataron de que las exportadoras efectivamente tenían un problema. Cada temporada, en el peak, se producían largos “tacos” de fruta en las plantas de enfriamiento, proceso fundamental que permite que la cereza llegue en óptimas condiciones a destino.

Así nació FastCooler, una empresa que presta servicio de arriendo de hidrocooler móvil que permite enfriar la fruta recién cosechada en los mismos campos de los agricultores. Los equipos, que cuentan con un modelo de eficiencia energética, tienen la capacidad de enfriar 4 mil kilos de cereza por hora, bajando la temperatura de pulpa de 25° a 5° celsius.

“Los estudios confirman la importancia de que la fruta se enfríe no más allá de cuatro horas de haberse cosechado, y durante el peak de la temporada esas cuatro horas se pueden transformar fácilmente en ocho, diez o doce en las plantas de proceso, porque se forma taco. Mientras antes se enfríe la fruta cosechada, mejor, porque luego de las primeras cuatro horas desde la cosecha comienza un proceso de degradación que es irreversible”, explica Lecaros.

El primer prototipo, que es 100% fabricación nacional, lo hicieron en 2016 y ya cuentan con siete equipos. Además, llevan seis años operando y cinco temporadas ofreciendo este servicio desde Ovalle hacia el sur, con un equipo de trabajo permanente de cuatro personas, que durante las cosechas se duplica. Para ellos, estar encima del proceso es clave, tanto para asegurar la calidad del tratamiento como para observar posibles mejoras que se le puedan hacer a las máquinas, las que se actualizan anualmente.

Aseguran que entrar al mercado no les costó, al contrario. “Nuestra idea era una solución que claramente las exportadoras estaban buscando, porque veían cómo las plantas de proceso se veían altamente colapsadas en los meses de cosecha. Entonces, nuestro proyecto se transforma en una válvula de escape”, dice Astaburuaga.

“Hay que ser valiente”

Los dos siempre sintieron que tenían espíritu emprendedor. “Durante todos esos años que estuve trabajando en la industria veía pasar delante mío posibilidades de negocio, de proyectos, todos los días. Siempre estaba con esa espina de hacer algo propio”, comenta Lecaros.

“Yo también quería buscar un proyecto más personal. Siempre entendí que trabajando como empleado de una empresa tenía techo y en esto no tengo techo”, agrega Astaburuaga.

Quienes han emprendido saben que es un proceso muy desafiante, pero no por eso imposible. “Si me preguntas si recomiendo emprender en el agro, yo diría que siempre. No es fácil, hay que ser valiente, porque todos los emprendimientos tienen caídas, que a veces pueden ser de alto costo y hay que estar preparado. Pero cuando das en el clavo es muy satisfactorio saber que estás aportando”, dice Lecaros.

Una ventaja de emprender que destacan ambos es que ahora pueden manejar su propio tiempo y compatibilizar mejor el trabajo con la familia. Aunque admiten que, sobre todo en un inicio, es necesario sacrificar más de un fin de semana. “Siempre es satisfactorio haber logrado dar con una solución clave para un mercado tan importante para Chile, como es la cereza”, agrega Astaburuaga.

En cuanto al principal desafío que han enfrentado, este ha sido convencer al productor de fruta de la conveniencia de instalar estos equipos en sus campos. “La costumbre general del productor es traspasar toda esa responsabilidad a la exportadora, pero eso ha ido cambiando y cada vez son más los agricultores que se preocupan de la calidad de su fruta durante todo el proceso, porque finalmente tiene que ver con el prestigio de Chile en otros mercados”, afirma Lecaros.

Estos emprendedores del agro, además, tienen un segundo rubro. Los dos se dedican a la comercialización de fruta para el mercado interno, donde se conocieron. De esa forma, complementan su emprendimiento con la fruticultura.

Los próximos pasos para FastCooler son explorar otros cultivos que necesiten enfriamiento en el campo, por ahora solo se concentran en la cereza, y también internacionalizar su tecnología. Tienen en la mira Perú, que ha mostrado un notorio crecimiento en uva de mesa, arándanos y que para la temporada 2024-2025 proyectan comenzar a exportar cerezas. “También Argentina podría ser interesante de mirar, ya que ha ido creciendo su industria de cerezas”, agrega Lecaros.

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Torres de viento: la alternativa de control de heladas que toma vuelo

En Chile se han instalado más de 4 mil de estas máquinas que, ante el aumento de las olas de frío, son cada vez más demandadas por los agricultores que quieren proteger sus cultivos.

Las heladas son un fenómeno climático cada vez más común en Chile. El problema es que no solo se trata de un evento climático propio del invierno, cuando las plantas están en dormancia, sino que también pueden ocurrir en primavera, afectando la floración y cuaja de los cultivos, etapas fisiológicas determinantes para una buena cosecha. 

Es así como las heladas se han transformado en uno de los eventos del clima más temidos por los agricultores, sobre todo por la gravedad de los daños que pueden causar.

Las heladas no solo afectan los tejidos vegetales por congelamiento. También perjudican el rendimiento del huerto, la calidad posterior de los frutos y las plantas quedan más propensas a enfermedades y plagas. Asimismo, pueden causar daños en los sistemas de riego e impactar en la polinización, ya que las abejas necesitan temperaturas cálidas para volar. 

No obstante, la tecnología y la innovación en el agro ha permitido, por un lado, que las olas de frío puedan ser anunciadas cada vez con mayor precisión por estaciones meteorológicas, y de esa forma los agricultores puedan prepararse. 

A su vez, se ha potenciado la creación de diversos mecanismos de prevención de heladas. Uno de ellos, y que ha ido ganando terreno entre los productores, son las torres de viento. Se trata de una tecnología que opera mezclando el aire más tibio de la capa de inversión térmica con el aire más frío que se encuentra al nivel de suelo. Su uso es cada vez más demandado en cultivos como la cereza, pero también se utilizan en kiwi, cítricos, uva, paltos y otros carozos como nogales, almendros y ciruelos.   

El aumento de la demanda por esta tecnología, explican especialistas, se debe a varios factores. Uno de ellos es que las olas de frío están siendo cada vez más comunes en zonas donde antes no lo eran, por ejemplo, en el norte del país. Por otra parte, un método más convencional para el control de este fenómeno climático es el uso de aspersores, pero largas temporadas de sequía exigen cuidar el recurso hídrico. 

“Las máquinas de viento son una tecnología de control de heladas que nació hace 80 años en el mundo y que en Chile lleva más de 25 implementándose”, comenta Martín Villaseca, de Tecnipak. 

“La principal ventaja de este método de control de heladas es que resulta efectivo y eficiente, por lo que hoy se usa para proteger cientos de miles de hectáreas de los más diversos frutales alrededor del mundo, con un valor total por hectárea relativamente bajo. En Chile, se han instalado más de 4.000 máquinas de viento”, agrega Villaseca, quienes tienen torres de viento instaladas desde la Región Metropolitana hasta la Región del Biobío.  

Actualmente, la oferta de equipos con esta tecnología es muy variada. Algunos modelos incluyen motores a diésel o a gas, con alternativas de hélices multiaspas, incluyendo encendido automático o telemetría y calefactor central para controlar heladas más severas.

Otra ventaja es que estas torres pueden ser instaladas en diferentes tipos de cultivos y terrenos, lo que las hace adecuadas para diversas condiciones agrícolas. Además, su diseño permite una fácil movilidad y ajuste según las necesidades específicas de cada cultivo.

“Los agricultores conocen la tecnología de los ventiladores de control de heladas desde hace muchos años, pero no se atrevían a instalarlos”, comenta Juan Pablo Calvo, de FrostBoss, quienes desde 2017 ofrecen una alternativa de bajo ruido de funcionamiento y consumo de combustible que puede abarcar entre 6-8 hectáreas, con un consumo de 20 l/h de petróleo. Ellos operan desde la Región de Valparaíso hasta la Región de los Lagos, aunque la mayor concentración es en O’Higgins, una de las zonas más afectadas por heladas. 

Una mayor conciencia por el cuidado del medioambiente y el aumento de regulaciones en esta materia también ha propiciado mejoras en esta tecnología. 

Según explica Villaseca, hasta hace algunos años solo se comercializaban máquinas de dos aspas en Chile. Esas máquinas, aunque eliminaron la contaminación atmosférica asociada al control de heladas tradicional, es decir, las “quemas”, tenían otra desventaja: el ruido. “A raíz de eso se desarrollaron las hélices multiaspas, que disminuyen notablemente el ruido que generan las máquinas de viento. Y el mercado se volcó rápidamente hacia esa solución, por lo que la gran mayoría de las máquinas que se venden son multiaspas”, explica. 

Matías Zuñiga, de Agroimec, presentes en la zona centro norte y centro sur del país, destaca que otras innovaciones que se han integrado en este sistema son la inclusión de sistemas de pronóstico de heladas con empresas extranjeras y de sistemas de partidas automáticas a distancia con celular, además del monitoreo y posicionamiento satelital de las máquinas.

Un aspecto importante a considerar es que si bien las torres de control de heladas pueden contribuir a disminuir los daños en las plantas, cuando se trata de heladas polares será necesario aportar calor, ya que la capa de inversión será débil. “

Para eso existe un calefactor central, que complementa el trabajo de la máquina de viento, aportando calor justo en torno a la torre de la máquina, aprovechando su efecto para repartir ese calor sobre el huerto”, dice Villaseca. 

Zúñiga, de Agroimec, agrega que en estos casos se realiza “un estudio acabado del lugar antes de instalar estos equipos considerando el registro de temperatura del huerto, para así implementar la instalación de calefactores que ayuden a las máquinas de viento en caso de temperaturas muy extremas. Se pueden instalar sensores cerca de los equipos para monitorear las temperaturas y ver la eficiencia de la máquina”. 

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